
De todos los grandes hombres de la historia de la humanidad, Él fue el que causó más impacto. Nadie revolucionó el mundo como Él. Ya pasaron dos mil años y Él continua siendo la mayor influencia dondequiera que Sus enseñanzas sean divulgadas. Y, al contario que cualquier otro gran líder, nadie jamás pudo encontrar defecto en Él.
El trabajo público de Jesús duró solo tres años y medio. Y claro, no había internet, prensa, televisión, radio… por lo tanto, no fue fruto de propaganda religiosa. No hubo lavado cerebral. En realidad, la máquina política del imperio Romano y la religiosa de los líderes judíos intentaron durante años borrar Su nombre y exterminar a Sus seguidores – pero fracasaron. ¿Y qué tenía aquel Jesús al final? ¿Qué poder era ese contenido en Sus pensamientos? ¿Qué había en Sus palabras capaz de cambiar radicalmente a las personas? ¿Qué ideas las llevaban a una convicción tan grande al punto de morir por Él?
Una cosa es cierta: cuando los pensamientos de Jesús encuentran lugar en las mentes de Sus oyentes, suceden cosas impresionantes. Milagros. Arrepentimiento. Fuerza. Paz interior. Unión familiar. Transformación de vida. Liberación de fuerzas malignas. Alegría en lugar de depresión. Lo improbable sucede. Lo imposible es desafiado.
Cualquier persona que quiera ser mejor, desarrollar su inteligencia, encontrar fuerzas y desencadenar cambios milagrosos en su vida, debe absorber los pensamientos de Jesús.
Pensamiento #4 — Cerrado a nuevas ideas
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. Marcos 2:22
Odres nuevos, odres viejos… ¿cuál es la diferencia? El odre era una especie de bolsa hecha de piel de animales, normalmente de cabrito, usada para almacenar y transportar el vino. El vino era colocado en el odre y este entonces era cerrado.
El vino continuaba su proceso de fermentación que causaba el estiramiento de la piel hasta que esta perdía toda su elasticidad. Así, si ese vino nuevo fuese colocado en un odre viejo, la piel se rompería debido a la presión causada por la fermentación.
Con esta analogía, Jesús enseñó que si nosotros permanecemos atados a viejas costumbres, tradiciones e ideas, no podremos percibir ni recibir nada nuevo para nuestro crecimiento.
Las mentes estancadas no pueden recibir nuevas ideas. La renovación de la mente es necesaria para recibir nuevos pensamientos. Los pensamientos de Jesús, a pesar de estar en circulación hace ya dos mil años, son de hecho una nueva manera de ver todas las cosas. Es un vino nuevo. Por eso, solo quien “nace de nuevo” puede recibirlos.
Aplicación: Renuncie a pensamientos viejos que no le ayudan más, o que nunca le ayudaron. Cuestione sus tradiciones, costumbres y hábitos. Vuélvase como un niño espiritualmente hablando, para recibir nuevas direcciones de Dios.
¿Cuáles ideas o maneras de pensar ha defendido, tal vez solo por costumbre, que no le traen hoy ningún resultado práctico? ¿Usted se molesta cuando alguien presenta una idea mejor o más grande que la suya? ¿Qué sucedería si usted permitiera que los pensamientos de Jesús expandieran su mente? Deje su comentario.