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Verrugas genitales, displasia y cáncer genital; displasia y cáncer anal



¿Qué es?

El virus papiloma humano (VPH) se transmite a través de la vía sexual. Aproximadamente 40 millones de personas en los Estados Unidos están infectadas con el VPH.

El VPH puede causar tres clases diferentes de enfermedades, principalmente en o alrededor del área genital:

Verrugas: El VPH puede causar verrugas (protuberancias pequeñas, salientes y duras que crecen en grupos), que se forman en o alrededor de la vagina, el ano, o en la punta del pene. A veces también se las llama condylomata acuminata, o condilomas. Las verrugas genitales casi nunca se transforman en cáncer, pero su presencia puede significar que también exista displasia precancerosa y ésto debería ser investigado.
Displasia: Son células anornales que se enuentran dentro del ano o en el interior del cuello del útero (ubicado en la parte inferior del útero o matriz). A diferencia de las verrugas, la displasia no se puede ver ni sentir. La displasia es una enfermedad que se considera pre-cancerosa. Esto no quiere decir que todas las personas que tengan displasia vayan a desarrollar cáncer.
Cáncer (carcinoma): La displasia se puede transformar en cáncer. Los cuatro tipos de cáncer más comunes causados por el VPH son el cáncer cervical, el cáncer anal, el cáncer de recto, y el cáncer de pene. El VPH también puede causar cáncer de la cabeza y el cuello, tal como el cáncer en la boca y la garganta. Si no se diagnostican y se tratan lo más rápido posible, estas formas de cáncer pueden llegar a ser mortales.
Las personas VIH positivas tienen más posibilidades de infectarse con el VPH que las negativas. Las personas VIH positivas también tienen mayores posibilidades de desarrollar verrugas genitales, cáncer cervical, cáncer anal, y cáncer en la cabeza y el cuello a causa del VPH. Comparado a otros tipos de cáncer, cuyas cifras han bajado desde el comienzo de el tratamiento con medicamentos anti-retrovirales (ARV), las cifras de el cáncer anal y en la cabeza/cuello han aumentado. Sin embargo, las cifras de el cáncer cervical han permanecido esencialmente sin cambio. Los investigadores dicen que esto se debe, en parte, a que las personas con VIH están viviviendo por más tiempo, pero con un sistema immune preservado o reparado imperfectamente.
¿Cuáles son los síntomas del VPH?

El VPH no causa signos o síntomas por sí mismo. Las verrugas en o cerca de la zona genital se pueden palpar con el dedo y son visibles a simple vista. La displasia generalmente no causa síntomas evidentes.

¿Cómo se disgnostica el VPH?

Si bien un análisis de sangre es suficiente para saber si hay infección con el VPH, el resultado realmente no brinda mucha información. Estar infectado con el VPH no quiere decir que se desarrollarán verrugas genitales, ni tampoco quiere decir que se desarrollará displasia o cáncer. También, el análisis de la sangre puede proveer un diagnóstico negativo cuando realmente la persona está infectada con VPH.
Si descubres que tienes verrugas genitales, debes comunicárselo a tu proveedor de atención médica. Se debe hacer una biopsia de las verrugas (se toma una muestra a través de un procedimiento de cirugía menor), para determinar si existe la posibilidad de que éstas desarrollen cáncer.
La Displasia Cervical y el Cáncer

Para determinar si existe displasia o cáncer en el útero, el proveedor de atención médica puede realizar una prueba de Papanicolau, en la cual se toman muestras de células del cuello del útero y se examinan bajo un microscopio.

Las mujeres deberían hacerse su primer Papanicolau a los 18 años de edad o cuando comiencen a tener relaciones sexuales, lo que ocurra primero. Se recomienda que las mujeres VIH positivas se hagan un Papanicolau cada seis meses. Los hombres y las mujeres que practiquen sexo anal deberían realizarse un Papanicolau anal en forma rutinaria.

Si el resultado del Papanicolau es anormal, se deberían hacer estudios más minuciosos. En este caso se utiliza un colpóscopo-un procedimiento que utiliza un microscopio para ampliar la visión de la vagina y el cuello delútero durante un exámen pélvico- para saber si existen parches cancerosos o pre-cancerosos, o lesiones dentro o alrededor del cuello del útero. Estas lesiones se conocen generalmente como neoplasia intraepitelial cervical (NIC). Si se llegaran a encontrar este tipo de lesiones, se puede realizar una biopsia para obtener más información acerca de las células anormales.

Dependiendo de los resultados de la biopsia, la NIC se pueden clasificar en tres etapas distintas: I, II ó III. La etapa de la displasia depende del grosor de las células anormales dentro de la pared cervical. Se puede considerar la NIC I como una forma leve de displasia, que por lo general no necesita terapia (pero se la debe vigilar atentamente), mientras que la NIC II ó III se consideran formas más avanzadas de displasia que tienen más posibilidades de desarrollar cáncer. Las formas más avanzadas de NIC a menudo requieren tratamiento para evitar que desarrollen cáncer.

La Displasia Anal y el Cáncer

No se ha determinado todavía el mejor método para detectar la displasia anal o el cáncer. Algunos profesionales de la salud recomiendan el exámen Papanicolau (PAP) anal rutinario-la colección de células de la pared anal para el análisis en el laboratorio-seguido por la visualización directa, o anoscopio, si los resultados son anormales. Otros profesionales de la salud dudan la efectividad del PAP anal y prefieren referir a sus pacientes a un especialista quien hace un exámen de visualización directa más sensitivo. De cualquier manera, los expertos del VPH recomiendan exámenes rutinarios para la displasia anal para todos los hombres VIH positivos quienes tienen sexo con hombres y para las mujeres con un historial médico de displasia cervical. Existen estudios en proceso o planificados para aclarar cuáles son los mejores métodos para vigilar la displasia anal y para confirmar que su tratamiento pueda reducir el riesgo de desarrollar cáncer anal.

La Universidad de California en San Francisco mantiene una lista de profesionales de la salud entrenados para hacer la anoscopía. Puede encontrar la lista AQUI.

La clasificación para la neoplasia intraepitelial anal (NIA) es similar a la utilizada para el NIC, discutida anteriormente.

¿Cómo se trata el VPH?

Los únicos tratamientos disponibles son los que se realizan extrayendo y destruyendo las células anormales, como las células que forman las verrugas genitales, o la displasia cervical/anal o el cáncer. Continúan los estudios de tratamientos que apuntan a atacar la causa subyacente de estos problemas (el VPH).

Como se explicó anteriormente, las verrugas genitales y la displasia de grado inferior, no requieren tratamiento, pero a veces es conveniente para evitar que la enfermedad avance. Pero sí se recomienda tratamiento para la displasia intermedia y de grado superior, como así también para el cáncer cervical o anal, para evitar que se conviertan en problemas mortales.

Tratar las verrugas, la displasia y los cánceres depende del lugar y la gravedad de la enfermedad. A continuación daremos una descripción de los tratamientos disponibles y cuándo se realizan:

Medicamentos tópicos: Geles y cremas tópicas (por ejemplo: podofilox, podophyllum, trichloroacetic acid e imiquimod), que se usan solamente para el tratamiento de las verrugas genitales. Tales productos han demostrado tener una efectividad del 30% al 80% para disminuir, a veces dramáticamente, el tamaño de la verruga genital. Todos los tratamientos tópicos, con excepción de imiquimod, se pueden usar para tratar las verrugas dentro del ano o de la vagina. Estos medicamentos no son efectivos para el tratamiento de la displasia anal, cervical ni del cáncer.
En la crioterapia se utiliza nitrógeno líquido para congelar las verrugas u otros parches de células anormales (lesiones, displasia), dentro o cerca de los genitales. Este es uno de los tratamientos más fáciles y se puede llevar a cabo en el consultorio del doctor. Por lo general, este tratamiento se indica para tratar verrugas genitales o displasia de grado inferior. Generalmente, no se recomienda su utilización en pacientes con displasia intermedia o de alto grado.
El tratamiento con láser es más agresivo que la crioterapia y utiliza un haz de luz muy potente para quemar y extraer el tejido anormal del ano o del cervix. Este tipo de tratamiento requiere hospitalización. El tratamiento con láser es efectivo en displasias intermedias o de grado superior, siempre y cuando la lesión sea visible a través de un colpóscopo o un anoscopio.
Escisión electroquirúrgica (LEEP, siglas en inglés): Es una clase de cirugía y casi siempre requiere hospitalización. Como en el caso de la terapia láser, este tratamiento no debería realizarse en lesiones que son tan profundas como para ser vistas utilizando un colpóscopo o un anoscopio.
La cirugía/biopsia conal son muy comunes en la actualidad. En este tratamiento se extrae el tejido anormal de la zona anal o cervical para poder obtener un buen diagnóstico y poder realizar un efectivo tratamiento de la displasia.
Cirugía radical/radiación/quimioterapia: El cáncer anal y cervical (carcinoma) se trata como cualquier otra forma de cáncer. La radiación y/o la cirugía son necesarias para destruir o extraer el cáncer y el tejido que lo rodea. Si el cáncer se disemina (hace metástasis), generalmente se realiza quimioterapia para destruir las células cancerosas en otras partes del cuerpo.
Se encuentra en desarrollo una terapia de base inmunológica llamada HspE7 para pervenir la re-aparición de displasia anal en personas VIH positivas. Vea la sección siguiente de esta lección, relacionada con las vacunas activas contra el VPH.

Debido a que el objeto de tratar la displasia es prevenir el desarrollo del cáncer, las personas que han sido diagnosticadas con NIC o NIA de clasificación II o III deben ser observadas de cerca incluso después de un tratamiento exitoso de las lesiones. La observación debe incluir la colposcopía o la anoscopía.
¿Se pueden prevenir las verrugas o la displasia?

En mayo de 2006, un comité asesor de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, siglas en inglés) de los Estados Unidos votó unánimemente para recomendar la aprobación de Gardasil, una vacuna preventiva desarrollada por Merck & Co. Los estudios clínicos han demostrado que Gardasil es seguro y efectivo para la prevención del cáncer de cuello de útero y de la displasia de cuello de útero, vulva y vagina. GlaxoSmithKline tiene una vacuna similar, llamada Cervarix, la cual ha sido aprobada para el uso en mujeres jóvenes y niñas por el FDA.

Gardasil y Cervarix protegen contra cuatro tipos de los VPH: tipos 6, 11, 16 y 18. Se calcula que los VPH 16 y 18 son los causantes del 65% de los casos de cáncer de cuello de útero y que puede producir cáncer vulvar y vaginal. También se cree que estos tipos de VPH son la causa más común de cáncer anal. Los VPH tipos 6 y 11 son los responsables de la mayoría de las verrugas genitales y de las anormalidades cervicales y anales de bajo grado. La Administración de Alimentos y Fármacos aprobó el uso de Gardasil para prevenir verugas genitales en niñas y hombres en octubre 2009 y amplió la aprobación de la vacuna para prevenir el desarrollo de lesiones precancerosas en el ano para ambos hombres y mujeres en diciembre 2010.

Aún no se ha determinado la seguridad y efectividad de Gardasil en personas VIH positivas.

Gardasil y Cervarix no previenen el desarrollo o el empeoramiento de las lesiones precancerosas o de las verrugas en las personas que ya están infectadas con los cuatro tipos contra los que la vacuna fue desarrollada. Debido a que el VPH se transmite fácilmente y con mucha frecuencia a través de actividades sexuales, esto significa que la vacuna tiene que aplicarse antes de que las personas sean sexualmente activas (por ejemplo: niños en edad escolar). En otras palabras, no está claro si estas vacunas serán efectivas para adultos sexualmente activos, incluyendo aquellos infectados con el VIH. Se están llevando acabo estudios en mujeres VIH positivas de major edad con un historial médico de actividad sexual, pero sin historial de infección con el VPH.

Para las personas que tienen displasia anal (y posiblemente cervical), causada por el VPH, se están estudiando vacunas terapéuticas. Estas vacunas están siendo desarrolladas para fortalecer la respuesta inmunológica contra el virus. Esto podría reducir la necesidad de tratamientos invasivos (como los resumidos en la sección anterior de esta lección) y/o reducir el riesgo de displasia recurrente después de un tratamiento exitoso. Un reciente estudio con la vacuna terapéutica HspE7 de Nventa Biopharmaceuticals concluyó que ésta es segura y potencialmente efectiva en hombres y mujeres VIH positivos con displasia anal.

En cuanto a la prevención de la transmisión sexual de VPH, un estudio publicado en junio de 2006 en el New England Journal of Medicine, concluyó que los condones pueden ayudar a reducir el riesgo de transmitir el VPH. El estudio, conducido por investigadores en la Universidad de Washington, Seattle, refutan los resultados de análisis previos que concluyeron que el uso de condones no disminuye el riesgo de transmisión de la infección con VPH.

De acuerdo con los resultados del estudio, las mujeres cuyas parejas usaron condones siempre que mantuvieron relaciones sexuales vaginales, tuvieron un 70% menos de posibilidades de adquirir el VPH que las mujeres cuyas parejas sexuales usaron condones menos del 5% de las veces. Incluso en las mujeres cuyas parejas usaron condones más de la mitad de las veces, se observó un 50% de disminución del riesgo, en comparación con aquellas cuyas parejas usaron condones menos del 5% de las veces. Además, ninguna de las mujeres que reportaron el uso consistente de condones tuvo evidencia de desarrollar lesiones de cuello de útero pre-cancerosas o cancerosas, en comparación con varios informes de lesiones pre-cancerosas en mujeres que nunca usaron condones o que los usaron de manera inconsistente para mantener relaciones sexuales vaginales.

Si bien este estudio no analizó la efectividad de los condones para prevenir la infección anal con el VPH, el riesgo reducido de infección con el VPH cuando se usan condones correctamente y de manera consistente para mantener relaciones vaginales, sugiere que podría haber un beneficio similar para hombres y mujeres que mantienen relaciones sexuales anales.

Las examinaciones anales/vaginales rutinarias y las pruebas de Papanicolaou son cruciales. Si bien no pueden prevenir las verrugas ni la displasia, pueden ayudar a diagnosticarlas antes de que avancen y causen problemas más graves.

¿Hay algún tratamiento en desarrollo para el VPH, las verrugas genitales o la displasia cervical o anal?

Si estás interesado en participar en algún estudio clínico con nuevas terapias para el tratamiento o prevención de los problemas relacionados con la infección con el VPH, existe una página interactiva dirigida disponible para averiguar acerca de los estudios clínicos es AIDSinfo.nih.gov, un sitio dirigido por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (National Institutes of Health). Dichas páginas tienen "especialistas en información sobre la salud", con los que te puedes comunicar llamando al número gratuito 1-800-HIV-0440 (1-800-448-0440).