Jeremy Mayer utiliza viejas máquinas de escribir para crear estas complejas esculturas de figuras humanas y animales anatómicamente correctos. El escultor e ilustrador estadounidense recoge las máquinas que se encuentra por la calle o le donan, a fin de crear algo increíble y único. Fantásticas esculturas muy realistas que pueden, incluso, mover las articulaciones.
Lo increíble es que Mayer no utiliza ni soldaduras ni pegamentos para mantener unidas las piezas, las encastra y además no suma a las esculturas ningún elemento ajeno que no se encuentre en una máquina de escribir.
El lo define así: "Cuando tenía alrededor de 10 años solía sentarme en el suelo al lado de la vieja máquina de escribir Underwood de mi madre, presionando las teclas y examinando los mecanismos interiores. A mediados de la década de 1990 pintaba ilustraciones y dibujos con temas de fantasía y de ciencia ficción, llena de componentes y sus funciones. En esas fechas un familiar me encargó llevar una máquina de escribir a una tienda de segunda mano para venderla y en vez de llevarla decidí que iba a ver lo que había dentro de esa pequeña Olivetti que me habían dado. Me encantó lo que vi".


Lo increíble es que Mayer no utiliza ni soldaduras ni pegamentos para mantener unidas las piezas, las encastra y además no suma a las esculturas ningún elemento ajeno que no se encuentre en una máquina de escribir.
El lo define así: "Cuando tenía alrededor de 10 años solía sentarme en el suelo al lado de la vieja máquina de escribir Underwood de mi madre, presionando las teclas y examinando los mecanismos interiores. A mediados de la década de 1990 pintaba ilustraciones y dibujos con temas de fantasía y de ciencia ficción, llena de componentes y sus funciones. En esas fechas un familiar me encargó llevar una máquina de escribir a una tienda de segunda mano para venderla y en vez de llevarla decidí que iba a ver lo que había dentro de esa pequeña Olivetti que me habían dado. Me encantó lo que vi".











