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A los trece años, el sexo importa. Piensas en él seguro, probablemente cada día. Lo que no es tan habitual es que a esa edad decidas dedicar tus horas de escuela a investigar sobre un asunto como la 'cultura de la violación'.

Tessa Hill y Lia Valente viven en Toronto. Su vida se parece a la de cualquier adolescente de su edad de la mitad occidental del mundo. Salvo por un valioso detalle: a sus treces años, las chicas han conseguido cambiar el curso de la educación sexual en toda su provincia, Ontario, y es más que probable que la ola que han levantado se acabe extendiendo al resto de Canadá.

Su pequeña hazaña se ha vuelto viral, y ellas van camino de convertirse en las nuevas celebridades del feminismo teen.

Y todo a raíz de un trabajo de clase.

Por una 'cultura del consentimiento'

En su octavo curso, Tessa y Lia debían desarrollar un proyecto para su clase de ciencias de la información. Podían haber elegido cualquier tema. Y ellas decidieron: querían investigar sobre cómo los medios de comunicación contribuyen a la cultura de la violación, y hacerlo en forma de documental. Sin miedo.

Queremos que la educación nos enseñe que existen muchas maneras de decir no
Tessa y Lia se lanzaron a explorar los rasgos que definen esos entornos en los que la violencia sexual infligida contra la mujer se naturaliza, se trivializa y se ve como algo normalizado, a la vez que se niega y acaba encontrando justificación en los medios y en la cultura popular. Y todo debido a actitudes sociales sobre el género, el sexo y la sexualidad. Actitudes de las que tú y yo también somos partícipes, a veces sin darnos cuenta. Cada vez que dudamos del testimonio de una víctima, cada vez que usamos un lenguaje misógino, cada vez que llamamos ‘puta’ por despecho o pensamos aquello de “esta se lo venía buscando”, nos convertimos en parte del problema. Y esto es algo que Tessa y Lia saben bien.

Mientras trabajaban en su documental, a raíz de las entrevistas que mantuvieron con diversas personas dedicadas al asesoramiento y las terapias relacionadas con la violencia sexual, Tessa y Lia llegaron a una conclusión: educar a los jóvenes en lo que constituye el consentimiento puede ayudar a prevenir futuros asaltos sexuales.

Es de perogrullo, pero a veces son esas medidas simples las más complicadas de ver. A su parecer, era un tema que no se estaba tratando lo suficiente, y desde luego no en las escuelas. Así que decidieron hacer algo al respecto.

Cuando NO significa NO




"Vivimos en una cultura en la que la violación y la violencia sexual es esperada y aceptada como la norma. En Canadá, una de cada cuatro mujeres experimenta al menos un incidente de violencia sexual a lo largo de su vida. La mitad de esos asaltos se producen contra mujeres menores de 16 años. Eso es demasiado".

Así reza la petición que las chicas lanzaron a finales de diciembre a través de change.org. ¿Su demanda? Que el tema del consentimiento se incluya en los planes de estudios sobre educación sexual y sanitaria. Unos planes que, en el caso de Ontario, no han sido revisados desde 1998.


Ahora toca tomarles el relevo, aquí y en cada rincón del mundo, para llevar esta cuestión a la conversación global

"Necesitamos que el currículo enseñe lo que es un consentimiento claro, entusiasta y afirmativo, cómo se ve y cómo suena. Queremos una educación sexual que enseñe a nuestros iguales que 'Sí significa Sí'. Que comparta con nuestros compañeros que un consentimiento afirmativo es un entusiasta '¡Sí por favor! entre dos personas. Queremos que la educación nos enseñe que existen muchas maneras de decir no. Que eduque a la gente joven en que el silencio no es consentimiento y que 'NO significa NO".

Su petición se cerró hace pocos días. Lograron más de 40.000 firmas de apoyo.

Las chicas han hecho tanto ruido que la Primer Ministro de Ontario, Kathleen Wynne, ya ha anunciado planes para introducir el tema del consentimiento en la educación sexual de los alumnos más jóvenes de la región empezando este mismo invierno. Es un primer paso. Ahora toca tomarles el relevo, aquí y en cada rincón del mundo, para llevar esta cuestión a la conversación global.

Victoria para Tessa y Lia. Victoria para todas.


Amigo varón, ni se te ocurra pensar que esto no va contigo: si eres hombre, formas parte de la cultura de la violación