
Cuando Romina decidió irse de vacaciones, no esperaba semejante roto al bolsillo. Pensó que coger el coche y conducir por la carretera hasta llegar a Mar del Plata podría ser una buena opción para pasar el verano. Pero chocó con varios obstáculos. Su viaje ya estaba perfectamente planificado cuando una avalancha de alzas en los precios truncó, en tres días, sus vacaciones. En las primeras horas de enero, el combustible subió un 10%, los peajes, un 35%, los alquileres en la Costa Atlántica, el lugar que elige la mayoría de los argentinos para disfrutar del estío, un 20%. Eso, sin contar el aumento en el precio de los alimentos.
Como Romina, son millones los argentinos de clase media y baja que sufren la inflación como un impuesto que reduce su calidad de vida. Llegó hasta el 27% en 2013. Pero, por la fuerte devaluación de la moneda, enero terminará como un mes de récord: los precios se elevaron un 4% estas últimas semanas, de acuerdo con mediciones privadas. Una cifra sólo superada en el año 2002, cuando Argentina comenzaba a salir de la peor crisis de su historia.
UN EJEMPLO EN LA TECNOLOGIA EN LA MISMA TIENDA AL DIA 28/08/2014

