1.- Por andar de curioso
La curiosidad ha sido madre de muchísimos inventos, pero a veces también cobra cuota. En el caso del filósofo, escritor y abogado Francis Bacon, esa cuota fue la muerte, pues falleció a causa de una neumonía que contrajo mientras salió a la intemperie nevada buscando comprobar si el frío era útil para conservar los alimentos.
2.- En boca cerrada...
En boca cerrada no entran moscas, se dice... No fue este el caso del Papa Adriano IV, quien según información de Gregorio Doval, autor de "El libro de los hechos insólitos", falleció cuando una mosca entró en su boca y le causó atragantamiento.
3.- Por sentirse superior
Una estrella brillante en la literatura es el novelista y dramaturgo Arnold Bennett, pero quien debido a sus sentimientos de superioridad encontró un peculiar fin. El autor vivía en París cuando en 1931 se alertó de que el agua estaba contaminada. Tratando de demostrar que no era así y retar al pueblo, Bennett desestimó la alerta y terminó infectándose de un tifus que finalmente le causó la muerte.
4.- El peso de la batuta
Literalmente, el peso de la batuta terminó con la vida de Jean Baptiste Lully, y es que el reconocido compositor francés falleció luego de que la pesada barra de hierro que utilizaba para marcar el compás en la orquesta le cayera en la piel y con el tiempo le provocara una fatal gangrena.
5.- Matrimonio y mortaja...
Matrimonio y mortaja del cielo baja, señala la sabiduría popular... A Esquilo, creador de la famosa tragedia griega, literalmente la muerte le cayó del cielo, pues el histórico dramaturgo griego murió luego de que una tortuga cayera de las garras de un águila y lo golpeara en la cabeza.

2.- En boca cerrada...

3.- Por sentirse superior

4.- El peso de la batuta

5.- Matrimonio y mortaja...
