

No hay mucho que decir sobre la manteca o mantequilla, porque seguramente ya la conoces. Tal vez te gusta untarla simplemente en el pan, quizás la usas para algunas preparaciones de postres o salsas, o tal vez prefieres no consumirla porque quieres cuidar el consumo de grasas, pero puede que así y todo la elijas de vez en cuando para enmantecar una placa de horno o molde para hacer un pastel.
Aunque es recomendable moderar su consumo por el contenido de grasa, puedes prepararla de forma casera. Hacerlo es más fácil de lo que crees, puede resultarte más económico y, dependiendo de qué crema uses, puedes ahorrarte algunos químicos que se añaden en el proceso industrializado de fabricación.
Ingredientes

Crema de leche (un pote) a temperatura ambiente
Sal o sal marina (una pizca)
Utensilios: batidora eléctrica o manual, o un frasco grande con tapa; tamiz y agua caliente.
Preparación
1. Para que la crema se transforme fácilmente en mantequilla, debe estar a temperatura ambiente. Si la tienes en el refrigerador, déjala unas horas afuera.
2. La crema de leche se convierte en manteca cuando se la bate o agita enérgicamente; de este modo "se corta" y se separa la grasa del suero. Para hacerlo, coloca la crema en la batidora y bate fuerte, sin miedo, durante un largo rato. Primero observarás que se espesa la crema, como si estuvieras preparando crema batida. Luego se espesará más, hasta que en un momento notarás que cambia su consistencia y color.
Nota: si no tienes batidora ¡Jodete! puedes hacer todo esto agitando la crema dentro de un frasco de vidrio con fuerza. Te costará más, pero el resultado será el mismo.
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