Invertí horas de mi infancia diseñando campos de batalla para que se queden quietitos apuntandose unos a otros. La imaginación a mil por hora simplemente con pequeñas estatuas de plástico.
Me divertía mucho armar dos bandos y agarrar un palo, enrollarle una bolsa de plástico y darle fuego, las gotas de plastico en llamas eran el ataque aereo...
Ir a la casa de la abuela y en el pasto y la tierra era ideal para que la imaginación vuele...
Hacer zanjas para las trincheras y llenar otras con agua para que parezcan rios...
La pucha, se me pianta un nostalgico lagrimón.
Gracias por pasar a los que pasaron...