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La historia siempre nos ha regalado relatos increíbles, vidas dignas de ser evocadas desde la mente del escritor más brillante del universo, y que aun así mantienen su veracidad. Muchas veces hemos escuchado la frase “la realidad supera a la ficción”, y en estos cuatro casos queda completamente demostrado:

Louis Braille

Louis Braille nació en Francia en el año 1809, es conocido por inventar un sistema táctil de escritura para invidentes que luego fue convertido en el sistema de lectura y escritura más utilizado dentro de los programas de educación para ciegos alrededor de todo el mundo. Pero su historia comienza en 1812:


A los tres años de edad Braille sufrió un accidente mientras intentaba imitar la labor de su padre en el taller familiar de talabartería. Un cuchillo daño uno de sus ojos y al cabo de un tiempo este mismo ojo enfermó e infectó al otro ojo que se encontraba sano, provocándole a Louis una ceguera irremediable. A pesar de esta deficiencia física, el joven Braille asistió a una escuela común durante dos años, logrando un buen rendimiento académico. Sin embargo, los padres decidieron sacarlo de la institución debido a que creían que el niño no podría aprender jamás a leer ni a escribir.

A los diez años ingresó a la escuela para chicos ciegos de París, una de las pioneras en lo que a instituciones personalizadas respecta. Y aunque la disciplina era impartida severamente, Louis no quebrantó su espíritu. Dentro de esta escuela, Braille y sus compañeros recibieron clases de lectura, las cuales eran auxiliadas por un método de lectura creado por Valentin Haüy (fundador de la institución), el cual era un sistema de impresión de libros con los caracteres en relieve para permitir la lectura táctil, sistema que era en la práctica ineficaz ya que los alumnos podían tocar e identificar los caracteres pero no podían reproducirlos.

En 1821 Charles Barbier (oficial del ejército) visitó la escuela de París para presentar un nuevo sistema de lectura y escritura táctil llamado “sonography”. Barbier había inventado este sistema para que los soldados pudieran comunicarse sin ser detectados por los enemigos. El sonography consistía en colocar sobre una superficie plana rectangular doce puntos en relieve que, al combinarse, representaban diferentes sonidos.

Braille sintió curiosidad al ver el método que utilizaba el sonography, y se convenció de que el sistema podía simplificarse. Luego de experimentar durante meses con diferentes posibilidades logró encontrar una solución a su problema, reproducir la fonética básica en solo seis puntos en relieve. Durante los siguientes años se encargó de perfeccionar su sistema y desarrollar códigos diferentes para la enseñanza de materias como matemática y música.

En los comienzos, cuando se presentó el sistema, los educadores rehusaron utilizarlo, a tal punto de llegar a prohibirlo dentro de la institución de París. Pero afortunadamente, los alumnos clandestinamente lo estudiaban, consiguiendo facilidad para leerlo y escribirlo perfectamente.

En años posteriores Louis logró convertirse en profesor de la institución, ganándose la admiración de sus alumnos. Sin embargo, no vivió lo suficiente como para ver triunfar su sistema de lectura para invidentes. Louis falleció a los 43 años de edad enfermo de tuberculosis.


En 1868, un grupo de cuatro personas invidentes (lideradas por el doctor Thomas Armitage) fundó en el Reino Unido una sociedad para impulsar el perfeccionamiento y la difusión de obras escritas utilizando el sistema braille. Este pequeño grupo se convirtió en el Instituto Nacional de Ciegos, el mayor editor de textos en braille de Europa y la mayor organización británica para personas con discapacidad visual.

Adentrándonos en el siglo XX el sistema que creó Louis Braille estaba ya implementado en la mayoría de los países del mundo. En 1952 (un siglo después de su muerte) los restos de Louis fueron trasladados al panteón parisino donde reposan los restos de héroes nacionales, y en 1966 el estado francés inscribió la casa donde había vivido durante sus primeros años Louis dentro del inventario de monumentos históricos.

Louis Braille ha dejado como legado no solo un sistema que facilita enormemente la vida de las personas invidentes, también demostró que, a pesar de las adversidades, ningún ser humano debe anteponer excusas para lograr concretar lo que desee.

Sistema “Braille”: (Escrito sustraído de la página fbu.edu.uy):

“El sistema braille, inventado en el siglo XIX, está basado en un símbolo formado por 6 puntos: aquellos que estén en relieve representarán una letra o signo de la escritura en caracteres visuales.

Es importante destacar que no es un idioma, sino un código. Por lo tanto, las particularidades y la sintaxis serán las mismas que para los caracteres visuales.

El tamaño y distribución de los 6 puntos que forman el llamado Signo Generador, no es un capricho sino el fruto de la experiencia de Louis Braille. Las terminaciones nerviosas de la yema del dedo están capacitadas para captar este tamaño en particular.

Pero este signo sólo permite 64 combinaciones de puntos, siendo insuficientes para toda la variedad de letras, símbolos y números de cada idioma. Esta limitación obligará a la invención de los llamados "símbolos dobles”.

Se intentó utilizar un símbolo braille de 8 puntos (lo que aumentaría considerablemente el número de combinaciones posibles), pero resultaba incómodo para la lectura y obligaba a recorrer con el dedo cada uno de ellos para entender qué símbolo representaban.”


Irena Sendler

Nacida en el año 1910 en la ciudad polaca de Varsovia, Irena Sendler es conocida por haber salvado a más de 2.500 niños durante el holocausto judío a costa del peligro de perder su propia vida.


La naturaleza humanitaria de Irena puede haber nacido luego de la muerte de su padre al pronunciar éste las siguientes palabras poco antes de fallecer: “Aunque no sepas nadar, si ves a alguien que se ahoga, lánzate a salvarlo”. Sin embargo, ella sostuvo en una entrevista que: “la razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.”

Cuando Alemania invadió Polonia en el año 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual se encargaba de los comedores comunitarios de la ciudad (que proporcionaban alimento, medicamentos, ropa y en algunos casos dinero, tanto a personas necesitadas judías como católicas).

En 1942 los nazis crearon un gueto en Varsovia. Irena se horrorizó de las condiciones inhumanas en las que vivían los prisioneros y decidió unirse al Consejo para la Ayuda de Judíos (“Zegota”). Sobre esta época, Irena cuenta: “Conseguí, para mí y mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto.”

Irena caminaba por las calles del gueto portando un brazalete con la estrella de David en su brazo para no llamar la atención. Pronto comenzó a ofrecerles a las familias sacar a sus niños de allí (sin asegurar un completo éxito). Algunas madres se opusieron y otras, suponiendo su cruel destino accedieron. Irena Sandler y sus colaboradoras consiguieron, de múltiples formas, rescatar a más de 2.500 niños a lo largo de un año y medio (A algunos lograba sacarlos del gueto mediante sacos, a otros dentro de ataúdes, o bajo una camilla de ambulancia, o en cajas. Los mayores podían escapar por las alcantarillas, por agujeros en los muros, o aprovechando la localización de una iglesia que contenía una mitad dentro del gueto y otra en “zona aria”, en este último caso les enseñaban a los niños algunas plegarias y los hacían pasar como niños católicos.

La idea que llevaron a cabo los miembros de Zegota para mantener con vida a los niños rescatados era la de darle una nueva identidad. Sin embargo, Irena escribió y conservó un archivo con las verdaderas y las falsas identidades de los niños.

En 1943 los nazis sospecharon sobre las actividades de Irena Sendler y el 20 de octubre la Gestapo la arrestó, llevándosela como prisionera a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. Aunque Irena era la única conocedora de la ubicación y los nombres de los niños judíos rescatados se negó a delatarlos, sufriendo como consecuencia graves ataques físicos que terminaron por romperle las piernas y los pies. Luego fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba su ejecución un soldado alemán se llevó a Irena para llevar a cabo un “interrogatorio especial”. Al salir, el soldado le gritó en polaco que corriese, e Irena lo hizo. Más tarde se supo que el Zegota había estado sobornando a los alemanes para evitar la ejecución, y que el soldado que liberó a Irena fue ejecutado tiempo más tarde. Irena continuó su vida con una identidad falsa.

En 1944 y durante el levantamiento de Varsovia, Irena colocó sus listas (las cuales tenían escritas los datos de los rescatados) en dos frascos de vidrio, acto seguido los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de la seguridad de los niños si ella encontraba la muerte. Al finalizar la guerra, el “ángel del gueto de Varsovia” (como se le conoce a Irena) le entregó las listas al doctor Adolfo Berman (primer presidente del comité de salvamento de los judíos sobrevivientes), lamentablemente la mayoría de las familias a las cuales pertenecían los niños habían fallecido.

Los niños solo conocían a Irena por su sobrenombre: “Jolanta”, y años más tarde, cuando su foto salió publicada en un periódico tras ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por teléfono para decirle: “Recuerdo su cara. Usted es quien me sacó del gueto.” Con el tiempo muchos rescatados lograron comunicarse con ella.

En 1965 la organización Yad Vashem en Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las Naciones y se la nombró ciudadana honoraria de Israel, y en 2003 el Presidente de la República, Aleksander Kwasniewski, le otorgó la más alta distinción civil de Polonia: la Orden del Águila Blanca.

Irena falleció el 12 de mayo del año 2008, año en que además se le postuló para ganar el Premio Nobel de la Paz, galardón que finalmente consiguió el ex presidente estadounidense Al Gore, aunque esto poco le importó a Irena Sendler, siempre renunció a verse como una heroína, y siempre sostuvo que “yo no hice nada especial, sólo hice lo que debía, nada más”.


Steven ”Jay” Russell

Steven Russell es un estafador estadounidense que se encuentra cumpliendo una condena de 144 años en un centro correccional de Texas. Se le conoce internacionalmente gracias a la película “I love you Phillip Morris”, la cual relata (según los guionistas con total fidelidad y con casi nulo agregado ficticio) la vida de Russell hasta el momento de su “última huida”.

Steven Russell tuvo durante su época “fructífera” 14 alias, montones de credenciales falsas y oficios varios tales como juez, médico, agente del FBI y estudiante de abogacía. En el año 1992 fue detenido por estafas a una aseguradora, y aunque recibió una pena relativamente mucho menor que la pena que terminaría recibiendo años después, este fue el detonante para las “travesuras” futuras de Russell.

El motivo que llevó a Steven a escaparse cuatro veces de diferentes cárceles de Texas fue el de conocer a un recluso llamado Phillip Morris en el año 1995. Russell consiguió (legalmente) librarse de la cárcel “bajo palabra”, luego, haciéndose pasar por abogado, logró la excarcelación de su amado.

Tras la liberación de Phillip Morris, Steven Russell inventó un curriculum totalmente falso que envió a la compañía “North American Medica Management”, logrando así ser contratado como asesor financiero de la empresa. Ya como un trabajador más, comenzó a falsificar datos de los resúmenes financieros y abrió una cuenta paralela que le supuso una adjudicación de más de 800 mil dólares en menos de cinco años. La razón por la cual Russell recurrió a esta estafa fue la de darle una vida majestuosa a su pareja Phillip Morris, el cual supo gozar de todos los lujos. Después de que la policía atrapara a la pareja por fraude, Russell se hizo pasar por abogado y logró que la fianza impuesta se redujera de 900 mil dólares a 45 mil. Cuando la treta fue descubierta, Russell y Morris estaban conduciendo rumbo a Florida.

Unos días después (con Steven otra vez privado de su libertad), Russell llevó a cabo el más ingenioso plan perpetrado por él hasta entonces. Consiguió marcadores verdes, volcó los cartuchos de tinta dentro del tanque de agua del inodoro y allí tiñó su uniforme carcelario, se hizo golpear por otro interno, permaneció una noche en la enfermería y en aquél lugar consiguió robar una credencial. Steven Russell consiguió huir de la cárcel nada más y nada menos que por la puerta principal vestido de médico. Lamentablemente la libertad le duró solo diez días. Ante la exaltación de su deseo por volver a ver a Phillip Morris, Steven Russell planeó su última huida, una escapada inusual y brillante:

Steven comenzó a tomar laxantes, aligeró significativamente la cantidad de alimento que ingería diariamente, se provocó vómitos hasta quedar con un aspecto casi demacrado. Sobornó a algunos enfermeros y logró cambiar algunos resultados de análisis de sangre. Con todo esto, los médicos afirmaron a Russell que era portador de HIV y que sería trasladado a la enfermería de la cárcel. Apenas poco tiempo después, Steven se arriesgó a causarse una sobredosis de pastillas que lo dejó cuatro días en coma, los doctores luego de este suceso decidieron trasladarlo a una clínica privada ubicada en San Antonio debido al presentimiento de que a Russell le quedaba poco tiempo de vida. Desde aquella clínica logró comunicarse con autoridades carcelarias y consiguió convencerlas de su propia muerte. Y aunque Steven Russell otra vez lograba escaparse de la justicia, su insistencia hacia Phillip Morris determinó que fuera atrapado por última vez.

Hoy en día Steven Russell se encuentra recluido en un centro correccional de Texas en confinamiento solitario. De las 24 horas del día, a Russell solo se le permite una para salir al aire libre a hacer ejercicio y asearse, las otras 23 se las pasa encerrado en su celda. Y aunque se han llevado a cabo varias campañas para librar a Steven de esa condena de 144 años, el estado de Texas aun no perdona la “inteligente arrogancia” de Steven Russell, que por amor, cometió las estafas más (si se pueden llamar así) “santas” y las escapadas más ingeniosas que se hayan visto jamás.


Rachel Beckwith

El 12 de junio del año 2011, Rachel cumplía 9 años de edad, y ante un repentino (y no tan repentino, ya que según su madre, los actos bondadosos de la niña se habían presentado cuantiosamente tiempo atrás) golpe de raciocinio logró precipitarse a llevar a cabo el acto de ayudar a quien más lo necesitara, y para Rachel, aquellos que tanta ayuda requerían eran los niños de África. La niña descubrió antes de la fecha de su cumpleaños que los niños en el continente africano tienen grandes posibilidades de fallecer antes de los 5 años debido a la escasez de agua potable. Decidida a cambiar esa realidad llevó a cabo una campaña: Abrió una página web donde pedía encarecidamente a familiares y personas allegadas un donativo (del importe que fuera) para alcanzar la meta de 300 dólares antes del 12 de junio, también pidió que sus regalos se convirtieran en donativos para la causa, la cual tenía de consigna el llevar agua potable a los niños del “continente olvidado”.

Rachel Beckwith amaneció la mañana del 12 de junio sabiendo que su vida recibía un año más, pero para su sorpresa, la meta que se dispuso al comienzo de la campaña no fue alcanzada, 220 dólares figuraban en las donaciones.

Unos pocos días después de su cumpleaños, Rachel regresaba a su hogar en compañía de su madre y su hermana cuando el coche en el que viajaban sufrió un terrible accidente. La madre y la hermana de Rachel salieron casi ilesas, Rachel sufrió heridas graves que la dejaron en estado de coma.

En una de las visitas que recibió Rachel mientras permanecía sin reacción alguna en el hospital fue la de su madre, la cual, rezando porque la niña la escuchara, le contó que la campaña había recibido en ese entonces más de 45 mil dólares, dándole ánimos para seguir viviendo, dándole el reconocimiento que se merecía por haber logrado tal hazaña. Lamentablemente, como quienes en algunos momentos de la historia sufren enormes injusticias, Rachel falleció dos días después de ingresar al hospital.

La madre, para conservar la voluntad y el cariño que predicaba Rachel con cada accionar, decidió difundir su historia para lograr que la campaña siguiera creciendo, y con la ayuda del pastor de la iglesia (a la cual acudía Rachel semanalmente), de amigos de su hija y otras personas, lograron esparcir los detalles de la campaña y de la historia de vida de la pequeña Rachel Beckwith consiguiendo así una recaudación de más de 1.2 millones de dólares.

La madre de Rachel (Samantha) escribió en el espacio designado para el proyecto de su hija dentro de la página my.charitywater.org el 25 de julio del 2011: “Me encuentro impresionada por el abrumador cariño con el que se está cumpliendo el sueño de mi hija y como logran hacerlo realidad. En medio de un dolor inexplicable, ustedes están previstos de una innegable esperanza. ¡Gracias por su generosidad! Sé que en este preciso momento Rachel está sonriendo".