Es una de las candidatas favoritas del certamen de Miss Venezuela 2014. La representante del estado de Falcón tiene piel oscura, lleva la cabeza rapada por elección y muestra con orgullo una de sus manos sin un dedo que perdió en un accidente.
En una entrevista exclusiva con el Huffington Post, la joven afirmó: "Cuando uno pertenece a las minorías debe pensar en grande, no debes conformarte con las limitaciones que te pueda dar la vida, hay que pensar en grande porque los sueños están ahí y no nos cobran por soñar".
Jennifer nació en una familia muy humilde y su mamá llevó adelante el hogar. De creencia cristiana, desde muy pequeña pasó gran parte de su vida dentro de la iglesia. Fue precisamente ahí donde a los 15 años perdió un dedo de su mano izquierda cuando tocó un cable con electricidad y estalló.
"No puedo negar que los dos primeros meses sin dedo fueron muy difíciles porque era una adolescente, me costó pararme, pero sin embargo mi núcleo familiar y mis amigos me hicieron ver que en la comunidad en donde yo vivía había muchas personas diferentes, y sí aprendí a vivir con lo que tengo, a dar más de lo que tengo", dice recordando aquel terrible episodio.
Y cuenta: "En el 2010 gané la Feria de Valencia y decidí cambiarme de ser Miss a ser modelo porque realmente en mi país es una buena ventana, ganaba mucho dinero, estaba súper chama (joven), tenía 18 años, y estaba comenzando la universidad. Y además no es necesario tener cabello para expresar lo que tú quieres o eres, creo que es parte de mi personalidad porque al momento de hacerlo fue un reto y yo soy una mujer de retos", cuenta Jennifer.









En una entrevista exclusiva con el Huffington Post, la joven afirmó: "Cuando uno pertenece a las minorías debe pensar en grande, no debes conformarte con las limitaciones que te pueda dar la vida, hay que pensar en grande porque los sueños están ahí y no nos cobran por soñar".
Jennifer nació en una familia muy humilde y su mamá llevó adelante el hogar. De creencia cristiana, desde muy pequeña pasó gran parte de su vida dentro de la iglesia. Fue precisamente ahí donde a los 15 años perdió un dedo de su mano izquierda cuando tocó un cable con electricidad y estalló.
"No puedo negar que los dos primeros meses sin dedo fueron muy difíciles porque era una adolescente, me costó pararme, pero sin embargo mi núcleo familiar y mis amigos me hicieron ver que en la comunidad en donde yo vivía había muchas personas diferentes, y sí aprendí a vivir con lo que tengo, a dar más de lo que tengo", dice recordando aquel terrible episodio.
Y cuenta: "En el 2010 gané la Feria de Valencia y decidí cambiarme de ser Miss a ser modelo porque realmente en mi país es una buena ventana, ganaba mucho dinero, estaba súper chama (joven), tenía 18 años, y estaba comenzando la universidad. Y además no es necesario tener cabello para expresar lo que tú quieres o eres, creo que es parte de mi personalidad porque al momento de hacerlo fue un reto y yo soy una mujer de retos", cuenta Jennifer.









