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Lince, ¿Dónde está el plástico perdido en el océano?






Un grupo de científicos descubrió que en el mar hay menos plástico del que debería de haber de acuerdo a la cantidad de contaminación que producimos diariamente. Lejos de ser una buena noticia, este hecho podría desatar una serie de consecuencias inesperadas.




El biólogo español Andrés Cozar y su equipo recorrieron miles de kilómetros sobre el mar para investigar los niveles de plástico en cada uno de los océanos. Sorprendentemente, resulta que encontraron mucho menos plástico del que esperaban.

Después de la Segunda Guerra Mundial la industria del plástico explotó notablemente. Desde 1980 a la fecha, la producción de materiales de plástico se ha cuadriplicado, y por lo tanto también los desechos. En los últimos años se han hecho estimados bastante cercanos a la realidad sobre la cantidad de plástico que tiramos al mar. Por ello, el hecho de que Corza haya encontrado tan poco plástico es más una señal de alarma que una buena noticia.

El trabajo de este investigador destaca porque logró dibujar un mapa de los diferentes océanos del mundo en el que identifica la concentración de contaminantes de plástico. Entre otras cosas, este mapa es fundamental para concluir que hay menos plástico del que debería haber.




Es posible que el plástico tirado al mar se descomponga en pequeñas partículas que se depositan sobre el plancton. De manera que los peces que viven en profundidades que van desde los 180 hasta los 1000 metros se alimenten de este plancton con plástico. Sabemos poco de este ecosistema profundo del mar y del comportamiento de los peces en esos lugares, por eso es difícil aseverar una hipótesis de esta naturaleza.

Lo cierto es que si las especulaciones son ciertas, estaríamos hablando de la constitución de la “plastísfera”, un ecosistema intervenido por el plástico. Si peces pequeños están devorando el plástico que lanzamos a su hábitat, peces más grandes los devorarán a ellos y será inevitable que algún día lleguen a especies consumidas por la raza humana.

Por el momento no se cuenta con información suficiente que nos diga qué ha ocurrido con todo el plástico que debería estar flotando en el mar. El riesgo de que se haya fragmentado en partículas indetectables para las redes podría ser el comienzo de una cadena que eventualmente podría llevarnos a consumir basura.