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Los abucheos que han llamado la atención en Río 2016


1. Abucheos por diversión

Las hinchadas brasileñas tienen una tendencia a tomar partido, animando a un equipo o un atleta, y abucheando a sus rivales.

Pero pueden cambiar de lealtades de un instante a otro.

"Los fans brasileños parecen ser capaces de abuchear a los atletas de muchos países. Es muy difícil saber por qué silban a un atleta y no otro", aseguró el director de comunicaciones del Comité Olímpico Internacional, Mark Adams, el lunes.





El profesor Andy Miah, experto en los Juegos Olímpicos de la Universidad de Salford, notó el mismo fenómeno.

"Estaba muy sorprendido por lo ruidosos que eran y al principio pensé que los gritos y abucheos eran una práctica antideportiva. Pero luego me di cuenta de que era su forma de involucrarse en el evento", analizó.

"No es malicioso", concluyó.



Londres 2012 fue mucho más tranquilo, según describió. "No eran comunes los gritos, solo los aplausos".



2. Abuchear a los favoritos

La multitud de Río mostró una clara preferencia por los equipos que partían con menos ventaja.

En un partido de baloncesto la hinchada respaldaba a Croacia y abucheaba a los favoritos del partido: España.







Finalmente el equipo español terminó perdiendo 70 a 72.

Esto no es un fenómeno nuevo.

Durante los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas, por ejemplo, la multitud respaldó fuertemente al equipo de fútbol masculino iraquí, en una semifinal contra Paraguay, reprobando con gritos cada vez que los paraguayos controlaban la pelota.



El profesor David Hendy, historiador de los medios de comunicación en la Universidad de Sussex, describió a los abucheos en las Olimpiadas como una "noble tradición" y un recordatorio de que el espectáculo es para el público en lugar de los competidores.

"Y el público siempre ha tenido mucho interés en ver las cosas en términos dramáticos, como un conflicto entre héroes y villanos", dijo.


3. Abuchear a los rusos





Los atletas rusos se encontraron con una reacción particularmente hostil de parte de las multitudes en Río de Janeiro, a raíz del dopaje patrocinado por el Estado ruso, y la decisión del Comité Olímpico Internacional de no imponer una prohibición general.

Los silbidos de rechazo comenzaron tan pronto como los rusos aparecieron en el estadio Maracaná para la ceremonia de apertura.

"Los rusos siempre serán abucheados y muchos piensan que el Comité Olímpico Internacional no debería haber llegado a esa decisión de compromiso", opinó Miah.


La nadadora rusa Yulia Efimova, quien recibió una prohibición de competición de 16 meses en 2013, pero ganó el derecho a competir en Río después de apelar al Tribunal de Arbitraje del Deporte, fue abucheada en todos sus 100 metros de estilo pecho y en la final, en la que ganó la medalla de plata.



Efimova rompió en llanto después de que el oro fuese para la estadounidense Lily King, quien comentó: "Es sólo demuestra que se puede competir limpio y estar en el podio".



El boxeador ruso Evgeny Tishchenko expresó frustración por la reacción del público contra los atletas de su país.

"Es realmente una pena que la gente se manifieste de esta manera, apoyando (a quienes compitan) contra Rusia", según fue citado por el diario Chicago Tribune.

"Estoy muy molesto. Fue la primera vez que me enfrentaba a esos comentarios. En realidad, estoy un poco decepcionado", agregó


4. Abuchear a los políticos

Hubo silbidos contra el presidente interino de Brasil, Michel Temer, cuando declaró inaugurados los Juegos Olímpicos el viernes.

Temer se hizo cargo del poder en mayo después de que su predecesora, Dilma Rousseff, fue suspendida en sus funciones por acusaciones de corrupción.

Los abucheos se escucharon a pesar de que Temer limitó su discurso a una sola frase, aunque se ahogaron en parte por la música y los fuegos artificiales.






No es la primera vez que los Juegos Olímpicos fueron escenario de muestras de rechazo a la clase política.


El excanciller del Reino Unido, George Osborne, y la exministra del Interior, Theresa May, ahora primera ministra, fueron abucheados durante la entrega de medallas en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.

"Fue una respuesta visceral de un público indignado, que se sentía de alguna manera sin voz, por la política del gobierno hacia los discapacitados", dijo el profesor Hendy.

"Es un indicador excelente del sentimiento popular y de cómo las figuras públicas lo subestiman", analizó.


5. Abucheos patrióticos

Los hinchas brasileños no tardaron en mostrar su apoyo a los deportistas locales burlándose a gritos de sus oponentes.

Los jugadores de rugby de Reino Unido fueron abucheados cada vez que tenían el balón en sus manos, cuando se enfrentaron a Brasil el sábado.



El tenista alemán Dustin Brown fue silbado incluso después de caerse y torcerse el tobillo durante un partido de tenis contra el brasileño Thomaz Bellucci, aunque fue ovacionado cuando se levantó para ser trasladado al hospital.







"Los Juegos Olímpicos siempre fueron sinónimo de respeto internacional. Así que los abucheos de una multitud pueden ser una distracción y pueden perjudicar el rendimiento" de los deportistas, dijo el doctor Rhonda Cohen, psicólogo del deporte en la Universidad de Middlesex.

El boxeador Hassan N'Dam N'Jikam de Camerún no estaba nada contentotras perder contra el brasileño Michel Borges por puntos y en medio de grandes silbidos.

El ruido pudo haber influido en los jueces, sugirió el atleta.

Los deportistas de Argentina también fueron abucheados en la ceremonia de apertura, sólo porque eran argentinos.

Y es que son vecinos y rivales de Brasil, especialmente en fútbol.





Y luego está el caso de la arquera del equipo de fútbol femenino de Estados Unidos, Hope Solo, que publicó fotos en las redes sociales sobre el virus del zika.

Solo fue silbada y recibió gritos de "¡Zika!" durante un partido contra Nueva Zelanda el sábado

Pero los brasileños también soportaron lo suyo. El equipo de fútbol masculino de Brasil fue blanco de críticas después de empatar sin goles primero contra Sudáfrica y luego contra Irak.


6. Abuchear a los jueces




Incluso los jueces olímpicos no se salvaron de los espectadores brasileños.

Como nación anfitriona, Brasil se adjudicó automáticamente un lugar en la final de 10 metros de salto sincronizado masculino, a pesar de que sus deportistas no estaban a la altura de la competencia.

Y los jueces constantemente les otorgan puntuaciones más bajas, lo que provocó el abucheo y la ira de la multitud.

Sin embargo, no fue nada en comparación con la escena que se vivió en la final de gimnasia masculina en los Juegos de Atenas en 2004.

El ruso Alexei Nemov había cautivado al público con una rutina de barras de alto riesgo, y cuando los jueces le dieron una puntuación baja los abuchearon durante siete minutos.