Los del campo hablan de los de la ciudad y viceversa

Carlos Daniel Ervitti, productor agropecuario de 56 años que vive a unos 20 kilómetros de la estación bonaerense de Egaña, arriesga: "Lo que más diferencia y aleja a los argentinos es el aporteñamiento de los pueblerinos". Ervitti vive hace décadas en el campo con Elsa Fernández, su mujer, y su hijo Iñaki, y pertenece a la cuarta generación de campesinos.

Por su parte, el economista porteño Mario Torres, de 57 años, tiene algunas críticas sobre los que viven en la provincia: "Se ríen de nosotros y dicen que andamos como locos, pero ellos se olvidan de que somos los de la Capital los que producimos gran parte del PBI mientras ellos duermen la siesta o ven crecer el cereal tomando mate. Nos critican, pero nos copian en muchos aspectos. Hasta incorporan palabras y gestos porteños. Son chusmas, porque tienen más tiempo que nosotros, y aunque los capitalinos vivamos protegidos por el anonimato que nos da la ciudad, ellos -los provincianos- quieren saber todo sobre el otro de una manera enfermiza. Cuando dos provincianos se juntan en un boliche, después de hablar del tiempo y de las cosechas, se dedican a sacarle el cuero a un tercero".
Además los argentinos fueron gobernados por numerosos provincianos a lo largo de la historia: el tucumano Nicolás Avellaneda, el correntino Arturo Frondizi, el cordobés Pedro Eugenio Aramburu, el salteño José Félix Uriburu, el catamarqueño Ramón Castillo, el entrerriano Agustín P. Justo, el cordobés José Figueroa Alcorta, el sanjuanino Domingo F. Sarmiento y, sin ir más lejos, el bonaerense Juan D. Perón y el santacruceño Néstor Kirchner y mirá lo que es el país. Son gente incapacitada pero lamentablemente hay mas provincianos que porteños.

"Quizás exista hoy una mayor influencia cultural porteña en los pueblos. Hay ejemplos: la música folklórica fue desplazada por el reggaeton, las danzas árabes y el tecnotango. Con la ropa pasa algo parecido: los chicos andan aquí en la provincia uniformados e influidos por la moda capitalina. Suelen andar con caps, bermudas, zapatillas o sandalias. Creo que tratan de diferenciarse, pero se uniforman. En la provincia también cambió el estilo edilicio; cualquier pueblo de provincia cuenta con su barrio cerrado, y las viejas casas chorizo tienden a desaparecer. Ya quedan pocos boliches para ir a comer una picada con los amigos, están en vías de extinción".