
LAS HIENAS se parecen vagamente a los perros, si bien tienen un aspecto muchísimo menos simpático. Su cuerpo es tosco, con el cuello grueso, la cabeza robusta, el hocico también grueso y obtuso, sin la menor gracia. Las patas delanteras son más largas que las traseras, de forma que el lomo se presenta inclinado; los pies están provistos de cuatro dedos. El corte oblicuo de los ojos da a estos animales una expresión pérfida y agresiva. El pelo largo, áspero y rizado, que en el dorso se alarga en una crin cerdosa, y su color a menudo oscuro son otros elementos que contribuyen a dar a la hiena un aspecto francamente desagradable. Añádase a esto que son animales nocturnos, dotados de una voz desentonada, estridente, muchas veces parecida a una risa histérica; además son ávidas por naturaleza, emanan un olor nauseabundo y andan con un paso como renqueante.

La extraordinaria robustez de los dientes, gruesos y macizos, permite a la hiena aprovechar los restos del alimento de otros carnívoros, ya que pueden despedazar fácilmente los huesos de cualquier tamaño. Otras características de las hienas son sus fortísimos maseteros; así como las glándulas salivales, muy desarrolladas; la lengua cubierta de verrugas córneas, y las glándulas fétidas, situadas en la región anal.

Las hienas verdaderas -excluidos los proteles- habitan con preferencia las llanuras herbosas, en las que abunden las rocas, los matorrales y árboles de poca altura; a veces se encuentran también en las estepas y en los desiertos. De día no se dejan ver casi nunca, ya que sus actividades se desarrollan especialmente de noche: tras la puesta del sol se puede oír en la lejanía el lúgubre aullido de los individuos que se hallan dispersos por el campo o reunidos en pequeñas manadas.

La voz de la hiena rayada, aunque muy desentonada, no es tan desagradable como la de las otras: la componen una serie de sonidos, bajos y altos, y sobre todo estridentes, alternados con una especie de murmullo. En cambio, el aullido de la hiena manchada parece de verdad una siniestra y espantosa carcajada. Por la noche las hienas están siempre en movimiento y ni siquiera los perros logran atemorizarlas; tanto es así que con frecuencia penetran en los poblados y por la mañana regresan a sus escondrijos.

En sus correrías nocturnas se guían tanto por el olfato como por la vista y el oído. En cuanto olfatean una presa dejan de aullar y avanzan con paso breve pero rápido, mirando siempre a su alrededor y olfateando el aire, dispuestas a la huida si se presenta cualquier peligro. Cuando no logran encontrar ningún cadáver, suelen atacar a los animales incapaces de defenderse, así como a los domésticos, por ejemplo ovejas, cabras, bueyes, etc. Pero por lo general las hienas sólo atacan a los animales vivos y sanos cuando no logran encontrarlos enfermos, cansados o muertos. Estos últimos constituyen su alimento preferido.

No se tiene noticia de que las hienas rayadas hayan atacado al hombre, pero unánimemente se habla del peligro que constituye la hiena manchada: este animal suele acechar a los niños; a los adultos sólo los ataca si se da cuenta de que están dormidos, enfermos o, por lo menos, muy cansados.

La HIENA RAYADA es uno de los huéspedes más conocidos de los zoos. Su pelaje es basto, híspido, de color gris amarillento; a menudo, la parte anterior del cuerpo es completamente negra. La cola puede ser de color uniforme o listada. La cabeza es grande y las orejas tiesas, grandes y desnudas. Los individuos jóvenes se parecen a los adultos.

La hiena rayada se halla dispersa en un área mucho más amplia que sus afines; vive en una zona que comprende parte de Africa y toda Asia meridional, desde el Mediterráneo al golfo de Bengala. En cambio no se la encuentra en Ceilán.
http://www.youtube.com/v/t83jYC3ewUc
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=t83jYC3ewUc
La HIENA MANCHADA se distingue por su corpachón robusto y por el pelaje salpicado de manchas castaño oscuro. La cola aparece anillada en castaño y tiene la punta negra. Pueden encontrarse individuos de muy diversas tonalidades.
http://www.youtube.com/v/pEoy98EScJY
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Sus hábitos de vida se parecen mucho a los de las especies afines. Sin embargo, esta hiena es más temida que las otras debido a su fiereza y a su excepcional robustez. Muchos viajeros dicen que las hienas manchadas atacan al hombre sin ser provocadas, especialmente a los que encuentran dormidos o muy cansados.
Durante sus cacerías nocturnas esas hienas recorren largos trayectos, utilizando muchas veces la misma ruta. Se acercan a los poblados cuando ya es de noche cerrada, aunque no es extraño escuchar, desde antes de la puesta del sol, su lúgubre aullido.
Por su aspecto, el PROTELES se parece a la hiena rayada; pero tiene las orejas de mayor tamaño y las patas anteriores provistas de cinco dedos.
El pelaje, formado por una lanilla suave y largos pelos cerdosos, presenta listas laterales negras, que destacan sobre fondo amarillento. La cabeza es negra, salpicada de amarillo, y el hocico castaño oscuro. Por las zonas ventrales el cuerpo es amarillo blancuzco, y la segunda mitad de la cola es negra. A lo largo del dorso los pelos cerdosos se alargan hasta formar una crin negra, también salpicada en amarillo; en la cola el pelo es muy abundante.
El alimento de estos animales consiste, casi exclusivamente, en insectos, sobre todo termas y larvas. En este sentido, el proteles es virtualmente un insectívoro, si bien no deja de alimentarse de ciertos vertebrados recién nacidos y puede masticar carnes putrefactas.