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El miedo crece por el ébola

El brote de ébola ya se ha cobrado la vida de más de 4.000 personas, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgado este viernes en Ginebra. Según este nuevo balance, que engloba hasta el 8 de octubre, se registraron 8.399 casos en siete países, de los cuales 4.033 fueron mortales.

"Es posible que ninguna de las vacunas funcione"
Los resultados de los ensayos clínicos de las vacunas candidatas para el ébola estarán listos en enero, pero debe considerarse "la probabilidad real de que ninguna de ellas funcione", dijo en entrevista la directora general adjunta de la Organización Mundial de la Salud, Marie Paule Kieny.



El temor crecía en el mundo por la propagación del virus del ébola, mientras España, donde se registró la primera infección fuera de África, anunciaba este viernes la creación de un "comité especial" para gestionar un momento "complejo y difícil".

Ante una fuerte expectación mediática, el jefe del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, visitaba el hospital madrileño La Paz-Carlos III donde está ingresada Teresa Romero.

Esta auxiliar de enfermería de 44 años, que el lunes se convirtió en la primera contaminada conocida fuera del continente africano tras tratar a dos misioneros españoles repatriados en agosto y septiembre, se encontraba "estable dentro de la gravedad", informó una portavoz del hospital.



"Hay mucha gente que está trabajando aquí en un momento que como todos sabemos es complejo y difícil", afirmó Rajoy a las puertas del centro, declarándose "absolutamente convencido" que se hará "todo aquello que sea necesario" para superar la crisis.

Al mismo tiempo, su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciaba "la creación de un comité especial" con representantes de numerosos ministerios para gestionar en España una enfermedad que ya mató a casi 3.900 personas en el mundo, la inmensa mayoría en África.

Desde principios de año la epidemia ha hecho estragos en el oeste de ese continente, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry.

En este último país el principal centro de tratamiento de Médicos Sin Fronteras está cerca de la "saturación", en Liberia el personal de salud emprendió el viernes un paro para reclamar primas de riesgo, e incluso en la selva congolesa los habitantes cambiaban dieta y costumbres por miedo a la epidemia.

"Cualquier persona que haya estado en contacto con un enfermo de ébola está inquieta porque no puedes saber si algo ha ido mal", decía a la AFP en Madrid una enfermera que trabajó con el primer misionero repatriado.



Según Elvira González, del sindicato madrileño de técnicos de enfermería, "ha habido muchas renuncias" entre el personal de La Paz-Carlos III por considerar que disponen de un material y una formación insuficientes. Ni el hospital ni el ministerio de Sanidad quisieron confirmar esta información.

- El miedo se propaga -

Pero el miedo se extendía más allá de los efectivos médicos.

"La gente dice: "el problema no es que yo me proteja, es que si un compañero se contamina nos va a contaminar a todos"", explicaba Roberto Tornamira, representante de los servicios de limpieza en el sindicato FeS UGT de Madrid.

Esta psicosis parecía propagarse por el mundo.

Así, en un suburbio de París un edificio público fue totalmente cerrado durante una hora y media el jueves por una falsa alarma después que un joven africano, llegado de Guinea el 1 de octubre, se sintiese mal.

Y Londres decidió reforzar las pruebas de ébola en sus dos aeropuertos y el terminal del tren de alta velocidad procedente del continente europeo.

En Nueva York, unos 200 empleados de la limpieza en los aviones se declararon brevemente en huelga en el aeropuerto de La Guardia el miércoles, preocupados por los riesgos que pudiesen correr.



La ciudad lanzó una campaña masiva de formación de todo el personal que pueda entrar en contacto con los enfermos. Y los telefonistas del 911, el número de emergencias, aprendieron a hacer las preguntas pertinentes para reconocer eventuales contaminados.