Bueno gente aca les dejo una Entrevista del comandante porrito andrelo (calamaro porsupu) que hoy estuvo en “cual es?” dando a conocer su disco, los temas y demas hierbas en el programa de pergolini…espero les guste y comentts acerca de lo q les pareció… AHH! Tambien agregué unas entrevistas las ultimas ultimas algunas son de ayer y otras de un poquito antes…pero que valen la pena leer porque son muy completas y son nuevas noticias de andres q hacia mucho no escuchaba…abrazos y vasos… chau..
Entrevista en CUAL ES?, de la rock and pop
http://www.camisetasparatodos.com/material/rarezas/entrevistas/Entrevista%20en%20Rock&Pop%20%28La%20lengua%20popular%29.rar
Andrés Calamaro: "El pueblo me conoce y no por verme en la tele"
El cantante y compositor edita el martes 11 su nuevo álbum, "La lengua popular", que Clarín adelanta aquí en exclusiva. Además, cuenta que se siente querido por la gente y por sus pares.
Llega distendido Andrés Calamaro a la cita con Clarín. En un impersonal bar de Palermo, a sólo una cuadra de su casa, el compositor y cantante tiene ganas de hablar de La lengua popular, su nuevo disco, que saldrá el martes 11. Pantalones de jean, remera negra, pulóver gris Lacoste y zapatillas azul eléctrico, lleva sus característicos rulos al viento, la mirada limpia y a los ojos y su particular manera de hablar: ese pensar una por una las palabras, matizadas con lenguaje que mezcla castellano antiguo, argot carcelero y modismos españoles, y que suele rematarse con un "¿verdad?", que más que pregunta es una afirmación hacia su interlocutor.
La lengua popular trae doce canciones inéditas de Andrés, y en sus letras pueden encontrarse muchos rasgos de su vida actual. Algo que él reconoce. Aunque, claro, son canciones y no meros retratos de la realidad. Alguna metáfora, alguna trampa, esconden.
Para romper el hielo, la conversación arranca en un regalo que Calamaro acaba de recibir: una caja con seis discos de Miles Davis y John Coltrane, de la época de Kind of Blue, "momento esencial del jazz moderno -se entusiasma y viene la broma-: un disco más que El salmón", dice en referencia a su mítico quíntuple álbum. "Igual -termina la idea-, caben en un ipod del tamaño de una uña."
¿Por qué "La lengua popular"?
No tengo una explicación gloriosa para dar. Parece uno de mis títulos fundacionales, como Honestidad brutal o El cantante. Pero más que pensar en el idioma hay que pensar en el músculo: la lengua stone, la lengua que siente el gusto, la lengua que da besos de lengua...
Parece un disco escrito desde la luz, contra otros momentos de oscuridad que tuviste...
La felicidad también nos hace vulnerables, quebradizos y poderosos. La vida es luces y sombras, y a todos nos va a llegar la hora de enfrentar dificultades y el dolor ajeno. Pero tampoco nunca estuve muy mal. Vivimos en el país de los desaparecidos, de la gente sin trabajo, que no tiene asistencia médica o que pasa hambre. Lo mido con esa escala. Alguna vez un amigo me dijo que esperaba que siguiera siendo "chistoso y valiente". Y acá hay un par de canciones que están escritas con ese agrio sentido del humor.
Enseguida viene el análisis de esas canciones que menciona. Como Comedor piquetero, que habla del que la gente de Castells y Nina Pelozo montaron en Puerto Madero. "Eso es turismo sexual. Traen a los gringos, los llevan a ver a los piqueteros, después a la cancha de Boca, a las villas... Y esos gringos terminan comiendo en restaurantes en los que un argentino no podría pagar ni un pan con manteca. Es mi queja por Buenos Aires convertida en una ciudad turística." Redondea con una frase: "Vida paria en la burbuja inmobiliaria".
La búsqueda, dice, es armar un disco que a través de canciones sencillas pero no vulgares formule preguntas "tal vez profundas... Dónde están los amigos ausentes, o bien negar la existencia de las fuentes de inspiración tradicionales. Terminar de una vez por todas con el mito del artista torturado, que sólo escribe al borde de la sobredosis".
"La mitad del amor", que habla del viejo Andrés que no dormía jamás. ¿Eso es derrumbar el mito?
No era mi intención hablar tanto de mí. Ahora soy un Andrés más viejo que duerme todos los días. Yo no sé si el malevaje extrañado me verá como un gil laburante, pero el viejo Andrés que no dormía jamás ya no hacía más giras ni publicaba discos. No te olvides que a Lennon lo mató un fan. Todos tenemos un Chapman que preferiría recordarnos en un determinado momento. Un viejo socialista me dijo que optar no es un privilegio; elegir, sí. Si puedo elegir no enfrentar las responsabilidades como un agobio permanente, voy a elegirlo. En la vida bohemia hay algo de renuncia o libertinaje que lo hace sentir a uno más allá del tiempo y del espacio, pero hay algo de esclavitud permanente.
Pasa de tema Calamaro y dice "el rock and roll no está hecho para gustarme a mí". Que tiene sentido que, promediando su cuarta década de vida (tiene 46), haya bandas que le parezcan basura. Pero que el rock and roll es así. Y se la agarra con los "rockeristas" que siguen viendo a los Redonditos de Ricota como un grupo nuevo. "Por suerte Pettinato está metido en el periodismo y se va a ocupar, al menos, de que Sumo sea considerado una leyenda". Y fulmina: "Si vamos a hablar en serio, yo ya me di cuenta de que en el rock no hay un Atahualpa Yupanqui, un Piazzolla, un Gardel, un Homero Manzi. Si alguien tiene que ser considerado una figura poética, respetada, importante, habría que buscar por el lado de Litto Nebbia o Spinetta.
Y vos, ¿dónde entrás?
Yo tengo el respeto de mis pares, que es para mí el verdadero éxito, y el cariño del pueblo. El pueblo me conoce y no por verme en la tele, me conocen por haberme escuchado. Aunque el debate musical está un poco degradado. Una forma rara de sentar precedente de "cool" es andar diciendo lo que a uno no le gustó. Y yo, por ejemplo, entré al tango con el permiso de Mariano Mores, de Virgilio Expósito, de Juanjo Domínguez. No tengo por qué hacer una copia del varón del tango o de Néstor Fabián.
De nuevo con una sonrisa, Andrés comparte que hará promoción de su disco a la antigua: dando notas (aunque las prefiera por mail) y hasta firmando discos, cosa que hará en Madrid para el lanzamiento de La lengua popular. "Hay artistas que tocan peor que yo y no dan notas. En fin, que cada uno haga lo que quiera", se desmarca. Y cuenta que está yendo poco a España, que tiene alquilado su piso y que cada vez que le toca trabajar por allá tiene que hospedarse en un hotel. "Pero quiero ver si consigo tres meses del año próximo, para ver a mi familia adoptiva, los del clan de Javier Limón (el productor), a mis amigos Fernando y David Trueba, a Rey Loriga. Y poder llevar a mi familia."
Hablando de familia... ¿Viste la película de Fito Páez, "¿De quién es el portaligas?"
Estuve un poco en el rodaje, acompañando a Julieta (Cardinali, su mujer). Actrices estupendas. La Cardinali hace comedia dramática con mucha sensibilidad y encanto. Tengo ganas de verla terminada. Espero estar en el estreno en Rosario. Fito es el único de los músicos de rock argentino que se animó a filmar películas. Y acá se lo discute.
¿Y cómo llevás tu vida como padre (su hija, Charito tiene ocho meses)?
Tengo que confesar que no escribí 30 canciones en la sala de parto. Tal vez fui demasiado hippie o demasiado poco hippie. Lo que te puedo decir es que no me había preparado para una experiencia que va a durar toda la vida. Supongo que consiste en eso, saber que es para toda la vida. Lo ideal sería que la familia esté junta y queriéndose siempre, y no todo el mundo lo consigue. No defraudar a nuestros hijos y que nuestros hijos no nos defrauden... No quiero ni pensarlo, ni como hijo ni mucho menos como padre. Pero sí puedo decir que cuando sonríe me alegra el día.
Tema por tema, cómo es el nuevo disco
El martes 11 es la fecha elegida para la salida de La lengua popular, el nuevo disco de Andrés Calamaro. Después de su paso por el tango, con Tinta roja, y de El palacio de las flores, cd con producción de Litto Nebbia, Andrés se apoyó en Cachorro López, su ex compañero de los Abuelos de la Nada (exitoso productor discográfico y coautor del megahit Color esperanza, nominado al Grammy latino estos días como productor del año) para este álbum con doce canciones inéditas, que lo devuelven a su más tradicional formato de canciones de rock.
Los chicos: Fuerte rock and roll con coros tribuneros. Una oda a los que se fueron de esta vida primero. Y de las cosas que hay que llevar al cielo, entre ellas un cucumelo para el chico cuartetero (¿Rodrigo?). "Y si en invierno hace frío, bajo al infierno un poco."
Carnaval de Brasil: Balada mid tempo. Al decir de Calamaro: "la canción que desmiente las musas de inspiración. No son canciones urgentes, no son asuntos pendientes". Y cierra con un inapelable: "tristeza nao tem fin".
95 minutos más (minibar): Primer corte, ya suena en las radios. Una canción con reminiscencia de las rumbas de los Rodríguez, su antigua banda.
Soy tuyo: Balada mortal, va en recuadro aparte. Algunos versos de una declaración de amor: "Me gusta desarmarme arriba tuyo, me gusta demasiado ensuciarte. Besar tu flor inmediata, besarte atrás y adelante".
Mi gin tonic: Canción calamaresca típica: "Hay días para quedarse a mirar, hay días en que hay poco para ver, hay días sospechosamente light, hay un deseo que pido siempre que pasa un tren".
La espuma de las orillas: Aires de cumbia para una canción sobre lo que el río no quiso contar. Y una pista de su actualidad: "Ya no tengo espinas clavadas en el corazón".
Cada una de tus cosas: Otra balada con el río y el amor como protagonistas. "Será un momento de eternidad, de esos que me das..."
Comedor piquetero: Cumbia "alla" Fabulosos Cadillacs. Su contenido en la nota central.
Sexy y barrigón: Rock and roll con destino de hit: "Soy una buena combinación de Homero Simpson con Rolling Stone".
De orgullo y de miedo: Delicado tex-mex con otro punto alto en la letra. "Qué mezcla de orgullo y de miedo ser el dedo que te toca, el que te besa en la boca... Confieso haber vivido al margen de la moral y lo permitido."
La mitad del amor: Rock autorreferencial: "Parte de mí no cambió, y a la vez ya no soy el viejo Andrés, que no dormía jamás. Qué momento ideal, encontré la mitad del amor".
Mi Cobain: Tiene en su letra "la lengua popular" del título. Habla de la Argentina y de no callarse las cosas que se piensan. Pop (de popular) para cerrar el disco.
Fuente: Diario Clarin
El rockero argentino cuenta cómo es su nuevo disco, “La lengua popular”
(Andrés Calamaro: “A veces las canciones deciden por mí y otras veces las manipulo”)
Andrés Calamaro regresa con 12 nuevas canciones y la lengua afilada. Desde el verano español envía señales de humo en un intento por querer explicar su situación actual: “No es justo escribir siempre bajo los efectos de la espinaca de la soledad y la sobredosis de ombligo”, dice a Escenario. Y, se sabe, la frase no sólo está referido a su nuevo álbum “La lengua popular”, en el que pregona “Ya no soy el viejo Andrés que no dormía jamás”, sino también a su realidad más concreta. Lo cierto es que Calamaro está de vuelta una vez más y aprovecha la ocasión para hacer una aclaración oportuna: “Me sorprendo a mí mismo soportando los compromisos con menor intensidad apocalíptica”.
Por otra parte, el nuevo disco recién se editará el 11 de este mes, una fecha llena de significaciones: un 11 de septiembre cayeron las Torres Gemelas y también —aunque no tenga tanta prensa— fue el día en que asesinaron en Chile a su presidente constitucional: Salvador Allende.
“Yo pienso en Allende, en el Día del Maestro y en las «torres paralelas» —asegura Andrés Calamaro en el comienzo de la entrevista—. Pero también es el momento del año en que los días se hacen más largos y cálidos. El disco se demoró hasta septiembre porque julio y agosto son meses inconvenientes para publicar en España, donde la gente todavía se toma meses enteros de vacaciones. Acá las vacaciones consisten en quedarse en casa y mojarse con la manguera. Esperar una fecha ideal no deja de ser una demostración de fe en estos tiempos donde todo el mundo parece compadecerse de los pobres músicos víctimas del naufragio del formato y de una industria que, históricamente, nunca nos defendió mucho que digamos. Así y todo, pido permiso para descubrir una relación de armonía y amistad con la compañía que me acompaña, pero no es lo habitual a lo ancho de la historia que sabe de injusticias en todas las áreas corporativas”.
—¿Cuándo editaste el disco en vivo “El regreso”. explicaste en una Capital que querías hacer un álbum que no fuera entrevista con La autorreferencial, que no querías seguir confesándote o parodiándote en tus canciones. “La lengua popular” no parece ser ese disco del que hablabas...
—No, no lo es, pero es muy pro bable que me queden discos por hacer aún, y es posible que intente hacer grabaciones más abstractas, que pongan el foco en el ritmo o en zonas libres de melodías con letra. Por el momento todo parece indicar que a veces las canciones deciden por mí y otras veces las puedo manipular, es decir: un empate entre la honestidad y el oficio, aunque comprometido con la verdad y con la estética, lo que no deja de ser un balance ético aceptable. Habiendo aclarado, o prestado más confusión sobre este punto, estimo que “La lengua popular” es un disco muscular, húmedo, sentimental, adulto, irónico y, valga la redundancia, popular aunque sofisticado. También, una vuelta a los estribillos, un ejercicio menos catárquico y más volcado a lo formal de la canción de rock subtropical.
— Admitir en una de los nuevos temas que el Andrés que nunca dormía quedó atrás, ¿significa que existe un Andrés distinto, que vive de otra forma y que compone, supongo, bajo otros códigos? Es decir, 12 canciones para un disco en lugar de 100, es todo un cambio...
—Doce canciones en un disco es un formato de álbum clásico y formal. Es como enchufar una guitarra en un amplificador de válvulas o filmar películas en celuloide. Quiero decir que de alguna manera es una vuelta a ciertos códigos. En lo personal sigo respetando los mismos códigos, aunque viva sujeto a menores descargas de desesperación y furia. Me sorprendo a mí mismo soportando los compromisos con menor intensidad apocalíptica, y al mismo tiempo recuerdo aquella renuncia como una sobredosis de libertad y esclavitud, sin nostalgias ni arrepentimiento. No es justo escribir siempre bajo los efectos de la espinaca de la soledad y la sobredosis de ombligo.
—Frases como “soy una buena combinación de Homero Simpson con un Rolling Stones, saco ventaja de la confusión, ya sé, soy sexy y barrigón” o “tengo el minibar abierto y cerrado el corazón”, ¿tienen más que ver con el personaje o con lo real?
—”Sexy & barrigón” no es autobiográfica porque no soy tan sexy y mi barriga es postiza, como los dientes de Keith Richards. Además estoy más cerca de un Rolling Stone que de Homero Simpson, principalmente porque no trabajo en una central nuclear. “Abierto el minibar y cerrado el corazón” podría ser un ejercicio de estilo y no faltar a la verdad. Me temo que sigo sin ser un contador de historias, sin embargo confieso que la mayoría de las cosas que canto están muy cerca de lo real. De todos modos, y volviendo a la primera pregunta o planteo, si existiera una distancia respetable entre el personaje y la persona real, entonces sí estaría más cerca de un disco menos autorreferente como aquella vez pensé en voz alta.
—Si tuvieses que armar un nuevo disco de “grandes éxitos, ¿qué temas incluirías de “La lengua popular”?
—Eso no seria complicado. “Los chicos”, “Minibar”, probablemente “Carnaval de Brasil” o “Soy tuyo”. Se supone que un álbum que tiene doce canciones justifica el número si cuenta con seis canciones potencialmente radiofónicas y otras seis que sean interesantes lados B.
—¿Cuáles fueron las diferencias más importantes entre trabajar con Litto Nebbia y Cachorro López?
—No hay diferencias importantes. Litto es un padre, es el inventor del invento, llegaba temprano al estudio para cantar con gran frescura canciones de su disco de blues, que acaba de editar. Cachorro es un primo y también llegaba antes al estudio. Con los dos escribimos nuevas canciones, cada uno se implicó a su manera y fue fiel a su estilo, así en lo armónico como en el método dentro en el estudio. Pero es más lo que tienen en común y de importante que las diferencias que puedan tener. Además grabamos como amigos y como compañeros.
—¿Hay alguna canción para vos que lo diga todo, que encierre el todo? ¿Es posible escribirla?
—”El payador perseguido” (la extensa copla de Atahualpa Yupanqui) dice mucho, probablemente diga casi todo aunque no me la sepa de memoria. En realidad, no sé de memoria ni mis letras más habituales. Algunos tangos dicen mucho, y aseguran además que Bob Dylan es un letrista muy completo. A veces un piano o una trompeta lo dice todo y supongo que Richard Wagner, Paco De Lucia y John Coltrane también.
Fuente: Diario La Voz
En la voz del cantante
A nueve días de presentar su nuevo disco, “La lengua popular”, Andrés Calamaro conversó sobre su trabajo, la importancia del regreso y las futuras giras.
“No negociamos pero dialogamos todo el tiempo”, aseguró sobre la experiencia de volver a trabajar con el productor Cachorro López.
Neuquén > Se desintoxicó y volvió. A su país, y a su música. Desde que regresó a la Argentina desde España, Andrés Calamaro grabó cuatro discos: “El regreso” (2005), “Tinta roja” (2006), “El palacio de las flores” (2006) y “La lengua popular” (2007). Con seguridad, este último resultará el más interesante para su público. ¿El motivo? El primero fue un disco en vivo que registra sus primeros shows criollos en años, en el Luna Park. El segundo fue un homenaje del artista a sus tangos favoritos, un poco en la misma vena de “El cantante” (2004). Y el tercero era una colaboración con su admirado Litto Nebbia. Así que recién con “La lengua popular”, que sale el 11 de septiembre, los fans de Calamaro tendrán el disco que esperan hace tanto. Además, este álbum marca el reencuentro del Salmón con quien fuera su compañero en Los Abuelos de la Nada, el productor ganador del Grammy (y también nominado este año) Cachorro López.
Como si las circunstancias antes enumeradas no fueran suficientemente importantes en la vida de una persona, el año pasado Andrés tuvo una hija con su mujer Julieta Cardinali.
Sobre todo esto, habló Andrés Calamaro en una entrevista exclusiva para La Mañana de Neuquén.
El 11 de septiembre para el mundo tiene muchas connotaciones políticas. ¿Cuál es el propósito de esta fecha para la edición de tu disco?
Septiembre es una fecha ideal para publicar. Antes no, porque es verano rabioso en España y no se estila publicar discos de estas cualidades con la gente de vacaciones (allá se van de vacaciones meses enteros). La llegada de la primavera parece ser un buen momento, también, para presentar un estreno musical en nuestro país… No sé qué día cae el once, pero ahora los discos salen un determinado día de la semana, por eso es el once y no el doce. Hoy en día lo más importante es que no llegue a Internet dos meses antes de publicarse un álbum. El 11 es el día del maestro, y algunos recordamos el golpe en el país hermano o el estrepitoso episodio talibán.
¿Cuál fue el hecho que produjo que volvieras a trabajar con Cachorro López?
Una serie de hechos fraternales y musicales, principalmente porque Cachorro es un gran productor y muy comprometido con los discos que hace suyos propios. Es indiscutible este formidable ganador del Grammy al mejor productor del continente, además propiciamos un encuentro humano, aunque plenamente musical, artesanal y profesional, más allá de la amistad nunca perdida pero siempre encontrada con el que es un hermano de la música y del tiempo.
Al escuchar el disco, si bien no son Los Abuelos de la nada, se puede escuchar claramente el sonido de Calamaro, pero también el de Cachorro López. ¿En qué punto tuviste que negociar con el productor, teniendo en cuenta que vos también tenés esa faceta?
No negociamos pero dialogamos todo el tiempo, yo pude experimentar con repertorio y con opciones, pero también supe, o así lo creo, darle a Cachorro lo que fuera necesario para que culmine su producción con gloria… También descartamos propuestas mías pero eso es normal, puesto que se supone que hay que llegar a un disco con contenidos suficientes para descartar, y con voluntad de escribir en el estudio también.
A lo largo de la historia de la música, si rastreamos los distintos discos o reportajes de músicos que son padres, siempre confiesan que algún tema o disco fueron inspirados en sus hijos. ¿Qué cosas de este disco tiene una impronta de Calamaro papá?
Sinceramente no hay canciones deliberadamente dedicadas o inspiradas, lo siento si esperabas una respuesta más hippie… Aunque es probable que, de alguna forma sutil, pudiera interpretarse algún texto como afectado por mi vida o por la realidad… No me siento un canalla si tal impronta no es patente o literal.
Con los últimos discos estuviste recorriendo el cancionero popular de Andrés Calamaro, ya sea con temas de otros o los propios. ¿Qué tiene este disco, como para que lleve el título “La Lengua Popular”.
Es que LLP es parte de la letra de una de las canciones, es sólo un fragmento de un verso y de una estrofa… La lengua como músculo húmedo y stone. Es casual que suene refundacional o académico pop.
2007 es el año que varias bandas nacionales o de afuera eligieron para volver. ¿Cómo ves vos estos regresos?
Los veo muy bien, son regresos elegantes y también importantes. Regresos que regresan por distintos motivos y siempre el mismo. Reencontrarse con algo que es de uno y es de todos, recuperar lo que nunca se perdió, celebrar el desencuentro con un encuentro.
Si uno mira el arte del disco, el video del primer corte, es como que este es el momento de mostrar “El Regreso”.
No sé si entiendo la pregunta, pero supongo que en Argentina todo es posible, incluso volver con la frente marchita o siempre estar volviendo… regresando.
En “Los chicos” le hablás a una persona. ¿Quién es ese compinche y qué amigo extrañas más de los que ya se fueron?
Eso es como preguntarle a un huérfano si quiere más al papá, o a la mamá, mientras se incendia el arca de Noé… o Cromagnon… Yo extraño a mis amigos ausentes y sangran las venas abiertas de América Latina. Los Chicos también tienen ternura y la ilusión de un cielo, aunque no sea el cristiano o el musulmán, donde encontrarnos todos algún día.
Se habla mucho de tus giras por España, pero nada de tus giras por el continente americano. ¿A qué se debe eso? ¿No lo das a difusión o bien no te preocupa mucho conquistar ese mercado?
No creo que haya sido por falta de preocupación, pero tampoco lo contrario… En la última década no toqué demasiado y siempre fue en Argentina y en España… me siento afortunado de poder cruzar el charco con canciones.
Recientemente has grabado un dueto con Juanes. ¿Tuvo mucho que ver Gustavo Santaolalla, o bien tu amistad con Juanes?
Tengo amistad con Gustavo (Santaolalla), y hace muchos años, pero no lo conocía a Juanes. Ahora sí somos amigos, puesto que descubrí, además de un artista talentoso, una persona generosa y humilde.
¿Cuáles son los planes con este disco, saldrás a recorrer el país, o hay otra gira por España?
Este año ya toqué en España, fue en julio y formé parte de la gran gira Dos Son Multitud, que convocó mucho público para escuchar rock n roll… A finales de año voy a cantar en Buenos Aires y en Córdoba, y también en Chile, con el mismo espíritu respetuoso de la estética del rock de guitarras. Estos son mis principios, si no les gusta tengo otros.
Fuente: Diario La Mañana de Neuquén
Fuente Revista Rolling Stone (la Critica)
Andrés Calamaro
La lengua feliz
(01/09/2007)
Con La lengua popular, su álbum oficial número 16 en solitario (habría que sumar los publicados con Raíces, Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, y una inmensa ristra de recopilatorios y piratas), Andrés Calamaro regresa al rock (suponiendo que en algún momento lo abandonara) o a su personal manera de entenderlo, empapándolo siempre de buenos ritmos populares. Un disco cien por cien Calamaro que retrata los días felices de su autor. El 11 de septiembre, se pone a la venta.
Como un tren circulando a ritmo de potente rock. Así se abre La lengua popular, el nuevo disco de Andrés Calamaro. Pero cuando percibes lo que se canta te das cuenta que esta –"Los chicos"– es una canción dedicada a… ¡los compañeros de viaje que han muerto! Un recurso este, de letras tristes y músicas alegres, que nos remite a una de las técnicas del mejor Calamaro y que más hondo caló en su momento. Y abrir como un vendaval, otro recurso de los suyos, es una buena forma de tranquilizar a esos que estaban esperando que Andrés Calamaro se dejara de salmones, cantantes, tintas rojas y palacios de las flores e hiciera un disco “como los de antes”. Bien, pues aquí está. La lengua popular es el álbum que muchos estaban esperando. Se acabó el periodo oscuro, ahora entra la luz. Se acabaron los discos “de productores”, aquí la producción –excelente trabajo de Cachorro López, con el que Andrés compartió vivencias en Los Abuelos de la Nada– asume los estándares. O no…
Me explico: Lo que sucede es que Andrés Calamaro es tan Nadie sale vivo de aquí como El salmón, y es tan Alta suciedad como Honestidad brutal, y es tan El regreso como El cantante, Tinta roja o El palacio de las flores. Sin unos, no hay otro. Lo tomas o lo dejas. Si no comprendiste que El cantante fue muy probablemente el disco que tuvo que hacer en aquel 2004 para reconciliarse con los “círculos plateados” y los estudios de grabación o que Tinta roja fue el gran capricho de disfrutar de un repertorio querido, unos amigos y una voz, o no entiendes que El palacio de las flores es una obra de perfecta madurez rockera y una de las cumbres de su carrera, te estás perdiendo algo. Y si no has escuchado esos discos, o no les prestaste la debida atención, mejor que los revises porque en ellos vive el aliento de esta feliz Lengua popular. Porque el Calamaro de hoy es, también, el Calamaro de ayer (incluyendo al de Los Abuelos Nada y al de Los Rodríguez, cómo no). Y porque estas canciones no habrían sido imaginables sin la travesía andada y las experiencias vividas por Andrés en los últimos años.
Pero tranquilo, no te asustes: que sí, que La lengua popular es el disco que estabas esperando, cien por cien Calamaro, con sus canciones emocionantes, sus letras para aliviar penas o alegrar corazones, su dominio del ritmo y la melodía, su gusto por el rock y los ritmos populares, su pasión por los detalles que disfrutarán los oyentes más exigentes. Y, cómo no, ahí está esa voz que Ariel Rot y Gringui Herrera definían como la del millón de dólares. Este es Andrés Calamaro. Y todos los demás, también.
Para introducirnos en La lengua popular, Andrés, desde Buenos Aires y vía email, responde a nuestras preguntas, que durante unos días van y vienen surcando 10.000 kilómetros de distancia en segundos. Nadie sabe bien cómo, pero lo hacen.
Comencemos por el principio, por la gestación del disco: Creo que estas son, en su mayoría, canciones escritas el año pasado y grabadas a comienzos de este, ¿es así?
Sí, tenía un rosario de canciones, además de algunos motivos instrumentales; aunque en un principio las consideré un catálogo incierto, mi círculo íntimo me animó a considerarlas un repertorio y terminé creyendo que tenía suficiente como para pensar en un disco próximo, siguiente al Palacio de las flores.
¿Cómo se te ocurrió contar con tu viejo amigo Cachorro López para la producción? ¿Cómo fue el reencuentro con él y el trabajo en el estudio?
Cachorro es como un primo, y además conocía de sobras sus quilates como productor porque empezamos juntos y porque sus funciones son de sobra conocidas. Nunca dejamos de encontrarnos del todo y lo escuché evolucionar, siempre sonando muy bien y muy dedicado al concepto y al acabado de los discos, que hace suyos. Cuando creí que tenía un cancionero suficiente, lo llamé y nos encontramos. Eso fue en los últimos meses del año pasado, y empezamos a grabar en febrero, grabamos hasta marzo, terminamos las mezclas en abril y el "mastereo" ya estaba listo en mayo.
En algunos temas ("Carnaval de Brasil", "5 minutos más", "Mi gin tonic", "La espuma de las orillas", "Sexy & barrigón", "La mitad del amor") firmáis Cachorro y tú las músicas, ¿cómo fue eso? ¿Qué tipo de colaboración se dio? ¿Fue en el propio estudio?
"La espuma..." ya estaba escrita por la mitad, pero las otras, arriba mencionadas, las hicimos en el estudio, efectivamente. Yo sabía lo que quería Cachorro para cada canción, porque me lo había dicho, y supongo que se lo di, con la colaboración permanente del propio López... Llegó el momento en que fuimos al estudio con una guitarra, un teclado y una boli-birome (artefacto para escribir) y dedicamos una semana a inventar canciones...
También me despierta mucha curiosidad la autoría de "Soy tuyo", que según los créditos está escrita "en estrecha colaboración con Miguel Cantilo y Sabina"... Explícate.
Ocurre que la canción nos gustaba, para Cachorro incluso era un momento especialmente sensible del álbum, pero queríamos mejorar apenas la letra que, para mí, estaba demasiado sentimental, y para el productor saturada de erotismo explícito... Entonces pedí a unos amigos, y formidables poetas y letristas, una mano... y me dieron las dos. Recibimos colaboraciones extraordinarias, incluso demasiado buenas para una canción que nos gustaba.
En el texto de introducción al CD, Rodrigo Fresán lo define como un disco de doce colores carnavalescos. Yo creo que es, sobre todo, un disco de rock muy impregnado por músicas populares... ¿Cómo lo ves tú?
Mi intención era incluir ciertas maneras subtropicales, estaba experimentando con loops de hip hop para canciones inclinadas a la cumbia argentina... No fue exactamente eso lo que hicimos, pero en algunas canciones se percibe mi intención de grabar mi aproximación a la cumbia cultural.
En cuanto a la temática, este creo que es tu disco, esencialmente, más feliz. Incluso hay apuntes eróticos en letras como "Soy tuyo"... Además de humor en "Sexy & barrigón" o "La mitad del amor". ¿Han quedado atrás los tiempos oscuros?
No puedo prometer ni prometerme eso. La luz y la oscuridad, metafóricamente, son ciclos en la vida de todas las personas; cuando terminamos de subir una montaña y la bajamos, hay que subir otra... Volviendo al disco, creo que las canciones más humorísticas tienen una cierta amargura implícita, y las canciones sentimentales dejan ver una cierta sensación de vulnerabilidad.
Resulta muy interesante esa combinación de canciones muy serias ("Cada una de tus cosas", como ejemplo máximo), con rockanroles divertidos como "Sexy & barrigón" o mi favorita de este momento, "La mitad del amor" (tema genial, con esa combinación de letra aparentemente divertida, pero profunda en el fondo, y música alegre).
Ya suponía que la música alegre y las letras tristes eran una combinación probada por los Beatles, pero tampoco me considero abonado a un registro en particular. Si bien no soy un contador de historias, también siento que estoy escribiendo a mi pueblo, a todos los pueblos, a las personas, a partir de pensamientos o imágenes, también creo que puedo escribir por el deseo de escribir y no siempre motivado por mis propios laberintos personales.
Como en algunos de tus discos (Alta suciedad, Honestidad brutal, El salmón) abres La lengua popular con un rock potente, en este caso uno de los temas más emocionantes del álbum, "Los chicos", dedicado a tus amigos desaparecidos. ¿Cómo se te ocurrió una canción como esta?
Yo diría amigos ausentes. "Los chicos" está escrita a principios de siglo. De repente me vi en la necesidad de encontrar palabras para decirle a un camarada enfermo, probablemente en su lecho de muerte... Que no es una situación grata ni sencilla, pero es conmovedora y a veces nos paraliza. Y después la canción va más allá y termina suponiendo que existe un cielo ateo, un lugar donde podríamos encontrarnos todos de nuevo, que es un sentimiento de esperanza profundo.
GUITARRAS, TECLAS Y DEMÁS
Uno de los aspectos que más destacan en La lengua popular es el despliegue guitarrístico. Este es un disco con muchas guitarras, y muy brillantes. ¿Darle un papel tan primordial a las guitarras fue una idea tuya o de Cachorro? ¿Querías un disco que sonara a rock, aunque musicalmente te movieras por diferentes palos?
Sí queríamos grabar un disco respetuoso con la estética rockera, aunque tampoco teníamos prohibida la suciedad de los muestreos (samplings) y los loops... También es cierto que llamamos a muchos guitarristas y que nosotros, los fijos en el estudio, también tocamos las guitarras. Además, y lo digo con mi mayor humildad, Cachorro me re-descubrió como guitarrista durante la grabación y, aunque yo me consideraba fuera de mi estado óptimo con las seis cuerdas, le gustó mi rítmica natural, y lo que yo llamaría mi toque Richards... Algo negro.
¿Tienes por costumbre tocar en casa algún instrumento? Me refiero a tocar por tocar, el piano, la guitarra... para mejorar la técnica, por placer o como ejercicio.
Confieso que no me cultivo, ni me entreno, como instrumentista... Espero el momento de ensayar para ejercitarme. ¡Y estoy desperdiciando un potencial guitarrístico! Sin embargo me mantengo atento a cuestiones domésticas de otra índole, como la cocina... Fuera de Broma, sé que llegué a tocar cosas interesantes y arriesgadas en la guitarra, pero también tengo la sana costumbre de rodearme de guitarristas geniales, que tocan con sentido y sensibilidad. En el piano, me reconozco hábil para el rock, pero por ahora cuento con Tito [Dávila], que es muy versátil como pianista y organista.
Al escuchar, en principio aislado, el tema de adelanto del disco, "5 minutos más (minibar)", me sorprendió enormemente la presencia tan evidente de la caja de ritmos (con sus referencias a los años 80...), que siempre asusta mucho. Pero sólo está en esa canción, ¿cómo fue que la resolvistéis de ese modo?
Cachorro tenía clarísimo ese loop, con esos sonidos y ese meneo. Una de las primeras cosas que me mostró fue una grabación y me propuso generar una canción con ese mismo patrón rítmico, al que le sumamos un cajón peruano-flamenco y el sonido de rayadura de vinilo en el sampleo de guitarras criollas. Por otra parte, el típico sonido Roland 808 nunca perdió vigencia, porque esos bombos y cajas se convirtieron en un sonido classic del hip-hop y están en muchísimos discos.
En este disco hay algunas citas evidentes ("no habrá más penas ni olvido"), pero otras que para algunos lo serán menos ("la rosa de Hiroshima", "la casa con diez pinos"...). ¿Te gustan esos juegos con citas para oyentes despiertos? ¿Enseñanzas dylanianas es esto?
"No habrá mas penas ni olvidos" es Osvaldo Soriano, "La rosa de Hiroshima", es Ney Matogrosso, "Una casa con 10 pinos", es Manal... También me autocito en muchas canciones, pero ése es un recurso habitual porque me gusta que las frases, como personajes, vuelvan cada tanto, como una opereta de conceptos y palabras. Sinceramente, no siempre sé qué dice Dylan en sus letras. Como lo estudié un poco sé que apela a diálogos de películas, nombra personas y elementos bíblicos, pero no soy un conocedor furioso de la obra de Bob Dylan, eso es leyenda... Simplemente me gusta mucho, le considero carismático y genial, y me encanta como músico, cantante, persona y personaje.
No hay duda de que La lengua popular es un álbum muy "argentino", pero ya no me refiero a lo musical, sino a su temática. Me explico, es como si te hubieras zambullido de lleno en la cultura argentina, salpicando las canciones de giros porteños que no sé si serán muy entendidos por aquí.
Sin embargo López intentó que no saturara el repertorio de palabras del argot porteño. Hay algunos términos que son sencillamente antiguos y ni siquiera en Argentina los van a entender masivamente, pero, a pesar de todo, intentábamos no cerrarnos en un lenguaje barrial o lunfardo.
Del mismo modo, la canción más abiertamente social del disco, "Comedor piquetero" (que uno se imagina qué versión harían los Fabulosos Cadillacs) necesitará explicación para los oyentes españoles: que Puerto Madero es una zona lujosísima de Buenos Aires, donde Raúl Castells (líder del movimiento "piquetero) y los suyos montaron el comedor popular al que te refieres. En todo caso, ¿una canción como esta es un guiño a una cierta marginalidad a la que tú no perteneces?
Es que el comedor piquetero –un comedor solidario instalado en un barrio de turistas y alto standing– es casi una postal típica, un poco como una bota de vino o una corrida de toros pero más contemporáneo y menos universal... Aunque la canción es cómica, porque presenta un contraste curioso: yo sufro por mi pueblo cuando sufre hambre y frío. Y, al mismo tiempo, intento mostrarme disconforme con el auge del turismo en Buenos Aires.
¿Por qué te muestras disconforme con el auge del turismo en Buenos Aires? ¿No crees que está ayudando a levantar la economía del país?
No lo creo, acaso da impulso a una franja del comercio, el gastronómico y el textil... los vinos y los cueros... Pero hay algo de prostitución en todo esto, el turismo económico, los gringos que vienen a ver cómo mis paisanos viven en la extrema humildad, van a la cancha de Boca o a una Villa [asentamientos de chabolas], ven a los pobres y después se excitan con lo barato que sale una cena –que la mayoría de los argentinos no va a poder pagar nunca en su vida– o una prenda de cuero de vaquitas argentinas muertas... Además, existe el turismo sexual, que me parece inmundo y cobarde, y el turismo gay, del que somos capital mundial junto con Madrid. Contra el turismo gay no tengo nada: Me gustaría que Buenos Aires sea una ciudad amigable con el movimiento, porque fuimos, por mucho tiempo, una ciudad represiva que castigó las libertades individuales diferentes.
CANCIONES, DIBUJOS Y REDES
Creo que en el disco sólo has recuperado un tema de los muchos inéditos, "Mi Cobain". ¿Sigues pensando en recoger en una caja los "ineditóxicos"?
Son dos: "Los chicos" y "Mi Cobain (Superjoint)", que abren y cierran el disco, son de principio de siglo y se les nota porque son catarsis de letra sin estribillo... Como siempre, y por supuesto, que el reverdecer de los inéditos del periodo post-Salmón son un proyecto vigente. Quisiera publicar y también reagrupar ese repertorio inagotable en la maldita internet.
¿Cómo fue que le propusiste al dibujante Liniers el diseño de la portada?
Leí una crónica de sus cuadernos editados, sus bocetos y garabatos íntimos, y le escribí un correo. Él pensó que era una broma de sus amigos pero me contestó igual... y no era una broma.
¿Le dejaste completa libertad para que hiciera el trabajo que quisiera?
Sí, al principio teníamos otros posibles títulos, y cuando llegamos a este, La lengua popular, le pedí que fuera literal con las lenguas, para no confundir la lengua con el lenguaje. Pero fue libre, generoso y genial.
Hace unos años, creías firmemente en internet como medio en el que difundir tu obra, pero ahora no te hace ninguna gracia la distribución gratuita de música. ¿Qué ha cambiado, que ahora, como le pasa a todo el mundo, vendes menos discos?
Ni antes era tan firme, ni ahora tampoco. Tampoco vendo menos discos –El regreso fue un best seller y tengo un promedio alto que ronda las cien mil unidades–, porque no siempre los discos tienen el mismo objetivo. Por otra parte, nunca pienso en lo que pueda venderse un disco cuando estoy grabando. Ocurre que a mí sí me gusta comprar discos, CDs, y creo que no son un artículo de lujo, como es una salida nocturna, frecuentar cabarets, comprar cocaína, consumir tragos largos, cenar en restaurantes o pagar hipotecas... Tampoco quiero defender a una industria si esta no me defiende a mí, pero creo que internet no es una fuente inagotable de música ni de nada, no creo que se escuche más ni mejor ahora, la gente habla menos y se encuentra menos con sus amigos... Digamos que tiene sus grietas, pero no me siento una víctima de la realidad y mi situación profesional es excelente.
Quizás me equivoque, pero creo que a tu anterior disco, El Palacio de las Flores, no se le prestó demasiada atención. Y me parece una pena porque creo que es una de tus grandes obras. ¿Tienes esa misma percepción?
Tengo que aceptar que la gente que me escucha podría estar verde para algunas cosas, o sencillamente atontada... Además, el debate musical no es para cualquiera. Grabé un disco adulto y no le presto atención a lo que opine cada jovencito que cree que sabe lo que le gusta.
Andrés, ¿apostamos? Yo digo que en unos años a El Palacio de las Flores se lo considerará como una de tus obras fundamentales...
Lamentaría si es que El Palacio de las Flores necesita, finalmente, el pulgar romano de la posteridad, pero entiendo que los oídos, lo mismo que algunos discos o novelas, necesiten reposar reposados... Para mí, con el peso de la objetividad y la historia de mi parte, fue una experiencia deliciosa. Toda esa lírica de varones amando y cantando, esas armonías enriquecidas, y el puro asunto de elegir ese momento y ese compañero de viaje musical [Litto Nebbia], ya justifican la existencia de un cierto fervor. Pero voy a resignarme si mis oyentes menos experimentados necesitan mas tiempo para gozar de este disco espléndido, independiente, libre, profundo y espontáneo.
¿Por qué no llegaste a presentar El Palacio de las Flores en directo, con Litto Nebbia y su banda, como se comentó en algún momento, aunque hubiera sido en una gira reducida, como la de Tinta roja?
No me acuerdo. Creo que me embarqué en el reencuentro con Ariel
y mis músicos preferidos. También se presentó la dulce posibilidad de juntar al grupo de Paco de Lucía para ensayar y tocar, y el repertorio de El cantante y Tinta roja era el que tímbricamente teníamos que hacer. Dicho sea de paso, fue una gira de altísima categoría, cuyas grabaciones son registros bastante excepcionales.
Confundes las fechas, en realidad, la gira de Tinta roja fue anterior. El Palacio salió en noviembre, y en diciembre tocaste por última vez con Ariel...
Ya lo sé, pero ya estábamos rodando con Ariel, estábamos felices con la música que generamos en esta reentré con José
, Candido [Candy Avello], Tito [Dávila] y Oswaldo [Osvi Grecco]. Quisimos seguir y llegamos a Buenos AIres ofreciendo un recital con sentido y sensibilidad, de puro rock y guitarras, lírica y masividad. Rock de chicos grandes para un público de todas las edades, porque abarcamos incluso a una generación que vienen a los conciertos con sus hijos adolescentes, ¡guau!
Vas a tocar a finales de año con Fito y Fitipaldis como banda de apoyo en Argentina y Chile, pero ¿tienes pensado tener una banda propia en el futuro? ¿Tocarás el año próximo en directo?
Mis bandas siempre son propias y yo también soy de mis bandas, me rodeo de músicos que están identificados conmigo como cantante y como autor y cada uno toca con libertad. Dos de mis músicos más cercanos [Candy Avello y José Bruno] están tocando con Fitipaldi y los felicito porque es una gran persona y un gran artista de rock. El año próximo voy a seguir tocando, claro que sí.
Los conciertos que has estado dando hasta ahora han sido en breves giras en grandes recintos (dejemos al margen la gira de Tinta roja) y en verano. ¿No crees que sería bueno que tocaras en una gira de invierno, haciendo más ciudades y en las habituales salas de conciertos españolas; o eso ya lo ves como que queda muy lejos?
En el 95 tocamos en noviembre y hacia bastante frío... No estoy haciendo la típica gira de verano y me consta que podría estar haciendo cien bolos por año entre América y Europa, pero por el momento me adapto a lo que el destino me pone por delante. El año que viene podría tocar más veces, quizás el doble de veces... Incluso antes del verano también.
Esencialmente, tus discos salen en Argentina y España, ahora vas a ir a tocar a Chile, ¿vas a tratar de entrar en otros países?
No estoy intentando entrar en otras regiones, pero sé que tengo muchos seguidores en Colombia, en donde me esperan siempre. Según me cuentan soy una figura de culto que mucha gente escucha. Es probable que en México también sepan ya quién soy y, lógicamente, en los países hermanos, limítrofes.
Hace unos días has estado grabando voces en una canción del próximo disco de Juanes, ¿fue una idea suya contar contigo?
Creo que era un deseo de Juanes, y me lo propuso Gustavo Santaolalla. No nos conocíamos personalmente, aunque con Gustavo sí que somos viejos amigos. Fue una grabación muy importante, una canción profunda y muy bella.
Esa grabación de Juanes la produce Gustavo Santaolalla, ¿cómo ha sido el encuentro con él? ¿Piensas en trabajar en alguna ocasión con Santaolalla como productor de un disco tuyo?
Todos los encuentros con Gustavo son interesantes y felices, hablamos mucho de música, y de la vida. Gustavo me vendió mi primer grabador de ocho pistas, un Fostex, hace 20 años... Me encantaría trabajar con Gustavo en cualquier área, pudimos hacerlo en los años ochenta y espero que siga siendo posible.
Fuente: Revista EFE EME
Entrevista en CUAL ES?, de la rock and pop

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Andrés Calamaro: "El pueblo me conoce y no por verme en la tele"
El cantante y compositor edita el martes 11 su nuevo álbum, "La lengua popular", que Clarín adelanta aquí en exclusiva. Además, cuenta que se siente querido por la gente y por sus pares.
Llega distendido Andrés Calamaro a la cita con Clarín. En un impersonal bar de Palermo, a sólo una cuadra de su casa, el compositor y cantante tiene ganas de hablar de La lengua popular, su nuevo disco, que saldrá el martes 11. Pantalones de jean, remera negra, pulóver gris Lacoste y zapatillas azul eléctrico, lleva sus característicos rulos al viento, la mirada limpia y a los ojos y su particular manera de hablar: ese pensar una por una las palabras, matizadas con lenguaje que mezcla castellano antiguo, argot carcelero y modismos españoles, y que suele rematarse con un "¿verdad?", que más que pregunta es una afirmación hacia su interlocutor.
La lengua popular trae doce canciones inéditas de Andrés, y en sus letras pueden encontrarse muchos rasgos de su vida actual. Algo que él reconoce. Aunque, claro, son canciones y no meros retratos de la realidad. Alguna metáfora, alguna trampa, esconden.
Para romper el hielo, la conversación arranca en un regalo que Calamaro acaba de recibir: una caja con seis discos de Miles Davis y John Coltrane, de la época de Kind of Blue, "momento esencial del jazz moderno -se entusiasma y viene la broma-: un disco más que El salmón", dice en referencia a su mítico quíntuple álbum. "Igual -termina la idea-, caben en un ipod del tamaño de una uña."
¿Por qué "La lengua popular"?
No tengo una explicación gloriosa para dar. Parece uno de mis títulos fundacionales, como Honestidad brutal o El cantante. Pero más que pensar en el idioma hay que pensar en el músculo: la lengua stone, la lengua que siente el gusto, la lengua que da besos de lengua...
Parece un disco escrito desde la luz, contra otros momentos de oscuridad que tuviste...
La felicidad también nos hace vulnerables, quebradizos y poderosos. La vida es luces y sombras, y a todos nos va a llegar la hora de enfrentar dificultades y el dolor ajeno. Pero tampoco nunca estuve muy mal. Vivimos en el país de los desaparecidos, de la gente sin trabajo, que no tiene asistencia médica o que pasa hambre. Lo mido con esa escala. Alguna vez un amigo me dijo que esperaba que siguiera siendo "chistoso y valiente". Y acá hay un par de canciones que están escritas con ese agrio sentido del humor.
Enseguida viene el análisis de esas canciones que menciona. Como Comedor piquetero, que habla del que la gente de Castells y Nina Pelozo montaron en Puerto Madero. "Eso es turismo sexual. Traen a los gringos, los llevan a ver a los piqueteros, después a la cancha de Boca, a las villas... Y esos gringos terminan comiendo en restaurantes en los que un argentino no podría pagar ni un pan con manteca. Es mi queja por Buenos Aires convertida en una ciudad turística." Redondea con una frase: "Vida paria en la burbuja inmobiliaria".
La búsqueda, dice, es armar un disco que a través de canciones sencillas pero no vulgares formule preguntas "tal vez profundas... Dónde están los amigos ausentes, o bien negar la existencia de las fuentes de inspiración tradicionales. Terminar de una vez por todas con el mito del artista torturado, que sólo escribe al borde de la sobredosis".
"La mitad del amor", que habla del viejo Andrés que no dormía jamás. ¿Eso es derrumbar el mito?
No era mi intención hablar tanto de mí. Ahora soy un Andrés más viejo que duerme todos los días. Yo no sé si el malevaje extrañado me verá como un gil laburante, pero el viejo Andrés que no dormía jamás ya no hacía más giras ni publicaba discos. No te olvides que a Lennon lo mató un fan. Todos tenemos un Chapman que preferiría recordarnos en un determinado momento. Un viejo socialista me dijo que optar no es un privilegio; elegir, sí. Si puedo elegir no enfrentar las responsabilidades como un agobio permanente, voy a elegirlo. En la vida bohemia hay algo de renuncia o libertinaje que lo hace sentir a uno más allá del tiempo y del espacio, pero hay algo de esclavitud permanente.
Pasa de tema Calamaro y dice "el rock and roll no está hecho para gustarme a mí". Que tiene sentido que, promediando su cuarta década de vida (tiene 46), haya bandas que le parezcan basura. Pero que el rock and roll es así. Y se la agarra con los "rockeristas" que siguen viendo a los Redonditos de Ricota como un grupo nuevo. "Por suerte Pettinato está metido en el periodismo y se va a ocupar, al menos, de que Sumo sea considerado una leyenda". Y fulmina: "Si vamos a hablar en serio, yo ya me di cuenta de que en el rock no hay un Atahualpa Yupanqui, un Piazzolla, un Gardel, un Homero Manzi. Si alguien tiene que ser considerado una figura poética, respetada, importante, habría que buscar por el lado de Litto Nebbia o Spinetta.
Y vos, ¿dónde entrás?
Yo tengo el respeto de mis pares, que es para mí el verdadero éxito, y el cariño del pueblo. El pueblo me conoce y no por verme en la tele, me conocen por haberme escuchado. Aunque el debate musical está un poco degradado. Una forma rara de sentar precedente de "cool" es andar diciendo lo que a uno no le gustó. Y yo, por ejemplo, entré al tango con el permiso de Mariano Mores, de Virgilio Expósito, de Juanjo Domínguez. No tengo por qué hacer una copia del varón del tango o de Néstor Fabián.
De nuevo con una sonrisa, Andrés comparte que hará promoción de su disco a la antigua: dando notas (aunque las prefiera por mail) y hasta firmando discos, cosa que hará en Madrid para el lanzamiento de La lengua popular. "Hay artistas que tocan peor que yo y no dan notas. En fin, que cada uno haga lo que quiera", se desmarca. Y cuenta que está yendo poco a España, que tiene alquilado su piso y que cada vez que le toca trabajar por allá tiene que hospedarse en un hotel. "Pero quiero ver si consigo tres meses del año próximo, para ver a mi familia adoptiva, los del clan de Javier Limón (el productor), a mis amigos Fernando y David Trueba, a Rey Loriga. Y poder llevar a mi familia."
Hablando de familia... ¿Viste la película de Fito Páez, "¿De quién es el portaligas?"
Estuve un poco en el rodaje, acompañando a Julieta (Cardinali, su mujer). Actrices estupendas. La Cardinali hace comedia dramática con mucha sensibilidad y encanto. Tengo ganas de verla terminada. Espero estar en el estreno en Rosario. Fito es el único de los músicos de rock argentino que se animó a filmar películas. Y acá se lo discute.
¿Y cómo llevás tu vida como padre (su hija, Charito tiene ocho meses)?
Tengo que confesar que no escribí 30 canciones en la sala de parto. Tal vez fui demasiado hippie o demasiado poco hippie. Lo que te puedo decir es que no me había preparado para una experiencia que va a durar toda la vida. Supongo que consiste en eso, saber que es para toda la vida. Lo ideal sería que la familia esté junta y queriéndose siempre, y no todo el mundo lo consigue. No defraudar a nuestros hijos y que nuestros hijos no nos defrauden... No quiero ni pensarlo, ni como hijo ni mucho menos como padre. Pero sí puedo decir que cuando sonríe me alegra el día.
Tema por tema, cómo es el nuevo disco
El martes 11 es la fecha elegida para la salida de La lengua popular, el nuevo disco de Andrés Calamaro. Después de su paso por el tango, con Tinta roja, y de El palacio de las flores, cd con producción de Litto Nebbia, Andrés se apoyó en Cachorro López, su ex compañero de los Abuelos de la Nada (exitoso productor discográfico y coautor del megahit Color esperanza, nominado al Grammy latino estos días como productor del año) para este álbum con doce canciones inéditas, que lo devuelven a su más tradicional formato de canciones de rock.
Los chicos: Fuerte rock and roll con coros tribuneros. Una oda a los que se fueron de esta vida primero. Y de las cosas que hay que llevar al cielo, entre ellas un cucumelo para el chico cuartetero (¿Rodrigo?). "Y si en invierno hace frío, bajo al infierno un poco."
Carnaval de Brasil: Balada mid tempo. Al decir de Calamaro: "la canción que desmiente las musas de inspiración. No son canciones urgentes, no son asuntos pendientes". Y cierra con un inapelable: "tristeza nao tem fin".
95 minutos más (minibar): Primer corte, ya suena en las radios. Una canción con reminiscencia de las rumbas de los Rodríguez, su antigua banda.
Soy tuyo: Balada mortal, va en recuadro aparte. Algunos versos de una declaración de amor: "Me gusta desarmarme arriba tuyo, me gusta demasiado ensuciarte. Besar tu flor inmediata, besarte atrás y adelante".
Mi gin tonic: Canción calamaresca típica: "Hay días para quedarse a mirar, hay días en que hay poco para ver, hay días sospechosamente light, hay un deseo que pido siempre que pasa un tren".
La espuma de las orillas: Aires de cumbia para una canción sobre lo que el río no quiso contar. Y una pista de su actualidad: "Ya no tengo espinas clavadas en el corazón".
Cada una de tus cosas: Otra balada con el río y el amor como protagonistas. "Será un momento de eternidad, de esos que me das..."
Comedor piquetero: Cumbia "alla" Fabulosos Cadillacs. Su contenido en la nota central.
Sexy y barrigón: Rock and roll con destino de hit: "Soy una buena combinación de Homero Simpson con Rolling Stone".
De orgullo y de miedo: Delicado tex-mex con otro punto alto en la letra. "Qué mezcla de orgullo y de miedo ser el dedo que te toca, el que te besa en la boca... Confieso haber vivido al margen de la moral y lo permitido."
La mitad del amor: Rock autorreferencial: "Parte de mí no cambió, y a la vez ya no soy el viejo Andrés, que no dormía jamás. Qué momento ideal, encontré la mitad del amor".
Mi Cobain: Tiene en su letra "la lengua popular" del título. Habla de la Argentina y de no callarse las cosas que se piensan. Pop (de popular) para cerrar el disco.
Fuente: Diario Clarin
El rockero argentino cuenta cómo es su nuevo disco, “La lengua popular”
(Andrés Calamaro: “A veces las canciones deciden por mí y otras veces las manipulo”)
Andrés Calamaro regresa con 12 nuevas canciones y la lengua afilada. Desde el verano español envía señales de humo en un intento por querer explicar su situación actual: “No es justo escribir siempre bajo los efectos de la espinaca de la soledad y la sobredosis de ombligo”, dice a Escenario. Y, se sabe, la frase no sólo está referido a su nuevo álbum “La lengua popular”, en el que pregona “Ya no soy el viejo Andrés que no dormía jamás”, sino también a su realidad más concreta. Lo cierto es que Calamaro está de vuelta una vez más y aprovecha la ocasión para hacer una aclaración oportuna: “Me sorprendo a mí mismo soportando los compromisos con menor intensidad apocalíptica”.
Por otra parte, el nuevo disco recién se editará el 11 de este mes, una fecha llena de significaciones: un 11 de septiembre cayeron las Torres Gemelas y también —aunque no tenga tanta prensa— fue el día en que asesinaron en Chile a su presidente constitucional: Salvador Allende.
“Yo pienso en Allende, en el Día del Maestro y en las «torres paralelas» —asegura Andrés Calamaro en el comienzo de la entrevista—. Pero también es el momento del año en que los días se hacen más largos y cálidos. El disco se demoró hasta septiembre porque julio y agosto son meses inconvenientes para publicar en España, donde la gente todavía se toma meses enteros de vacaciones. Acá las vacaciones consisten en quedarse en casa y mojarse con la manguera. Esperar una fecha ideal no deja de ser una demostración de fe en estos tiempos donde todo el mundo parece compadecerse de los pobres músicos víctimas del naufragio del formato y de una industria que, históricamente, nunca nos defendió mucho que digamos. Así y todo, pido permiso para descubrir una relación de armonía y amistad con la compañía que me acompaña, pero no es lo habitual a lo ancho de la historia que sabe de injusticias en todas las áreas corporativas”.
—¿Cuándo editaste el disco en vivo “El regreso”. explicaste en una Capital que querías hacer un álbum que no fuera entrevista con La autorreferencial, que no querías seguir confesándote o parodiándote en tus canciones. “La lengua popular” no parece ser ese disco del que hablabas...
—No, no lo es, pero es muy pro bable que me queden discos por hacer aún, y es posible que intente hacer grabaciones más abstractas, que pongan el foco en el ritmo o en zonas libres de melodías con letra. Por el momento todo parece indicar que a veces las canciones deciden por mí y otras veces las puedo manipular, es decir: un empate entre la honestidad y el oficio, aunque comprometido con la verdad y con la estética, lo que no deja de ser un balance ético aceptable. Habiendo aclarado, o prestado más confusión sobre este punto, estimo que “La lengua popular” es un disco muscular, húmedo, sentimental, adulto, irónico y, valga la redundancia, popular aunque sofisticado. También, una vuelta a los estribillos, un ejercicio menos catárquico y más volcado a lo formal de la canción de rock subtropical.
— Admitir en una de los nuevos temas que el Andrés que nunca dormía quedó atrás, ¿significa que existe un Andrés distinto, que vive de otra forma y que compone, supongo, bajo otros códigos? Es decir, 12 canciones para un disco en lugar de 100, es todo un cambio...
—Doce canciones en un disco es un formato de álbum clásico y formal. Es como enchufar una guitarra en un amplificador de válvulas o filmar películas en celuloide. Quiero decir que de alguna manera es una vuelta a ciertos códigos. En lo personal sigo respetando los mismos códigos, aunque viva sujeto a menores descargas de desesperación y furia. Me sorprendo a mí mismo soportando los compromisos con menor intensidad apocalíptica, y al mismo tiempo recuerdo aquella renuncia como una sobredosis de libertad y esclavitud, sin nostalgias ni arrepentimiento. No es justo escribir siempre bajo los efectos de la espinaca de la soledad y la sobredosis de ombligo.
—Frases como “soy una buena combinación de Homero Simpson con un Rolling Stones, saco ventaja de la confusión, ya sé, soy sexy y barrigón” o “tengo el minibar abierto y cerrado el corazón”, ¿tienen más que ver con el personaje o con lo real?
—”Sexy & barrigón” no es autobiográfica porque no soy tan sexy y mi barriga es postiza, como los dientes de Keith Richards. Además estoy más cerca de un Rolling Stone que de Homero Simpson, principalmente porque no trabajo en una central nuclear. “Abierto el minibar y cerrado el corazón” podría ser un ejercicio de estilo y no faltar a la verdad. Me temo que sigo sin ser un contador de historias, sin embargo confieso que la mayoría de las cosas que canto están muy cerca de lo real. De todos modos, y volviendo a la primera pregunta o planteo, si existiera una distancia respetable entre el personaje y la persona real, entonces sí estaría más cerca de un disco menos autorreferente como aquella vez pensé en voz alta.
—Si tuvieses que armar un nuevo disco de “grandes éxitos, ¿qué temas incluirías de “La lengua popular”?
—Eso no seria complicado. “Los chicos”, “Minibar”, probablemente “Carnaval de Brasil” o “Soy tuyo”. Se supone que un álbum que tiene doce canciones justifica el número si cuenta con seis canciones potencialmente radiofónicas y otras seis que sean interesantes lados B.
—¿Cuáles fueron las diferencias más importantes entre trabajar con Litto Nebbia y Cachorro López?
—No hay diferencias importantes. Litto es un padre, es el inventor del invento, llegaba temprano al estudio para cantar con gran frescura canciones de su disco de blues, que acaba de editar. Cachorro es un primo y también llegaba antes al estudio. Con los dos escribimos nuevas canciones, cada uno se implicó a su manera y fue fiel a su estilo, así en lo armónico como en el método dentro en el estudio. Pero es más lo que tienen en común y de importante que las diferencias que puedan tener. Además grabamos como amigos y como compañeros.
—¿Hay alguna canción para vos que lo diga todo, que encierre el todo? ¿Es posible escribirla?
—”El payador perseguido” (la extensa copla de Atahualpa Yupanqui) dice mucho, probablemente diga casi todo aunque no me la sepa de memoria. En realidad, no sé de memoria ni mis letras más habituales. Algunos tangos dicen mucho, y aseguran además que Bob Dylan es un letrista muy completo. A veces un piano o una trompeta lo dice todo y supongo que Richard Wagner, Paco De Lucia y John Coltrane también.
Fuente: Diario La Voz
En la voz del cantante
A nueve días de presentar su nuevo disco, “La lengua popular”, Andrés Calamaro conversó sobre su trabajo, la importancia del regreso y las futuras giras.
“No negociamos pero dialogamos todo el tiempo”, aseguró sobre la experiencia de volver a trabajar con el productor Cachorro López.
Neuquén > Se desintoxicó y volvió. A su país, y a su música. Desde que regresó a la Argentina desde España, Andrés Calamaro grabó cuatro discos: “El regreso” (2005), “Tinta roja” (2006), “El palacio de las flores” (2006) y “La lengua popular” (2007). Con seguridad, este último resultará el más interesante para su público. ¿El motivo? El primero fue un disco en vivo que registra sus primeros shows criollos en años, en el Luna Park. El segundo fue un homenaje del artista a sus tangos favoritos, un poco en la misma vena de “El cantante” (2004). Y el tercero era una colaboración con su admirado Litto Nebbia. Así que recién con “La lengua popular”, que sale el 11 de septiembre, los fans de Calamaro tendrán el disco que esperan hace tanto. Además, este álbum marca el reencuentro del Salmón con quien fuera su compañero en Los Abuelos de la Nada, el productor ganador del Grammy (y también nominado este año) Cachorro López.
Como si las circunstancias antes enumeradas no fueran suficientemente importantes en la vida de una persona, el año pasado Andrés tuvo una hija con su mujer Julieta Cardinali.
Sobre todo esto, habló Andrés Calamaro en una entrevista exclusiva para La Mañana de Neuquén.
El 11 de septiembre para el mundo tiene muchas connotaciones políticas. ¿Cuál es el propósito de esta fecha para la edición de tu disco?
Septiembre es una fecha ideal para publicar. Antes no, porque es verano rabioso en España y no se estila publicar discos de estas cualidades con la gente de vacaciones (allá se van de vacaciones meses enteros). La llegada de la primavera parece ser un buen momento, también, para presentar un estreno musical en nuestro país… No sé qué día cae el once, pero ahora los discos salen un determinado día de la semana, por eso es el once y no el doce. Hoy en día lo más importante es que no llegue a Internet dos meses antes de publicarse un álbum. El 11 es el día del maestro, y algunos recordamos el golpe en el país hermano o el estrepitoso episodio talibán.
¿Cuál fue el hecho que produjo que volvieras a trabajar con Cachorro López?
Una serie de hechos fraternales y musicales, principalmente porque Cachorro es un gran productor y muy comprometido con los discos que hace suyos propios. Es indiscutible este formidable ganador del Grammy al mejor productor del continente, además propiciamos un encuentro humano, aunque plenamente musical, artesanal y profesional, más allá de la amistad nunca perdida pero siempre encontrada con el que es un hermano de la música y del tiempo.
Al escuchar el disco, si bien no son Los Abuelos de la nada, se puede escuchar claramente el sonido de Calamaro, pero también el de Cachorro López. ¿En qué punto tuviste que negociar con el productor, teniendo en cuenta que vos también tenés esa faceta?
No negociamos pero dialogamos todo el tiempo, yo pude experimentar con repertorio y con opciones, pero también supe, o así lo creo, darle a Cachorro lo que fuera necesario para que culmine su producción con gloria… También descartamos propuestas mías pero eso es normal, puesto que se supone que hay que llegar a un disco con contenidos suficientes para descartar, y con voluntad de escribir en el estudio también.
A lo largo de la historia de la música, si rastreamos los distintos discos o reportajes de músicos que son padres, siempre confiesan que algún tema o disco fueron inspirados en sus hijos. ¿Qué cosas de este disco tiene una impronta de Calamaro papá?
Sinceramente no hay canciones deliberadamente dedicadas o inspiradas, lo siento si esperabas una respuesta más hippie… Aunque es probable que, de alguna forma sutil, pudiera interpretarse algún texto como afectado por mi vida o por la realidad… No me siento un canalla si tal impronta no es patente o literal.
Con los últimos discos estuviste recorriendo el cancionero popular de Andrés Calamaro, ya sea con temas de otros o los propios. ¿Qué tiene este disco, como para que lleve el título “La Lengua Popular”.
Es que LLP es parte de la letra de una de las canciones, es sólo un fragmento de un verso y de una estrofa… La lengua como músculo húmedo y stone. Es casual que suene refundacional o académico pop.
2007 es el año que varias bandas nacionales o de afuera eligieron para volver. ¿Cómo ves vos estos regresos?
Los veo muy bien, son regresos elegantes y también importantes. Regresos que regresan por distintos motivos y siempre el mismo. Reencontrarse con algo que es de uno y es de todos, recuperar lo que nunca se perdió, celebrar el desencuentro con un encuentro.
Si uno mira el arte del disco, el video del primer corte, es como que este es el momento de mostrar “El Regreso”.
No sé si entiendo la pregunta, pero supongo que en Argentina todo es posible, incluso volver con la frente marchita o siempre estar volviendo… regresando.
En “Los chicos” le hablás a una persona. ¿Quién es ese compinche y qué amigo extrañas más de los que ya se fueron?
Eso es como preguntarle a un huérfano si quiere más al papá, o a la mamá, mientras se incendia el arca de Noé… o Cromagnon… Yo extraño a mis amigos ausentes y sangran las venas abiertas de América Latina. Los Chicos también tienen ternura y la ilusión de un cielo, aunque no sea el cristiano o el musulmán, donde encontrarnos todos algún día.
Se habla mucho de tus giras por España, pero nada de tus giras por el continente americano. ¿A qué se debe eso? ¿No lo das a difusión o bien no te preocupa mucho conquistar ese mercado?
No creo que haya sido por falta de preocupación, pero tampoco lo contrario… En la última década no toqué demasiado y siempre fue en Argentina y en España… me siento afortunado de poder cruzar el charco con canciones.
Recientemente has grabado un dueto con Juanes. ¿Tuvo mucho que ver Gustavo Santaolalla, o bien tu amistad con Juanes?
Tengo amistad con Gustavo (Santaolalla), y hace muchos años, pero no lo conocía a Juanes. Ahora sí somos amigos, puesto que descubrí, además de un artista talentoso, una persona generosa y humilde.
¿Cuáles son los planes con este disco, saldrás a recorrer el país, o hay otra gira por España?
Este año ya toqué en España, fue en julio y formé parte de la gran gira Dos Son Multitud, que convocó mucho público para escuchar rock n roll… A finales de año voy a cantar en Buenos Aires y en Córdoba, y también en Chile, con el mismo espíritu respetuoso de la estética del rock de guitarras. Estos son mis principios, si no les gusta tengo otros.
Fuente: Diario La Mañana de Neuquén


Fuente Revista Rolling Stone (la Critica)
Andrés Calamaro
La lengua feliz
(01/09/2007)
Con La lengua popular, su álbum oficial número 16 en solitario (habría que sumar los publicados con Raíces, Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, y una inmensa ristra de recopilatorios y piratas), Andrés Calamaro regresa al rock (suponiendo que en algún momento lo abandonara) o a su personal manera de entenderlo, empapándolo siempre de buenos ritmos populares. Un disco cien por cien Calamaro que retrata los días felices de su autor. El 11 de septiembre, se pone a la venta.
Como un tren circulando a ritmo de potente rock. Así se abre La lengua popular, el nuevo disco de Andrés Calamaro. Pero cuando percibes lo que se canta te das cuenta que esta –"Los chicos"– es una canción dedicada a… ¡los compañeros de viaje que han muerto! Un recurso este, de letras tristes y músicas alegres, que nos remite a una de las técnicas del mejor Calamaro y que más hondo caló en su momento. Y abrir como un vendaval, otro recurso de los suyos, es una buena forma de tranquilizar a esos que estaban esperando que Andrés Calamaro se dejara de salmones, cantantes, tintas rojas y palacios de las flores e hiciera un disco “como los de antes”. Bien, pues aquí está. La lengua popular es el álbum que muchos estaban esperando. Se acabó el periodo oscuro, ahora entra la luz. Se acabaron los discos “de productores”, aquí la producción –excelente trabajo de Cachorro López, con el que Andrés compartió vivencias en Los Abuelos de la Nada– asume los estándares. O no…
Me explico: Lo que sucede es que Andrés Calamaro es tan Nadie sale vivo de aquí como El salmón, y es tan Alta suciedad como Honestidad brutal, y es tan El regreso como El cantante, Tinta roja o El palacio de las flores. Sin unos, no hay otro. Lo tomas o lo dejas. Si no comprendiste que El cantante fue muy probablemente el disco que tuvo que hacer en aquel 2004 para reconciliarse con los “círculos plateados” y los estudios de grabación o que Tinta roja fue el gran capricho de disfrutar de un repertorio querido, unos amigos y una voz, o no entiendes que El palacio de las flores es una obra de perfecta madurez rockera y una de las cumbres de su carrera, te estás perdiendo algo. Y si no has escuchado esos discos, o no les prestaste la debida atención, mejor que los revises porque en ellos vive el aliento de esta feliz Lengua popular. Porque el Calamaro de hoy es, también, el Calamaro de ayer (incluyendo al de Los Abuelos Nada y al de Los Rodríguez, cómo no). Y porque estas canciones no habrían sido imaginables sin la travesía andada y las experiencias vividas por Andrés en los últimos años.
Pero tranquilo, no te asustes: que sí, que La lengua popular es el disco que estabas esperando, cien por cien Calamaro, con sus canciones emocionantes, sus letras para aliviar penas o alegrar corazones, su dominio del ritmo y la melodía, su gusto por el rock y los ritmos populares, su pasión por los detalles que disfrutarán los oyentes más exigentes. Y, cómo no, ahí está esa voz que Ariel Rot y Gringui Herrera definían como la del millón de dólares. Este es Andrés Calamaro. Y todos los demás, también.
Para introducirnos en La lengua popular, Andrés, desde Buenos Aires y vía email, responde a nuestras preguntas, que durante unos días van y vienen surcando 10.000 kilómetros de distancia en segundos. Nadie sabe bien cómo, pero lo hacen.
Comencemos por el principio, por la gestación del disco: Creo que estas son, en su mayoría, canciones escritas el año pasado y grabadas a comienzos de este, ¿es así?
Sí, tenía un rosario de canciones, además de algunos motivos instrumentales; aunque en un principio las consideré un catálogo incierto, mi círculo íntimo me animó a considerarlas un repertorio y terminé creyendo que tenía suficiente como para pensar en un disco próximo, siguiente al Palacio de las flores.
¿Cómo se te ocurrió contar con tu viejo amigo Cachorro López para la producción? ¿Cómo fue el reencuentro con él y el trabajo en el estudio?
Cachorro es como un primo, y además conocía de sobras sus quilates como productor porque empezamos juntos y porque sus funciones son de sobra conocidas. Nunca dejamos de encontrarnos del todo y lo escuché evolucionar, siempre sonando muy bien y muy dedicado al concepto y al acabado de los discos, que hace suyos. Cuando creí que tenía un cancionero suficiente, lo llamé y nos encontramos. Eso fue en los últimos meses del año pasado, y empezamos a grabar en febrero, grabamos hasta marzo, terminamos las mezclas en abril y el "mastereo" ya estaba listo en mayo.
En algunos temas ("Carnaval de Brasil", "5 minutos más", "Mi gin tonic", "La espuma de las orillas", "Sexy & barrigón", "La mitad del amor") firmáis Cachorro y tú las músicas, ¿cómo fue eso? ¿Qué tipo de colaboración se dio? ¿Fue en el propio estudio?
"La espuma..." ya estaba escrita por la mitad, pero las otras, arriba mencionadas, las hicimos en el estudio, efectivamente. Yo sabía lo que quería Cachorro para cada canción, porque me lo había dicho, y supongo que se lo di, con la colaboración permanente del propio López... Llegó el momento en que fuimos al estudio con una guitarra, un teclado y una boli-birome (artefacto para escribir) y dedicamos una semana a inventar canciones...
También me despierta mucha curiosidad la autoría de "Soy tuyo", que según los créditos está escrita "en estrecha colaboración con Miguel Cantilo y Sabina"... Explícate.
Ocurre que la canción nos gustaba, para Cachorro incluso era un momento especialmente sensible del álbum, pero queríamos mejorar apenas la letra que, para mí, estaba demasiado sentimental, y para el productor saturada de erotismo explícito... Entonces pedí a unos amigos, y formidables poetas y letristas, una mano... y me dieron las dos. Recibimos colaboraciones extraordinarias, incluso demasiado buenas para una canción que nos gustaba.
En el texto de introducción al CD, Rodrigo Fresán lo define como un disco de doce colores carnavalescos. Yo creo que es, sobre todo, un disco de rock muy impregnado por músicas populares... ¿Cómo lo ves tú?
Mi intención era incluir ciertas maneras subtropicales, estaba experimentando con loops de hip hop para canciones inclinadas a la cumbia argentina... No fue exactamente eso lo que hicimos, pero en algunas canciones se percibe mi intención de grabar mi aproximación a la cumbia cultural.
En cuanto a la temática, este creo que es tu disco, esencialmente, más feliz. Incluso hay apuntes eróticos en letras como "Soy tuyo"... Además de humor en "Sexy & barrigón" o "La mitad del amor". ¿Han quedado atrás los tiempos oscuros?
No puedo prometer ni prometerme eso. La luz y la oscuridad, metafóricamente, son ciclos en la vida de todas las personas; cuando terminamos de subir una montaña y la bajamos, hay que subir otra... Volviendo al disco, creo que las canciones más humorísticas tienen una cierta amargura implícita, y las canciones sentimentales dejan ver una cierta sensación de vulnerabilidad.
Resulta muy interesante esa combinación de canciones muy serias ("Cada una de tus cosas", como ejemplo máximo), con rockanroles divertidos como "Sexy & barrigón" o mi favorita de este momento, "La mitad del amor" (tema genial, con esa combinación de letra aparentemente divertida, pero profunda en el fondo, y música alegre).
Ya suponía que la música alegre y las letras tristes eran una combinación probada por los Beatles, pero tampoco me considero abonado a un registro en particular. Si bien no soy un contador de historias, también siento que estoy escribiendo a mi pueblo, a todos los pueblos, a las personas, a partir de pensamientos o imágenes, también creo que puedo escribir por el deseo de escribir y no siempre motivado por mis propios laberintos personales.
Como en algunos de tus discos (Alta suciedad, Honestidad brutal, El salmón) abres La lengua popular con un rock potente, en este caso uno de los temas más emocionantes del álbum, "Los chicos", dedicado a tus amigos desaparecidos. ¿Cómo se te ocurrió una canción como esta?
Yo diría amigos ausentes. "Los chicos" está escrita a principios de siglo. De repente me vi en la necesidad de encontrar palabras para decirle a un camarada enfermo, probablemente en su lecho de muerte... Que no es una situación grata ni sencilla, pero es conmovedora y a veces nos paraliza. Y después la canción va más allá y termina suponiendo que existe un cielo ateo, un lugar donde podríamos encontrarnos todos de nuevo, que es un sentimiento de esperanza profundo.
GUITARRAS, TECLAS Y DEMÁS
Uno de los aspectos que más destacan en La lengua popular es el despliegue guitarrístico. Este es un disco con muchas guitarras, y muy brillantes. ¿Darle un papel tan primordial a las guitarras fue una idea tuya o de Cachorro? ¿Querías un disco que sonara a rock, aunque musicalmente te movieras por diferentes palos?
Sí queríamos grabar un disco respetuoso con la estética rockera, aunque tampoco teníamos prohibida la suciedad de los muestreos (samplings) y los loops... También es cierto que llamamos a muchos guitarristas y que nosotros, los fijos en el estudio, también tocamos las guitarras. Además, y lo digo con mi mayor humildad, Cachorro me re-descubrió como guitarrista durante la grabación y, aunque yo me consideraba fuera de mi estado óptimo con las seis cuerdas, le gustó mi rítmica natural, y lo que yo llamaría mi toque Richards... Algo negro.
¿Tienes por costumbre tocar en casa algún instrumento? Me refiero a tocar por tocar, el piano, la guitarra... para mejorar la técnica, por placer o como ejercicio.
Confieso que no me cultivo, ni me entreno, como instrumentista... Espero el momento de ensayar para ejercitarme. ¡Y estoy desperdiciando un potencial guitarrístico! Sin embargo me mantengo atento a cuestiones domésticas de otra índole, como la cocina... Fuera de Broma, sé que llegué a tocar cosas interesantes y arriesgadas en la guitarra, pero también tengo la sana costumbre de rodearme de guitarristas geniales, que tocan con sentido y sensibilidad. En el piano, me reconozco hábil para el rock, pero por ahora cuento con Tito [Dávila], que es muy versátil como pianista y organista.
Al escuchar, en principio aislado, el tema de adelanto del disco, "5 minutos más (minibar)", me sorprendió enormemente la presencia tan evidente de la caja de ritmos (con sus referencias a los años 80...), que siempre asusta mucho. Pero sólo está en esa canción, ¿cómo fue que la resolvistéis de ese modo?
Cachorro tenía clarísimo ese loop, con esos sonidos y ese meneo. Una de las primeras cosas que me mostró fue una grabación y me propuso generar una canción con ese mismo patrón rítmico, al que le sumamos un cajón peruano-flamenco y el sonido de rayadura de vinilo en el sampleo de guitarras criollas. Por otra parte, el típico sonido Roland 808 nunca perdió vigencia, porque esos bombos y cajas se convirtieron en un sonido classic del hip-hop y están en muchísimos discos.
En este disco hay algunas citas evidentes ("no habrá más penas ni olvido"), pero otras que para algunos lo serán menos ("la rosa de Hiroshima", "la casa con diez pinos"...). ¿Te gustan esos juegos con citas para oyentes despiertos? ¿Enseñanzas dylanianas es esto?
"No habrá mas penas ni olvidos" es Osvaldo Soriano, "La rosa de Hiroshima", es Ney Matogrosso, "Una casa con 10 pinos", es Manal... También me autocito en muchas canciones, pero ése es un recurso habitual porque me gusta que las frases, como personajes, vuelvan cada tanto, como una opereta de conceptos y palabras. Sinceramente, no siempre sé qué dice Dylan en sus letras. Como lo estudié un poco sé que apela a diálogos de películas, nombra personas y elementos bíblicos, pero no soy un conocedor furioso de la obra de Bob Dylan, eso es leyenda... Simplemente me gusta mucho, le considero carismático y genial, y me encanta como músico, cantante, persona y personaje.
No hay duda de que La lengua popular es un álbum muy "argentino", pero ya no me refiero a lo musical, sino a su temática. Me explico, es como si te hubieras zambullido de lleno en la cultura argentina, salpicando las canciones de giros porteños que no sé si serán muy entendidos por aquí.
Sin embargo López intentó que no saturara el repertorio de palabras del argot porteño. Hay algunos términos que son sencillamente antiguos y ni siquiera en Argentina los van a entender masivamente, pero, a pesar de todo, intentábamos no cerrarnos en un lenguaje barrial o lunfardo.
Del mismo modo, la canción más abiertamente social del disco, "Comedor piquetero" (que uno se imagina qué versión harían los Fabulosos Cadillacs) necesitará explicación para los oyentes españoles: que Puerto Madero es una zona lujosísima de Buenos Aires, donde Raúl Castells (líder del movimiento "piquetero) y los suyos montaron el comedor popular al que te refieres. En todo caso, ¿una canción como esta es un guiño a una cierta marginalidad a la que tú no perteneces?
Es que el comedor piquetero –un comedor solidario instalado en un barrio de turistas y alto standing– es casi una postal típica, un poco como una bota de vino o una corrida de toros pero más contemporáneo y menos universal... Aunque la canción es cómica, porque presenta un contraste curioso: yo sufro por mi pueblo cuando sufre hambre y frío. Y, al mismo tiempo, intento mostrarme disconforme con el auge del turismo en Buenos Aires.
¿Por qué te muestras disconforme con el auge del turismo en Buenos Aires? ¿No crees que está ayudando a levantar la economía del país?
No lo creo, acaso da impulso a una franja del comercio, el gastronómico y el textil... los vinos y los cueros... Pero hay algo de prostitución en todo esto, el turismo económico, los gringos que vienen a ver cómo mis paisanos viven en la extrema humildad, van a la cancha de Boca o a una Villa [asentamientos de chabolas], ven a los pobres y después se excitan con lo barato que sale una cena –que la mayoría de los argentinos no va a poder pagar nunca en su vida– o una prenda de cuero de vaquitas argentinas muertas... Además, existe el turismo sexual, que me parece inmundo y cobarde, y el turismo gay, del que somos capital mundial junto con Madrid. Contra el turismo gay no tengo nada: Me gustaría que Buenos Aires sea una ciudad amigable con el movimiento, porque fuimos, por mucho tiempo, una ciudad represiva que castigó las libertades individuales diferentes.
CANCIONES, DIBUJOS Y REDES
Creo que en el disco sólo has recuperado un tema de los muchos inéditos, "Mi Cobain". ¿Sigues pensando en recoger en una caja los "ineditóxicos"?
Son dos: "Los chicos" y "Mi Cobain (Superjoint)", que abren y cierran el disco, son de principio de siglo y se les nota porque son catarsis de letra sin estribillo... Como siempre, y por supuesto, que el reverdecer de los inéditos del periodo post-Salmón son un proyecto vigente. Quisiera publicar y también reagrupar ese repertorio inagotable en la maldita internet.
¿Cómo fue que le propusiste al dibujante Liniers el diseño de la portada?
Leí una crónica de sus cuadernos editados, sus bocetos y garabatos íntimos, y le escribí un correo. Él pensó que era una broma de sus amigos pero me contestó igual... y no era una broma.
¿Le dejaste completa libertad para que hiciera el trabajo que quisiera?
Sí, al principio teníamos otros posibles títulos, y cuando llegamos a este, La lengua popular, le pedí que fuera literal con las lenguas, para no confundir la lengua con el lenguaje. Pero fue libre, generoso y genial.
Hace unos años, creías firmemente en internet como medio en el que difundir tu obra, pero ahora no te hace ninguna gracia la distribución gratuita de música. ¿Qué ha cambiado, que ahora, como le pasa a todo el mundo, vendes menos discos?
Ni antes era tan firme, ni ahora tampoco. Tampoco vendo menos discos –El regreso fue un best seller y tengo un promedio alto que ronda las cien mil unidades–, porque no siempre los discos tienen el mismo objetivo. Por otra parte, nunca pienso en lo que pueda venderse un disco cuando estoy grabando. Ocurre que a mí sí me gusta comprar discos, CDs, y creo que no son un artículo de lujo, como es una salida nocturna, frecuentar cabarets, comprar cocaína, consumir tragos largos, cenar en restaurantes o pagar hipotecas... Tampoco quiero defender a una industria si esta no me defiende a mí, pero creo que internet no es una fuente inagotable de música ni de nada, no creo que se escuche más ni mejor ahora, la gente habla menos y se encuentra menos con sus amigos... Digamos que tiene sus grietas, pero no me siento una víctima de la realidad y mi situación profesional es excelente.
Quizás me equivoque, pero creo que a tu anterior disco, El Palacio de las Flores, no se le prestó demasiada atención. Y me parece una pena porque creo que es una de tus grandes obras. ¿Tienes esa misma percepción?
Tengo que aceptar que la gente que me escucha podría estar verde para algunas cosas, o sencillamente atontada... Además, el debate musical no es para cualquiera. Grabé un disco adulto y no le presto atención a lo que opine cada jovencito que cree que sabe lo que le gusta.
Andrés, ¿apostamos? Yo digo que en unos años a El Palacio de las Flores se lo considerará como una de tus obras fundamentales...
Lamentaría si es que El Palacio de las Flores necesita, finalmente, el pulgar romano de la posteridad, pero entiendo que los oídos, lo mismo que algunos discos o novelas, necesiten reposar reposados... Para mí, con el peso de la objetividad y la historia de mi parte, fue una experiencia deliciosa. Toda esa lírica de varones amando y cantando, esas armonías enriquecidas, y el puro asunto de elegir ese momento y ese compañero de viaje musical [Litto Nebbia], ya justifican la existencia de un cierto fervor. Pero voy a resignarme si mis oyentes menos experimentados necesitan mas tiempo para gozar de este disco espléndido, independiente, libre, profundo y espontáneo.
¿Por qué no llegaste a presentar El Palacio de las Flores en directo, con Litto Nebbia y su banda, como se comentó en algún momento, aunque hubiera sido en una gira reducida, como la de Tinta roja?
No me acuerdo. Creo que me embarqué en el reencuentro con Ariel

Confundes las fechas, en realidad, la gira de Tinta roja fue anterior. El Palacio salió en noviembre, y en diciembre tocaste por última vez con Ariel...
Ya lo sé, pero ya estábamos rodando con Ariel, estábamos felices con la música que generamos en esta reentré con José

Vas a tocar a finales de año con Fito y Fitipaldis como banda de apoyo en Argentina y Chile, pero ¿tienes pensado tener una banda propia en el futuro? ¿Tocarás el año próximo en directo?
Mis bandas siempre son propias y yo también soy de mis bandas, me rodeo de músicos que están identificados conmigo como cantante y como autor y cada uno toca con libertad. Dos de mis músicos más cercanos [Candy Avello y José Bruno] están tocando con Fitipaldi y los felicito porque es una gran persona y un gran artista de rock. El año próximo voy a seguir tocando, claro que sí.
Los conciertos que has estado dando hasta ahora han sido en breves giras en grandes recintos (dejemos al margen la gira de Tinta roja) y en verano. ¿No crees que sería bueno que tocaras en una gira de invierno, haciendo más ciudades y en las habituales salas de conciertos españolas; o eso ya lo ves como que queda muy lejos?
En el 95 tocamos en noviembre y hacia bastante frío... No estoy haciendo la típica gira de verano y me consta que podría estar haciendo cien bolos por año entre América y Europa, pero por el momento me adapto a lo que el destino me pone por delante. El año que viene podría tocar más veces, quizás el doble de veces... Incluso antes del verano también.
Esencialmente, tus discos salen en Argentina y España, ahora vas a ir a tocar a Chile, ¿vas a tratar de entrar en otros países?
No estoy intentando entrar en otras regiones, pero sé que tengo muchos seguidores en Colombia, en donde me esperan siempre. Según me cuentan soy una figura de culto que mucha gente escucha. Es probable que en México también sepan ya quién soy y, lógicamente, en los países hermanos, limítrofes.
Hace unos días has estado grabando voces en una canción del próximo disco de Juanes, ¿fue una idea suya contar contigo?
Creo que era un deseo de Juanes, y me lo propuso Gustavo Santaolalla. No nos conocíamos personalmente, aunque con Gustavo sí que somos viejos amigos. Fue una grabación muy importante, una canción profunda y muy bella.
Esa grabación de Juanes la produce Gustavo Santaolalla, ¿cómo ha sido el encuentro con él? ¿Piensas en trabajar en alguna ocasión con Santaolalla como productor de un disco tuyo?
Todos los encuentros con Gustavo son interesantes y felices, hablamos mucho de música, y de la vida. Gustavo me vendió mi primer grabador de ocho pistas, un Fostex, hace 20 años... Me encantaría trabajar con Gustavo en cualquier área, pudimos hacerlo en los años ochenta y espero que siga siendo posible.
Fuente: Revista EFE EME