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Pies de princesa

a mayor parte del año mantenemos los pies guardados en un par de zapatos. Pero cuando llegan las vacaciones o la temporada de calor, queramos o no, hay que darles un respiro para compensar las altas temperaturas. Si no tienes tiempo o dinero para hacerte una pedicuría en el salón de belleza, he aquí algunos consejos clásicos y básicos para darse una "patita" de gato todo el año.



Sanos por fuera

Antes que ser bellos, unos pies deben estar saludables. Para evitar hongos y bacterias hay que ser cuidadosos con la hidratación, que no sea ni mucha ni poca. Es recomendable:

Secarse minuciosamente entre los deditos todos los días.

Evitar usar zapatos sintéticos que no dejan respirar el pie.

Tratar de usar medias o calcetines de algodón que atrapen la sudoración.

Protegerlos de la resequedad y aliviar la tensión con cremas que contengan sustancias antibacteriales, fungicidas, hidratantes y relajantes.

No prestar las herramientas de belleza (alicatas, pinzas, tijeras, etcétera) porque son un importante medio de contagio; también debemos cuidar que en el salón de belleza esterilicen el material adecuadamente.


Pasos firmes

Los únicos zapatos perfectos son los de Cenicienta, las mortales tenemos que conformarnos con lo que hay.

Altos: si te gustan mucho los tacones, trata de no usarlos a diario. Está comprobado que pueden provocar lesiones, además de que presionan terminales nerviosas. Puedes alternarlos con flats (de preferencia con arco de soporte interno) o zapatillas de medio tacón.

Deportivos: pueden ser muy cómodos, pero resulta que tampoco es recomendable usarlos todos los días o todo el día, ya que no todos cuentan con el soporte adecuado para tus rodillas o tu espalda y, a la larga, pueden alojar bacterias u hongos.

Abiertos: las sandalias de pata de gallo son buenas para ventilar los pies en casa y enfrentar el calor, pero hay que usarlos con mesura, ya que dejan tus pies más vulnerables a golpes, raspaduras, suciedad y resequedad. Si vas a tener una caminata larga, opta por otros zapatos, ya que las sandalias, sobre todo las de "pata de gallo", cargan el peso en los gemelos y pueden lastimarlos.

En general, la recomendación de los expertos es alternar el uso de los zapatos y buscar aquellos que sean cómodos, de materiales naturales y con dos centímetros de tacón.



Consiéntelos

Tiempo, dinero y pudor son tres razones por las que las mujeres evitan que otras personas les hagan pedicure o masaje en los pies, por eso recurren a las recetas "de la abuela" para tener pies de princesa.

a. Relajar

Mete los pies en una tina de agua tibia con sal, puede ser sal común o sales de baño, todas sirven.

Antes de dormir, recuéstate en el suelo y eleva tus piernas sobre la cama quince minutos.

Si usaste tacones, por la noche haz rodar una pelota de tenis con tus pies descalzos para liberarlos de la tensión acumulada.

Si caminaste mucho con sandalias, date un baño de pies con agua tibia y jabón neutro. Sécalos minuciosamente y date un masaje con crema hidratante y unas gotitas de esencia de naranjo, romero o manzanilla. Antes de dormir, unta un poco de vaselina o aceite de bebé en las zonas callosas; ponte calcetines de algodón para potenciar el efecto y proteger tus sábanas.


b. Suavizar

Después del baño diario talla las zonas callosas de los pies con una lija o piedra pómez.

Si resulta doloroso o se trata de una persona diabética, hay que evitarlo e ir con el podólogo.

Exfoliarse los pies cada quince días es de mucha ayuda. Aunque cada abuela tiene su receta, aquí les comparto una que incluye exfoliación, relajamiento y desodorización:

Lava una ramita de hierbabuena o menta y machácala, añade dos cucharadas de azúcar y dos de aceite (de almendras, de oliva o del que se usa para los bebés). Revuelve todo y talla enérgicamente tus pies con la mezcla. Luego envuélvelos en una bolsita de plástico durante 10 minutos. Lávalos con jabón neutro, seca bien el espacio entre los dedos y aplica una crema hidratante en el empeine y la planta (no entre los deditos porque puedes propiciar la aparición de hongos).


c. Embellecer

Remueve con un palito de naranjo la cutícula y corta las orillas sólo si es necesario. Recuerda que no debe ser doloroso.

Aunque en algunos lugares dejan las uñas un poco largas para hacer pedicure francés, no es muy recomendable ya que pueden encarnarse, provocar pequeños hematomas o alojar gérmenes. Es mejor cortar las uñas siguiendo la anatomía de tu dedo. Evita cortar demasiado las esquinas para no provocar que se encarnen.

Usa tu color favorito, pero deja que descansen una o dos semanas sin esmalte para que no se tornen amarillas o pierdan su fuerza natural.

Por último, recuerda que debes ir al podólogo cada seis meses para que revise la salud de tus pies y te haga las recomendaciones adecuadas.


Fuente











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