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El tema formó parte de una conferencia médica y de una charla abierta a la comunidad en el 40° Congreso Argentino de Cardiología.



Los diversos especialistas expusieron sobre aquellas conductas incorporadas al arraigo popular –y también propias de algún sector de la medicina- que lejos de ayudar ponen en riesgo a los pacientes.

Eliminar o bajar las dosis de una clase de medicamentos utilizados para bajar el colesterol debido a ‘supuestos efectos secundarios’, creer que la presión es solo atribuible a los nervios, y no hacer suficiente actividad física, son algunos de los ejemplos de aquellos ‘mitos que matan’, y que los cardiólogos ven a diario en sus consultorios.

Con respecto a las medicaciones para bajar el colesterol, se remarcó que sus ventajas demostradas en el tratamiento de las afecciones cardiovasculares están fuera de debate. La seguridad de las mismas, para la mayoría de los casos, ha sido ampliamente comprobada. “Sin embargo todavía existen pacientes que son tratados con estatinas en dosis que están por debajo de las recomendadas, tienen un efecto sólo simbólico. Pierden así las ventajas de estos fármacos en prevenir ataques cardíacos y cerebrales y en su importante reducción de la mortalidad.”. Así lo aseguró el Dr. Carlos Tajer, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, en una de las conferencias brindadas durante la realización del 40° Congreso Argentino de Cardiología, el evento médico anual más convocante de la Argentina y uno de los congresos de cardiología más destacados del mundo.

Por su parte, el Dr. Tajer explicó que “a fines del año pasado se publicaron nuevas guías de tratamiento con una propuesta de dosis altas, 80 mg de atorvastatina o 40 de rosuvastatina, (dos de las estatinas más prescriptas1), en forma sistemática y sin requerir mediciones” Sin embargo, elDr. Tajer se preguntó: “¿Qué es lo que encontramos en la práctica clínica?” El mismo respondió que “nos encontramos a los pacientes medicados con estatinas pero a bajas dosis, 10 mg. día por medio y en asociación con ezetimibe. El argumento equivocado es que eso sirve para brindar protección al hígado, órgano que, muy excepcionalmente puede tener problemas y que en todos los raros casos en que se presenta retrogradan al suspenderla en pocos días”, aseguró.

El Dr. Tajer citó a las dos asociaciones de la cardiología norteamericanas, el American College y el American Heart, para enfatizar que en las guías de tratamiento que proponen ambas, se excluye al ezetimibe ya que esta droga no ha demostrado prevenir ataques cardíacos ni accidentes cerebrovasculares (ACV), por lo que no se justifica usar dosis bajas de estatinas con la excusa de que, además, el paciente está siendo medicado con ezetimibe, ya que esta, si bien disminuye el colesterol LDL, no ha demostrado prevenir ataques cardíacos o ACV.

Mientras que el Dr. Tajer, “si la estatina usada no logra alcanzar la meta deseada respecto del porcentaje de reducción del colesterol, puede cambiarse a otra o aumentar la dosis o agregar ezetimibe, pero nunca disminuir la dosis ya que está demostrado que los efectos indeseados, -los riesgos hepáticos o los trastornos musculares– no se incrementan. Este temor de muchos médicos y pacientes es en general injustificado y es la razón por la cual usan dosis sub-terapéuticas. Además, concluyó, “privan a los pacientes de los beneficios sobre la reducción de la mortalidad y la disminución de los eventos cardiovasculares”.

A continuación el Dr. Guillermo Fábregues, médico cardiólogo de la Fundación Favaloro y Presidente del Comité Científico del 40° Congreso de la Sociedad Argentina de Cardiología, abordó la problemática de la hipertensión arterial. Ésta y sus consecuencias son la principal causa de muerte en Argentina y en el mundo.

El Dr. Fábregues se refirió al mito de la presión “nerviosa”, tal como la refieren casi todos los pacientes. Habló también de la llamada hipertensión del guardapolvo blanco, esa condición que supuestamente afecta a los pacientes a quienes les sube la presión cuando están ante un médico. “Estas conductas”, dijo, “agravan el pronóstico de los pacientes con hipertensión arterial, ya que se subestima un problema que es evitable y por lo tanto, se abandonan los tratamientos, los cuales se ha comprobado que son efectivos y seguros”.

Según la revista The Lancet, la hipertensión arterial es la primera causa de muerte en el mundo. Solo en el año 2001 murieron alrededor de 8 millones de personas, casi 22.000 por día, por causas relacionadas con esta enfermedad y sus complicaciones.

“En Argentina, según la 3er Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la prevalencia de hipertensión arterial se mantiene peligrosamente constante, alrededor del 34%, es decir que 1 cada 3 argentinos la padecen”, agregó el Dr. Fábregues. “Para agravar la situación en los últimos 8 años han crecido el sedentarismo y el exceso de peso. Estos son el padre y la madre de la hipertensión y de la diabetes” afirmó, describiendo una situación que lejos de mejorar, se agrava con el correr de los años.

El Dr. Fábregues explicó la problemática describiendo una situación hipotética, pero habitual en el consultorio: “Si dos pacientes deben aguardar más tiempo del deseado en la sala de espera, cuando se les controla sus cifras tensionales, se aprecia que, a pesar de que la espera fue la misma para ambos, solo tiene presión elevada quien tiene menor elasticidad en sus arterias. Por lo tanto, no es el nerviosismo por la espera o enfrentar el guardapolvo blanco de médico lo que le hizo subir su presión, sino el estado de su sistema circulatorio. Entenderlo así, ayuda a evitar las consecuencias de la hipertensión arterial que son la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares.”

La 2da Encuesta Nacional de Factores de Riesgo demostró que la educación es un arma clave para combatir la hipertensión arterial. El 54% de los que terminaron la escuela primaria eran hipertensos, mientras que esa cifra cayó a menos de la mitad, el 26%, entre los egresados de la educación terciaria. El Dr. Fábregues, presidente electo de la Sociedad Argentina de Cardiología para el año 2015, dijo que alguna vez se calificó a la hipertensión arterial como “el asesino silencioso”, sin embargo el prefiere afirmar que “lo que mata es la ignorancia”. La educación y la difusión son elementos indispensables y los medios de comunicación pueden jugar un papel decisivo al dedicarle espacio para el esclarecimiento de la cuestión, lo cual redundará en beneficios para la salud pública.

Cerca del cierre de su intervención el Dr. Fábregues se refirió al costo de los tratamientos, un tema que tiene estrecha relación con la adherencia de los pacientes a los mismos y citó al Profesor Mark Caulfield, presidente la Sociedad Británica de Hipertensión, quien afirmó que “el costo de tratar pacientes con hipertensión es más económico que no tratarlos” y que “el paciente más caro para el sistema de salud , es el que no está tratado, porque es el que va hacia el ACV o al infarto de miocardio”.

Otro de los mitos, fue el desarrollado por el Dr. Roberto Peidro, médico cardiólogo y especialista en medicina del Deporte, actual Coordinador del Comité de Cardiología del Deporte de la SAC, quien se refirió a los beneficios de la actividad física para todas las personas y aportó algunos datos referidos a la práctica de ejercicios de alta intensidad.

En cuanto a los beneficios de la actividad física para la prevención de eventos cardíacos, aseguró que “los datos epidemiológicos indican, como promedio, una reducción del riesgo de infarto de miocardio del 35 a 40% a los 10 años”. Además agregó un dato muy revelador al asegurar que “el promedio de vida de una persona activa involucrada en actividades físicas y deportivas con continuidad, podría aumentarse de 3 a 5 años”.

Recomendó que:

Las personas que inician un plan de actividades físicas después de mucho tiempo de sedentarismo deberían consultar con su médico de cabecera para que les indique los estudios adecuados.
Aclaró que “la necesidad de exámenes dependerá de varios factores como la edad, tiempo de sedentarismo, antecedentes personales y familiares, como hipertensión arterial, alteraciones del colesterol, diabetes, tabaquismo y muerte súbita en la familia.”

El Dr. Peidro remarcó que es necesario considerar el tipo e intensidad del deporte a realizar. “No es lo mismo aquella persona que quiere comenzar con un plan de caminatas, quienes a veces no necesitan estudios previos, que aquél que quiere jugar al fútbol en un torneo”. Su recomendación, como esquema básico es realizar un examen físico y un electrocardiograma. “A esto se agregan la prueba de ejercicio, los exámenes de laboratorio y un ecocardiograma, en los casos de deportes o actividades de alta intensidad”, aconsejó.

“Los programas de ejercicios pueden iniciarse a cualquier edad con las adaptaciones necesarias al estado físico actual de la persona” y como evidencia de lo beneficioso de adoptar estas conductas destacó que “se ha demostrado que tanto en hombres como en mujeres que caminan con regularidad de 5 a 6 días a la semana, se logra una reducción de riesgo de infarto de miocardio y ACV de 35% a los 8 a 10 años”, insistió.

Además, el Dr. Peidro aseguró que “el ejercicio físico habitual y sostenido en el tiempo tiene efectos sobre la salud cardiovascular, en algunos casos, similar o superior a muchos medicamentos. El problema es que requiere tiempo y voluntad, y el sedentarismo, que podría ser tomado como una epidemia en nuestro país, es muy prevalente en la población (55 a 60 % de los argentinos).

Pensar en realizar actividad física es más que ir a un gimnasio o salir a caminar. “Se hacen necesarios programas adaptados a los distintos gustos (caminatas, carreras, bailes, deportes, etc.) para encontrar el adecuado a cada persona”. Los beneficios, son muy elocuentes y los demostró citando al programa público de prevención adoptado en una provincia de Finlandia que logró una reducción de la mortalidad cardiovascular del 80 por ciento en 30 años. “Este programa, que se extendió luego a todo el país, tuvo apoyo de entidades públicas y privadas con colaboración de los medios masivos de comunicación”, explicó el Dr. Peidro, quien además es Vicepresidente 2° de la Fundación Cardiológica Argentina.

“Uno de los mitos corrientes es pensar que el ejercicio de alta intensidad es perjudicial para la salud, cuando, en realidad, se ha demostrado que realizar ejercicios vigorosos genera las mayores reducciones de riesgo de infarto y ACV. Sin embargo, no todos pueden hacer alta intensidad y deben estar aconsejados por profesionales especializados que indicarán los estudios a efectuar para involucrarse en este tipo de actividades”, subrayó.