Hola, mi nombre es Víctor. Tengo 23 años y vivo en Misiones, Argentina.
Soy un chico como cualquiera, estudiante de abogacía, amo las fiestas y a las mujeres; detesto estar encerrado en mi casa por mucho rato, por eso paso mucho tiempo con mis amigos, vamos juntos de aquí para allá. Sus nombres son Ignacio y Micaela. Nos conocemos de toda la vida.
Siempre estamos queriendo hacer cosas nuevas, como viajar cuando podemos, organizar fiestas clandestinas en la casa quinta de mi abuelo, ir por las noches al cementerio, jugar juegos como el de la copa u ouija. Necesitamos de esa adrenalina. Solo buscamos divertirnos como cualquier persona joven después de tanto estudio y/o trabajo.
Voy al grano.
Cuando paso todo los que les voy a contar a continuación era sábado por la madrugada, en eso de las 1 am.
Micaela, Ignacio y yo decidimos ir a la casa quinta de mi abuelo para poder boludiar un rato, tomar unas cervezas, fumar porro y escuchar música.
Ya en la casa quinta, en eso de las 1:48 am. Ignacio encontró el tablero de la ouija y nos insistió a que lo jugásemos. Micaela no estaba del todo convencida ya que estaba muy borracha y fumada, pero al final logró convencerla. Nos pusimos serios y comenzamos. Fue como todas las veces anteriores que lo habíamos hecho, ¡Nada distinto!
Eran las 2:34 cuando decidimos terminar con el juego, para ponernos a escuchar música, bailar, beber, fumar, hablar o solo flotar en nuestra imaginación.
Micaela, amante de la fotografía, había llevado su cámara y empezó a sacar fotos, en una me pidió que me sacase una foto del fondo a la casa, entonces salimos para afuera y me fotografió. Le pedí que me la mostrara, por si estaba fea que la volvamos a repetir y cuando la estábamos mirando, por la ventana del segundo piso se veía una imagen de una mujer. Nos sorprendimos mucho y cuando miramos hacia la ventana no había nada, volvimos a mirar la foto y ahí estaba.
Esto nos llamo mucho la atención así que decidimos entrar a la casa de nuevo para investigar.
Ignacio tomó una pala que estaba recostada a la pared de la casa, por precaución, y yo busque el arma de fuego que mi abuelo tenía guardada en un cajón del mueble del living.
Subimos al segundo piso, yo primero, Ignacio segundo y Micaela última. Llegamos a donde habíamos visto a aquella mujer, pero la pieza estaba cerrada con llave, ya que era la pieza de mi tía Nora.
Nora tenía 17 años cuando se suicidó en aquel cuarto. ¿Por qué lo había hecho? Simplemente porque mis abuelos no la habían dejado salir un fin de semana, a lo cual ella decidió escaparse y al volver su madre (Osea mi abuela) le abofeteó; era la primera vez que le pegaba en toda su corta vida. Entonces, no se porque lo llevó tan al extremo y decidió quitarse la vida de un tiro en la sien, con la misma pistola que yo tenía en mi mano en ese momento.
Como no teníamos copia de la llave de aquella habitación, decidimos romper la puerta a patadas, para poder abrirla.
Al hacerlo, en aquel cuarto no había nada, mas que sus antiguas pertenencias y debo admitir también, de que había mucha energía negativa en aquel lugar, lo que hacía que nos quisiéramos ir todos urgente de aquel cuarto y de la casa quinta.
Pero antes de salir yo me lleve conmigo un cuaderno, de esos que tienen tapa dura. Al parecer era su diario íntimo.
Saben… Desde que lo tengo conmigo que escucho cosas extrañas, como que la escucho a ella, a mi tía, pidiéndome ayuda; o siento escalofríos en la espalda. Casi no duermo por las noches.
Estoy asustado, tengo miedo, mucho miedo.
Quizás solo tengo que deshacerme del maldito diario íntimo, y lo eh intentado pero lo único que consigo es encontrármelo en algún lugar de la casa nuevamente.
Soy un chico como cualquiera, estudiante de abogacía, amo las fiestas y a las mujeres; detesto estar encerrado en mi casa por mucho rato, por eso paso mucho tiempo con mis amigos, vamos juntos de aquí para allá. Sus nombres son Ignacio y Micaela. Nos conocemos de toda la vida.
Siempre estamos queriendo hacer cosas nuevas, como viajar cuando podemos, organizar fiestas clandestinas en la casa quinta de mi abuelo, ir por las noches al cementerio, jugar juegos como el de la copa u ouija. Necesitamos de esa adrenalina. Solo buscamos divertirnos como cualquier persona joven después de tanto estudio y/o trabajo.
Voy al grano.
Cuando paso todo los que les voy a contar a continuación era sábado por la madrugada, en eso de las 1 am.
Micaela, Ignacio y yo decidimos ir a la casa quinta de mi abuelo para poder boludiar un rato, tomar unas cervezas, fumar porro y escuchar música.

Ya en la casa quinta, en eso de las 1:48 am. Ignacio encontró el tablero de la ouija y nos insistió a que lo jugásemos. Micaela no estaba del todo convencida ya que estaba muy borracha y fumada, pero al final logró convencerla. Nos pusimos serios y comenzamos. Fue como todas las veces anteriores que lo habíamos hecho, ¡Nada distinto!

Eran las 2:34 cuando decidimos terminar con el juego, para ponernos a escuchar música, bailar, beber, fumar, hablar o solo flotar en nuestra imaginación.
Micaela, amante de la fotografía, había llevado su cámara y empezó a sacar fotos, en una me pidió que me sacase una foto del fondo a la casa, entonces salimos para afuera y me fotografió. Le pedí que me la mostrara, por si estaba fea que la volvamos a repetir y cuando la estábamos mirando, por la ventana del segundo piso se veía una imagen de una mujer. Nos sorprendimos mucho y cuando miramos hacia la ventana no había nada, volvimos a mirar la foto y ahí estaba.

Esto nos llamo mucho la atención así que decidimos entrar a la casa de nuevo para investigar.
Ignacio tomó una pala que estaba recostada a la pared de la casa, por precaución, y yo busque el arma de fuego que mi abuelo tenía guardada en un cajón del mueble del living.
Subimos al segundo piso, yo primero, Ignacio segundo y Micaela última. Llegamos a donde habíamos visto a aquella mujer, pero la pieza estaba cerrada con llave, ya que era la pieza de mi tía Nora.

Nora tenía 17 años cuando se suicidó en aquel cuarto. ¿Por qué lo había hecho? Simplemente porque mis abuelos no la habían dejado salir un fin de semana, a lo cual ella decidió escaparse y al volver su madre (Osea mi abuela) le abofeteó; era la primera vez que le pegaba en toda su corta vida. Entonces, no se porque lo llevó tan al extremo y decidió quitarse la vida de un tiro en la sien, con la misma pistola que yo tenía en mi mano en ese momento.
Como no teníamos copia de la llave de aquella habitación, decidimos romper la puerta a patadas, para poder abrirla.
Al hacerlo, en aquel cuarto no había nada, mas que sus antiguas pertenencias y debo admitir también, de que había mucha energía negativa en aquel lugar, lo que hacía que nos quisiéramos ir todos urgente de aquel cuarto y de la casa quinta.
Pero antes de salir yo me lleve conmigo un cuaderno, de esos que tienen tapa dura. Al parecer era su diario íntimo.

Saben… Desde que lo tengo conmigo que escucho cosas extrañas, como que la escucho a ella, a mi tía, pidiéndome ayuda; o siento escalofríos en la espalda. Casi no duermo por las noches.
Estoy asustado, tengo miedo, mucho miedo.
Quizás solo tengo que deshacerme del maldito diario íntimo, y lo eh intentado pero lo único que consigo es encontrármelo en algún lugar de la casa nuevamente.
