Todas las observaciones terrestres se hacen por medio de la luz o de la sombra”, afirmó el astrónomo Johannes Kepler (1571-1630). Pero, ¿qué es la sombra? ¿Es la ausencia de luz? No. ¿Es un objeto? Tampoco. ¿Existe por sí misma? En ningún caso. Todos sabemos perfectamente lo que es una sombra, pero si intentamos explicarlo la cosa se complica. Quizá por eso, en casi todas las culturas la sombra se asocia al misterio, lo oculto o lo peligroso.

La pistola de la sombra es la más rápida

Los experimentos contradicen a veces las leyes físicas y arrojan conclusiones sorprendentes
La física dice que ningún objeto puede superar la velocidad de la luz. Pero podemos imaginar situaciones en las que una sombra sea más rápida. Imaginemos un proyector tan potente como para iluminar la Luna. Una bala disparada frente al proyector tarda una centésima de segundo en atravesar el haz de luz, lo mismo que su sombra en recorrer el disco lunar. Como el diámetro de la Luna es de 3.500 km, la sombra de la bala se moverá por su superficie a 350.000 km por segundo, más rápido que los 300.000 km por segundo de la luz.
Otra posibilidad: proyecta tu sombra de perfil y acerca tu mano a la punta de la nariz. Verás que la sombra de la mano toca la sombra de la nariz antes de que la mano toque la nariz. Es una ilusión debida a que la distancia entre la cara y la mano y sus sombras en la pantalla hace que estas últimas sean más indefinidas. Sólo en apariencia la sombra es más rápida.

Descubrieron su mentira a causa de las sombras

Las fotos de Peary revelan que no llegó al Polo
Cuando el Sol está cerca del horizonte, las sombras se hacen muy largas y aparecen deformadas. El explorador Robert Peary intentaba a principios del siglo pasado llegar al Polo Norte. Por fin, en 1909 afirmó que lo había conseguido, y para probarlo presentó una foto que muestra el montículo polar (cerca de Camp Jesu) donde plantó la bandera estadounidense.?La polémica comenzó de inmediato. Los expertos afirmaban que esa foto no había podido hacerse en el Polo Norte el día que Peary afirmaba ha*berlo conseguido, el 7 de abril al medio*día. El Sol estaba en ese momento y en ese lugar tan bajo en el horizonte –a 6,7º–, que las sombras deberían ser más alargadas de las que se ven en la fotografía. Pasaron 80 años hasta que el National Geographic, patrocinador de la expedición, rectificó y admitió que realmente Peary no hizo esa foto justo en el Polo Norte, sino en un sitio “muy cercano“. En 1990, la revista publicó el estudio de la derecha, un detallado análisis de las delatoras sombras de la foto de Robert Peary.
Estuvo cerca


Los mitos

Los dogon (Malí) creen que la sombra representa el alma no inteligente, que expresa sus emociones en la combinación de claridad y oscuridad. Esta alma es como un gemelo de sexo contrario al de su poseedor. Para los songhays, otra tribu de Malí, la sombra viaja durante el sueño, y los chinos creen que hay que impedir que la sombra de uno se deslice en un ataúd abierto o en una tumba.

¿Existe algo que no tenga sombra?

Una clásica paradoja arquitectónica parece demostrar que es posible
En la oscuridad no hay sombras, ¿o sí? Si en una habitación un jarrón iluminado proyecta su sombra sobre la pared, ¿qué ocurre cuando apagamos la luz? Niños pequeños en los que Piaget estudió la percepción afirmaban que seguía estando allí, sólo que no se veía. Según el físico italiano Roberto Casati, autor del libro El descubrimiento de la sombra: “Una teoría de la sombra ha de contener estos tres principios: toda sombra es la sombra de un objeto, un cuerpo no proyecta su sombra a través de otro cuerpo, y para proyectar sombra, un cuerpo ha de recibir luz”. Luego, en una habitación sin luz no hay sombra. Aunque no es tan sencillo. A principios del siglo XX, el acero permitió levantar los primeros rascacielos; pero la construcción de un nuevo gigante suponía la caída de los precios de las viviendas que se veían privadas de la luz solar. Claro, que existe una clásica paradoja que hace dudar de la física: supongamos que un constructor compra una parcela para construir un rascacielos y el propietario de un invernadero cercano le pide una in*demnización porque el nuevo edificio lo dejará en la sombra. Un constructor avispado po*dría eludir sus obligaciones le*vantando dos edificios alineados. Tal y como se puede ob*servar en el dibujo de aba*jo, el rascacielos grande no puede ensombrecer el invernadero, ya que su sombra no pue*de atravesar el rascacielos pequeño. Y el rascacielos pe*queño tampoco puede arrojar sombra, porque hasta él no llega la luz del Sol. El argumento del constructor parece impecable, pero el hecho es que el invernadero que*da sumido en la sombra.

El libro perdido

Leonardo escribió un tratado sobre las sombras del que sólo se conserva un boceto
A pesar de que Leonardo (1452-1519) se refirió a su Libro de las sombras en varias obras, lo único que nos ha llegado de él es un boceto de plan de trabajo. No se sabe si el sabio renacentista llegó a redactar los capítulos que había proyectado para recrear una historia natural de las sombras y se han perdido o es que no llegó a hacerlo.
Lo que sí hizo durante toda su vida Da Vinci fue estudiar estas escurridizas amigas de la pintura en sus cuadros. Existen multiples dibujos y pinturas que muestran cómo el italiano estudió la forma de recrear en las telas los juegos de luces y sombras de la realidad. El dibujo del Panneggio de Leonardo da Vinci muestra un profundo estudio de las sombras que causan los pliegues del vestido. Gracias a ellos, la figura adquiere una perspectiva casi real.

Galileo y la luna

Galileo hizo una verdadera obra de arte en Nuncius Siderus, su estudio de la Luna. Interpretó las sombras como obra del relieve que surca la superficie lunar. Vio, como nadie antes, que aquellos grises escondían cráteres y montes.

Dos tipos

Existen dos tipos de sombra. Para verlos, bastan una bombilla y un papel. Al poner la mano cerca del papel, vemos el borde muy definido. Si alejamos la mano, el borde se hace difuso. La sombra de bordes nítidos se llama umbra, y la difusa, penumbra.

¿Magia?

El artista Larry Kagan crea lo que él denomina “esculturas de acero y sombra”. Un alambre retorcido de forma imposible produce una sombra perfectamente reconocible.

¿Seguro que las sombras son grises?

Un sencillo experimento te permite crear tus propias sombras de colores
Solemos asociar la sombra con el negro o la falta absoluta de luz, pero no resulta difícil obtener sombras de colores. Pensemos, por ejemplo, en un pequeño pueblo de casas encaladas que se tiñen con la luz anaranjada del ocaso. La sombra de un árbol proyectada sobre la pared de una de estas casas no recibe la luz directa del Sol, pero está levemente coloreada por la luz azul que procede de todas partes del cielo.

Una forma de conseguir sombras de colores consiste en iluminar un objeto con luces de diversos tonos. En esta fotografía se han utilizado tres lámparas, de colores rojo, verde y azul, cuya luz combinada percibimos como blanca. De hecho, los televisores y monitores de ordenador generan todos los colores a partir de una multitud de puntos de estos tres tonos. En la fotografía aparecen tres sombras debido a que los focos están ligeramente separados. Cada una de las sombras se produce porque el cuerpo impide el paso de la luz procedente de una de las lámparas. La falta de luz verde da una sombra púrpura (magenta), la de luz azul, una sombra amarilla y la de luz roja, una luz de color azul claro (cian).
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