Avanza el plan de judaización de Jerusalén
Residentes de Jerusalén Este se han enfrentado casi todas las noches con las fuerzas de seguridad israelíes. El tranvía que atraviesa la ciudad ha sido atacado casi cien veces desde julio, según la compañía operadora CityPass. Centenares de palestinos han sido arrestados, muchos de ellos con pruebas endebles.
Después de un verano tumultuoso, los enfrentamientos en los alrededores de la mezquita de Al Aqsa del 8 de octubre, que dejaron a más de 20 personas heridas, parecían casi alarmantemente mundanos.
El lunes, 13 de octubre, volvieron a producirse nuevos enfrentamientos cuando cientos de policías israelíes asaltaron el recinto de la mezquita de Al Aqsa y cargaron contra los fieles palestinos.
Residentes de Jerusalén Este se han enfrentado casi todas las noches con las fuerzas de seguridad israelíes. El tranvía que atraviesa la ciudad ha sido atacado casi cien veces desde julio, según la compañía operadora CityPass. Centenares de palestinos han sido arrestados, muchos de ellos con pruebas endebles.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunió con las autoridades de los servicios de seguridad el 7 de octubre y les instó a que emprendan “acciones enérgicas” para frenar la violencia en la ciudad. El malestar ha sido impulsado por una serie de factores, incluyendo el brutal asesinato de Mohamed Abu Jedeir y la guerra de Gaza de este verano.
A esto hay que añadir la serie de actuaciones provocativas de organizaciones privadas que persiguen aumentar el número de colonos judíos en Jerusalén Este.
Las medidas son fragmentarias: construcción de un nuevo seminario religioso, compra de unas pocas decenas de casas palestinas, etc. No alterarán de manera significativa el equilibrio demográfico de la ciudad. En las dos últimas décadas, el número de colonos ha aumentado de 1.400 a unos 2.600.
Sin embargo, se ha registrado una afluencia de colonos ideologizados a la ciudad, lo cual hará mucho más difícil dividir Jerusalén de acuerdo con una solución de dos estados, que incluiría el establecimiento de Jerusalén Este como la capital del estado palestino.
“Contiene las semillas de la ‘hebronización’ de Jerusalén”, ha dicho Daniel Seidemann, un abogado israelí experto en Jerusalén, refiriéndose a la ciudad cisjordana en la que un puñado de colonos fuertemente ideologizados viven bajo una fuerte protección militar. “Eso transformará un conflicto político, que puede ser resuelto, en uno religioso, que no podrá ser resuelto”.
El último punto caliente es Silwan, un barrio palestino situado en una empinada colina de la Ciudad Vieja.
Un grupo de colonos denominado Fundación Ciudad de David, y conocido por su acrónimo hebreo Elad, compró siete edificios en Silwan, con 22 viviendas. Sus nuevos habitantes judíos comenzaron a trasladarse la semana pasada. Las casas han sido equipadas con puertas metálicas y cámaras de seguridad. Guardas armados permanecen en el exterior y acompañan a los colonos cada vez que salen.
En otros casos anteriores, los palestinos han sido expulsados de sus hogares. Pero en esta ocasión, Elad compró las casas legalmente a través de intermediarios, de acuerdo con los residentes de las mismas.
“Un intermediario se puso en contacto conmigo hace dos meses, era un chico palestino, y me ofreció pagarme un buen precio por mi casa”, ha dicho Mahmud Abdel Kader, que vive cerca de la base de la colina. “¡Un millón de shekels! [algo más de 210.000 euros, N. del T.]. Nos dijo que podíamos ir al ayuntamiento inmediatamente para hacer el papeleo”.
Otros residentes de Silwan tuvieron experiencias similares, como un hombre de Yabal al Mukaber, un barrio situado más al sur. En todos los casos, los intermediarios eran palestinos que decían ser miembros del Movimiento Islámico, una organización social y religiosa. El grupo no respondió a nuestra solicitud de entrevista.
El ministro israelí de economía, Naftali Bennett, una estrella en ascenso de la derecha israelí, esbozó sin rodeos la estrategia en un vídeo grabado la semana pasada.
“Hace unos 25 años, una maravillosa organización decidió devolver la Ciudad de David a los judíos”, dijo Bennett, refiriéndose a Elad. “Poco a poco y con paciencia, comenzaron a comprar casas a buen precio y a poblarlas con familias judías”.
Bennett siguió explicando que las compras de la última semana “doblaron” la población judía en el área. Ahora “hay una mayoría judía”, señaló.
En realidad, eso no es cierto, ni siquiera en la pequeña zona que llaman la “Ciudad de David”, donde los judíos representan alrededor del 20 por ciento de la población. Sin embargo, los activistas dicen que la última oleada de asentamientos es una cabeza de playa y un obstáculo para una futura división de la ciudad.
“El objetivo es, efectivamente, reforzar la presencia judía en todas las áreas de Jerusalén Este”, ha dicho Aryeh King, miembro del ayuntamiento de Jerusalén y activista derechista que fundó una organización dedicada a promover el asentamiento de judíos en Jerusalén Este. “De esta forma, podemos detener o, al menos, retrasar la idea de Bibi de dividir la ciudad y esperar que haya unos líderes políticos de derechas que no piensen así”.
King ha comparado las compras de casas con la decisión que tomó el mes pasado el comité de planificación municipal de construir 2.610 nuevas viviendas en el asentamiento de Givat Hamatos. Estas nuevas viviendas ahogarán el barrio palestino de Beit Safafa y tendrán graves consecuencias para una solución de dos estados.
Pero el plan ha estado gestándose durante años y King duda de que se produzcan avances. “Netanyahu solo quería buscar apoyos en la derecha”, dijo con desdén. “Es un juego… no pasará nada”.
Esta visión de Netanyahu como un criptoizquierdista que está conspirando en secreto para dividir Jerusalén está muy extendida entre los colonos. Por todo ello, grupos como Elad y Ateret Cohanim están movilizándose agresivamente en los barrios palestinos de Jerusalén Este.
Este último grupo compró en mayo un espacio de mil metros cuadrados, un edificio que alberga la oficina de correos de la zona. Tiene vistas a la puerta de Damasco, uno de los principales puntos de entrada a la Ciudad Vieja y un símbolo histórico de la Jerusalén palestina. Ateret Cohanim renovó el espacio y construyó una yeshiva, un seminario judío, en medio de Jerusalén Este.
En febrero, el comité de planificación de la ciudad aprobó la construcción de otra yeshiva, esta vez en Sheij Yarrah, un barrio predominantemente palestino en la parte oriental de la ciudad.
Según Seidemann, el seminario se está construyendo con el apoyo del gobierno israelí. “Forma parte del esquema de transformación del área que rodea la Ciudad Vieja en una especie de parque temático pseudobíblico” de carácter judío.
A todo esto se le añaden los llamamientos cada vez más insistentes de grupos judíos para que se les permita rezar en el sitio donde está la mezquita de Al Aqsa, que es venerado por los musulmanes como el Noble Santuario y también por los judíos, como el Monte del Templo.
La Radio del Ejército de Israel informó esta semana que el ministerio de turismo podría abrir una segunda puerta de acceso al recinto para los no musulmanes, que actualmente solo pueden acceder al lugar a través de la Puerta de los Magrebíes.
Varios diplomáticos de la Unión Europea advirtieron a comienzos de año que cualquier cambio en el status quo podría “provocar reacciones extremas a nivel local, así como en el mundo árabe y musulmán”, según un cable que se ha filtrado.
Mientras tanto, en la base del complejo han comenzado las obras de un proyecto financiado por el gobierno israelí para reconstruir la sinagoga Tiferet Israel (“Esplendor de Israel”).
La Legión Árabe la destruyó en 1948 porque la milicia judía Haganah la estaba utilizando como escondite. A principios de este años, el parlamento israelí asignó 50 millones de shekels [10,6 millones de euros, N. del T.] para su reconstrucción.
El nuevo plan urbanístico ha provocado la ira de los palestinos debido a su proximidad a la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam. “Israel está construyendo junto a la mezquita de Al Aqsa y en la Ciudad Vieja para ‘judaizar’ Jerusalén”, ha dicho el jeque Azam al Jatib, director de Waqf, la institución que administra los lugares musulmanes de Jerusalén.
“Parece que los elementos judíos más extremistas no quieren coexistir con los cristianos y los musulmanes de este lugar”, dice Jatib. “Esto es lo que se traduce de sus acciones. Muchas sinagogas y escuelas religiosas están apareciendo en varios puntos sensibles de la Ciudad Vieja”.
Pero algunos no ven ninguna relación entre la recuperación de un lugar de culto y los esfuerzos para cambiar el status quo. “No veo que la restauración de una sinagoga histórica de la Ciudad Vieja sea algo especialmente problemático”, ha dicho Seidemann.
En su opinión, la controversia es otro síntoma de la creciente hostilidad que existe aquí, algo que, para otros, es una batalla existencial por el carácter de Jerusalén Este.
“Lo que creo que estamos viendo aquí es la transformación de este conflicto en otro de carácter religioso de suma cero: lo que es bueno para los judíos es, por definición, malo para los musulmanes y viceversa”, añadió.

Residentes de Jerusalén Este se han enfrentado casi todas las noches con las fuerzas de seguridad israelíes. El tranvía que atraviesa la ciudad ha sido atacado casi cien veces desde julio, según la compañía operadora CityPass. Centenares de palestinos han sido arrestados, muchos de ellos con pruebas endebles.
Después de un verano tumultuoso, los enfrentamientos en los alrededores de la mezquita de Al Aqsa del 8 de octubre, que dejaron a más de 20 personas heridas, parecían casi alarmantemente mundanos.
El lunes, 13 de octubre, volvieron a producirse nuevos enfrentamientos cuando cientos de policías israelíes asaltaron el recinto de la mezquita de Al Aqsa y cargaron contra los fieles palestinos.
Residentes de Jerusalén Este se han enfrentado casi todas las noches con las fuerzas de seguridad israelíes. El tranvía que atraviesa la ciudad ha sido atacado casi cien veces desde julio, según la compañía operadora CityPass. Centenares de palestinos han sido arrestados, muchos de ellos con pruebas endebles.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunió con las autoridades de los servicios de seguridad el 7 de octubre y les instó a que emprendan “acciones enérgicas” para frenar la violencia en la ciudad. El malestar ha sido impulsado por una serie de factores, incluyendo el brutal asesinato de Mohamed Abu Jedeir y la guerra de Gaza de este verano.
A esto hay que añadir la serie de actuaciones provocativas de organizaciones privadas que persiguen aumentar el número de colonos judíos en Jerusalén Este.
Las medidas son fragmentarias: construcción de un nuevo seminario religioso, compra de unas pocas decenas de casas palestinas, etc. No alterarán de manera significativa el equilibrio demográfico de la ciudad. En las dos últimas décadas, el número de colonos ha aumentado de 1.400 a unos 2.600.
Sin embargo, se ha registrado una afluencia de colonos ideologizados a la ciudad, lo cual hará mucho más difícil dividir Jerusalén de acuerdo con una solución de dos estados, que incluiría el establecimiento de Jerusalén Este como la capital del estado palestino.
“Contiene las semillas de la ‘hebronización’ de Jerusalén”, ha dicho Daniel Seidemann, un abogado israelí experto en Jerusalén, refiriéndose a la ciudad cisjordana en la que un puñado de colonos fuertemente ideologizados viven bajo una fuerte protección militar. “Eso transformará un conflicto político, que puede ser resuelto, en uno religioso, que no podrá ser resuelto”.
El último punto caliente es Silwan, un barrio palestino situado en una empinada colina de la Ciudad Vieja.
Un grupo de colonos denominado Fundación Ciudad de David, y conocido por su acrónimo hebreo Elad, compró siete edificios en Silwan, con 22 viviendas. Sus nuevos habitantes judíos comenzaron a trasladarse la semana pasada. Las casas han sido equipadas con puertas metálicas y cámaras de seguridad. Guardas armados permanecen en el exterior y acompañan a los colonos cada vez que salen.
En otros casos anteriores, los palestinos han sido expulsados de sus hogares. Pero en esta ocasión, Elad compró las casas legalmente a través de intermediarios, de acuerdo con los residentes de las mismas.
“Un intermediario se puso en contacto conmigo hace dos meses, era un chico palestino, y me ofreció pagarme un buen precio por mi casa”, ha dicho Mahmud Abdel Kader, que vive cerca de la base de la colina. “¡Un millón de shekels! [algo más de 210.000 euros, N. del T.]. Nos dijo que podíamos ir al ayuntamiento inmediatamente para hacer el papeleo”.
Otros residentes de Silwan tuvieron experiencias similares, como un hombre de Yabal al Mukaber, un barrio situado más al sur. En todos los casos, los intermediarios eran palestinos que decían ser miembros del Movimiento Islámico, una organización social y religiosa. El grupo no respondió a nuestra solicitud de entrevista.
El ministro israelí de economía, Naftali Bennett, una estrella en ascenso de la derecha israelí, esbozó sin rodeos la estrategia en un vídeo grabado la semana pasada.
“Hace unos 25 años, una maravillosa organización decidió devolver la Ciudad de David a los judíos”, dijo Bennett, refiriéndose a Elad. “Poco a poco y con paciencia, comenzaron a comprar casas a buen precio y a poblarlas con familias judías”.
Bennett siguió explicando que las compras de la última semana “doblaron” la población judía en el área. Ahora “hay una mayoría judía”, señaló.
En realidad, eso no es cierto, ni siquiera en la pequeña zona que llaman la “Ciudad de David”, donde los judíos representan alrededor del 20 por ciento de la población. Sin embargo, los activistas dicen que la última oleada de asentamientos es una cabeza de playa y un obstáculo para una futura división de la ciudad.
“El objetivo es, efectivamente, reforzar la presencia judía en todas las áreas de Jerusalén Este”, ha dicho Aryeh King, miembro del ayuntamiento de Jerusalén y activista derechista que fundó una organización dedicada a promover el asentamiento de judíos en Jerusalén Este. “De esta forma, podemos detener o, al menos, retrasar la idea de Bibi de dividir la ciudad y esperar que haya unos líderes políticos de derechas que no piensen así”.
King ha comparado las compras de casas con la decisión que tomó el mes pasado el comité de planificación municipal de construir 2.610 nuevas viviendas en el asentamiento de Givat Hamatos. Estas nuevas viviendas ahogarán el barrio palestino de Beit Safafa y tendrán graves consecuencias para una solución de dos estados.
Pero el plan ha estado gestándose durante años y King duda de que se produzcan avances. “Netanyahu solo quería buscar apoyos en la derecha”, dijo con desdén. “Es un juego… no pasará nada”.
Esta visión de Netanyahu como un criptoizquierdista que está conspirando en secreto para dividir Jerusalén está muy extendida entre los colonos. Por todo ello, grupos como Elad y Ateret Cohanim están movilizándose agresivamente en los barrios palestinos de Jerusalén Este.
Este último grupo compró en mayo un espacio de mil metros cuadrados, un edificio que alberga la oficina de correos de la zona. Tiene vistas a la puerta de Damasco, uno de los principales puntos de entrada a la Ciudad Vieja y un símbolo histórico de la Jerusalén palestina. Ateret Cohanim renovó el espacio y construyó una yeshiva, un seminario judío, en medio de Jerusalén Este.
En febrero, el comité de planificación de la ciudad aprobó la construcción de otra yeshiva, esta vez en Sheij Yarrah, un barrio predominantemente palestino en la parte oriental de la ciudad.
Según Seidemann, el seminario se está construyendo con el apoyo del gobierno israelí. “Forma parte del esquema de transformación del área que rodea la Ciudad Vieja en una especie de parque temático pseudobíblico” de carácter judío.
A todo esto se le añaden los llamamientos cada vez más insistentes de grupos judíos para que se les permita rezar en el sitio donde está la mezquita de Al Aqsa, que es venerado por los musulmanes como el Noble Santuario y también por los judíos, como el Monte del Templo.
La Radio del Ejército de Israel informó esta semana que el ministerio de turismo podría abrir una segunda puerta de acceso al recinto para los no musulmanes, que actualmente solo pueden acceder al lugar a través de la Puerta de los Magrebíes.
Varios diplomáticos de la Unión Europea advirtieron a comienzos de año que cualquier cambio en el status quo podría “provocar reacciones extremas a nivel local, así como en el mundo árabe y musulmán”, según un cable que se ha filtrado.
Mientras tanto, en la base del complejo han comenzado las obras de un proyecto financiado por el gobierno israelí para reconstruir la sinagoga Tiferet Israel (“Esplendor de Israel”).
La Legión Árabe la destruyó en 1948 porque la milicia judía Haganah la estaba utilizando como escondite. A principios de este años, el parlamento israelí asignó 50 millones de shekels [10,6 millones de euros, N. del T.] para su reconstrucción.
El nuevo plan urbanístico ha provocado la ira de los palestinos debido a su proximidad a la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam. “Israel está construyendo junto a la mezquita de Al Aqsa y en la Ciudad Vieja para ‘judaizar’ Jerusalén”, ha dicho el jeque Azam al Jatib, director de Waqf, la institución que administra los lugares musulmanes de Jerusalén.
“Parece que los elementos judíos más extremistas no quieren coexistir con los cristianos y los musulmanes de este lugar”, dice Jatib. “Esto es lo que se traduce de sus acciones. Muchas sinagogas y escuelas religiosas están apareciendo en varios puntos sensibles de la Ciudad Vieja”.
Pero algunos no ven ninguna relación entre la recuperación de un lugar de culto y los esfuerzos para cambiar el status quo. “No veo que la restauración de una sinagoga histórica de la Ciudad Vieja sea algo especialmente problemático”, ha dicho Seidemann.
En su opinión, la controversia es otro síntoma de la creciente hostilidad que existe aquí, algo que, para otros, es una batalla existencial por el carácter de Jerusalén Este.
“Lo que creo que estamos viendo aquí es la transformación de este conflicto en otro de carácter religioso de suma cero: lo que es bueno para los judíos es, por definición, malo para los musulmanes y viceversa”, añadió.