


Josef Mengele /ˈjoːzəf ˈmɛngələ/

Nació en una respetada familia católica bávara. Amaba el arte y la música, e hizo el juramento hipocrático de sanar a los enfermos y de no entrar a una casa sino para sanar a sus pacientes. Eso fue lo que juró. Lo que hizo: torturar, deshumanizar y masacrar. El Doctor Mengele envió a cientos de judios a la muerte en los campos de concentración nazi, donde era conocido como "El Ángel de la Muerte".
¿Qué sistema social, jurídico y político pudo crear a un hombre como Josef Mengele? Un médico responsable de seleccionar a cientos de judíos para primero experimentar y luego exterminarlos en los campos de concentración de Auschwitz. Un hombre que realizaba los más dolorosos experimentos sobre gemelos, con la esperanza de descubrir el secreto de los nacimientos múltiples, para así crear genéticamente la Súper Raza Aria que dominaría al mundo durante los mil años que, según Hitler, duraría el Reich.

Para tratar de comprender la personalidad de Mengele y develar sus malignos impulsos, debemos ver cómo era el mundo el 11 de marzo de 1911, día en que nacía el Ángel de la Muerte Josef Mengele, el médico macabro de Auschwitz.
La Alemania que vio nacer a Josef se encontraba al filo de la Gran Guerra de 1914. Mientras su padre Karl prestaba servicio militar en el frente, su madre Volgoria controlaba el negocio familiar de venta de implementos agrícolas, y criaba a sus tres hijos: Josef, Karl y Hallois.
La guerra terminó en 1918 con la derrota de Alemania y el humillante Tratado de Versalles, que redujo el territorio y el poderío militar germano. Pero la ética germana para el trabajo no se extinguió, y en pocos meses Alemania era una nueva nación. Karl Mengele regresó a reconstruir su empresa en Gÿinzburg, e hizo de ella la más grande en la región, y a su familia una de las más respetadas en Bavaria. Aún hoy se los respeta, a pesar del infame criminal de Auschwitz.
Karl Mengele pasaba poco tiempo en la gerencia de su planta, sus horas transcurrían en el laboratorio, inventando máquinas que permitieran automatizar todas las labores agrícolas. En cierta forma compartía con su primogénito el gusto por la investigación, quien la pondría en práctica años más tarde en los campos de Auschwitz, inclinado sobre los microscopios, silbando una tonada familiar, y perdido en la macabra pasión de su proyecto de investigación.

Un buen estudiante
En la década del ‘20, Alemania era el centro cultural y artístico del mundo. La medicina y la música florecían y Berlín era considerada una de las ciudades más refinadas, sobrepasando incluso a París. Nuevos conceptos sobre la evolución de la raza humana se discutían. Las teorías de Darwin eran contrastadas con los nuevos descubrimientos y una nueva ciencia causaba revuelo: era la EUGENIA o EUGENESIA: el estudio de los cruces genéticos.
Ese ambiente sería de extrema importancia en la vida posterior de Mengele. Desde joven supo que el negocio familiar no era para él. "El padre de Mengele era de duro carácter. Cuando llegaba a la fábrica lo hacía gritando. Era una persona muy dura. Y su madre estaba hecha con el mismo molde. Era una devota católica, piadosa, aunque muy recta de carácter y de dura disciplina. Mengele siempre tuvo el impulso por hacer algo muy especial, para probarse y superarse a sí mismo. No tenía amor ni calor hogareño. Un ex compañero de escuela recordaba que desde aquellos tiempos, Mengele decía que debía hacer algo especial, que definitivamente pruebe su capacidad académica" -Gerald Astor, actor y autor del libro "El último nazi"
La familia Mengele tenía cuantiosos recursos, y su fábrica empleaba a 1.200 personas. Josef Mengele asistió a una escuela pública, y posteriormente al Gymnasyum, destinado a quienes tenían aspiraciones académicas. "Era un estudiante brillante y extraordinariamente ambicioso. Siempre intentaba hacer algo fuera de lo común, para ser un gran científico" (Julius Disbach, ex compañero de clases de Mengele). Otro amigo de esa época lo describió como agresivo y muy patriótico.
En 1930, Mengele ingresó a la Universidad de Münich, ciudad que se convertiría en un centro de la agitación política. Allí, fue impactado por un discurso de Hitler sobre la superioridad de la raza germana. En esos tiempos muchos estudiantes se unieron al movimiento nazi. La "herencia" y la "eugenia" eran términos aplicados normalmente por la comunidad científica, que en su mayoría apoyaba a Hitler y a su concepto místico del pueblo alemán, pueblo que no podía florecer si parásitos como los judíos, gitanos y otros, los contaminaban. El antisemitismo ganaba impulso y la comunidad científica parecía estar de acuerdo. Pureza hereditaria, eutanasia, esterilización de los indeseables y superioridad racial mediante la eugenesia, ocupaban a la comunidad científica. La eugenesia se convirtió en una palabra sagrada. Este término fue creado por el primo de Charles Darwin, Francis Caultin en 1833, y literalmente significa "buenos genes". El propósito de Caultin, basado en sus estudios sobre mejoramiento de animales, era aplicar estos conocimientos para mejorar la raza humana, para una mejor sociedad, con gente más exitosa: gente superior. Aunque no hubiera sido su intención, Caultin sembró una de las semillas fundamentales del Holocausto, con un siglo de anticipación.

Nadie abrazó esta idea con mayor pasión que Mengele. En 1934 se unió al Partido Nazi, pero siguió con sus estudios y recibió el Doctorado en Filosofía, para luego aprobar los exámenes de ingreso a Medicina. Se trasladó a la Universidad de Frankfurt y comenzó a investigar en el Instituto de Herencia Biológica e Higiene Racial bajo la tutela del doctor Ottmar von Verschuer, ardiente nazi y especialista en la ciencia eugenésica, mediante la cual se crearía la raza superior. Durante esta época, Mengele publicó un buen artículo sobre la genética y los niños, y al igual que su mentor, se concentraba en el estudio de los gemelos. En el sudeste de Polonia, las puertas de los campos de concentración de Auschwitz llamaban a Mengele. Allí, el científico encontraría gemelos en abundancia, quienes no tendrían otra opción más que participar en sus mortales experimentos genéticos. Pero Auschwitz es el final de un largo camino, y varios años habrán de transcurrir hasta que Mengele se convierta en el “Ángel de la Muerte” para más de 4.000 hombres, mujeres y niños indefensos.

El sagrado juramento

La transición de la magia a la Ciencia de la Medicina fue un proceso gradual que duró siglos. La medicina era el arte de la curación en la antigua Grecia, y era celebrada por los griegos con el juramento de Hipócrates, Padre de la Medicina. Este juramento ha llegado a nuestros días, y es pronunciado por todo nuevo médico: "El régimen que adopto será para el bien de mis pacientes, y no para su perjuicio. No administraré drogas a ningún paciente ni entraré a casa alguna, sino para beneficio de los enfermos". Es difícil imaginar que Mengele alguna vez haya pronunciado estas palabras. Pero sí hizo el juramento, que era reverenciado por los médicos alemanes, a pesar de contradecirse con su antisemitismo. Una extraña dualidad existía en la Alemania Nazi.

Héroe nacional

Josef Mengele se hizo miembro del cuerpo de elite Waffen SS, una organización que exigía pureza racial en sus miembros, cónyuges y familiares, preferiblemente hasta la 4° generación. Mengele se había enamorado de Irenna Schumbaimm, de quien más tarde afirmaría: "Era hermosa y bien educada... fue el amor de mi vida". Cuando él decidió casarse con Irenna, hubo un interrogante acerca de sus antepasados, porque uno de ellos fue hijo extramatrimonial y había dudas acerca de sus ancestros. Mengele debió redactar documentos afirmando que no existían rastros de impurezas raciales ni sangre judía, algo que sería un pecado imperdonable para un oficial nazi de su jerarquía, proveniente de una familia aria pura, y además católica. Por otra parte Irenna provenía de una familia luterana. Todo esto hacía su situación extremadamente incómoda. ¿Quién hubiera pensado que el novio, cuyo atractivo aspecto ario sólo era afectado por la separación de sus dientes incisivos, se convertiría en el nazi más buscado y esquivo de la historia, con una recompensa total de US$ 3,4 millones por su cabeza, por crímenes contra la humanidad?

Mengele terminó el servicio militar obligatorio con su grupo de elite SS en los Alpes Tiroleses. Volvió a sus estudios en Frankfurt, donde vivía junto a Irenna en una hermosa casa cerca del río Main. En septiembre de 1939 comenzaba la Blitzkrieg y Polonia caía en manos de Alemania en menos de un mes. Mientras la guerra se desarrollaba a favor de los nazis, Mengele permaneció con Irenna concentrado en su investigación biológica. Pero cuando la guerra se extendió a dos frentes, con el ataque sobre Rusia, Mengele y su unidad fueron movilizados al frente oriental; poco después fue herido en combate, por lo que le otorgaron condecoraciones y se convirtió en un héroe nazi. ¡Un doctor condecorado por valor en combate, con todo lo que ello significa! Mengele recibió, además de las condecoraciones normales por servicio en el frente ruso, la Cruz de Hierro en Primer Grado, y luego la Cruz de Hierro en Segundo Grado: un honor al que muy pocos accedían

(Medalla Cruz de Hierro)

Últimos servicios al Führer
Antes del desmantelamiento del campamento, Mengele hizo su selección final, enviando a 461, de un total de 509 prisioneros recién llegados, a una muerte instantánea. Fue su último servicio en Auschwitz. Con el sonido de los cañones rusos cada vez más fuertes, Mengele reunió sus registros y anotaciones, y el 18 de enero de 1945, el Ángel de la Muerte desapareció para siempre.
"Los experimentos duraron hasta el momento mismo en que se dio la orden a todos los nazis, de abandonar el campo. Esa fue la última vez que vi a Mengele" (Eva Mozes Kor). Así comenzó uno de los más grandes movimientos evasivos de la historia.

Constante huida
Mengele dejó su uniforme de oficial de la SS, y vistió el de oficial de la Wehrmatch (ejército alemán) y se dirigió a una unidad hospital que iba hacia el sur. Cuando finalmente, en mayo de 1945 Alemania capituló, Mengele terminó en dos campos de prisioneros de los aliados, ignorado por sus captores. Ello se debió a que él había pasado por alto muchos de los trámites necesarios para ser parte de las SS. Esos trámites, capturados por los oficiales aliados de Estados Unidos, eran utilizados para determinar qué sujeto era arrestado en forma automática. No hay documento que explique por qué Mengele carecía del tatuaje obligatorio de oficial de las SS, que se hacía en la parte interior del brazo izquierdo, dos pulgadas por debajo de la axila. Antiguos doctores de las SS, confirmaron que no estaba tatuado. Otro de los elementos que jugó a su favor fue la urgencia con que los aliados liberaron a millones de prisioneros de guerra alemanes. Mengele se retiró calladamente entre la multitud, usando un nombre falso, y con la ayuda de su familia trabajó en una granja de la zona de Rosenheimm, cercana a su ciudad natal de Gÿinzburg. Entre 1945 y 1949, fue visitado varias veces por Irenna. Ella no estaba feliz con la situación, aún cuando en 1942 dio a luz un hijo de Mengele, producto de una de sus visitas a Auschwitz.
Las listas de criminales de guerra circulaban por la República Federal de Alemania y los doctores y oficiales de las SS estaban siendo juzgados. Mengele estaba atemorizado y pidió a Irenna que huyera del país con él. Irenna se negó. Decepcionado pero resuelto, huyó a Italia en 1949; poco después abordó un buque que lo llevó a Buenos Aires. En Argentina se sentiría seguro, gracias a una organización secreta conocida como ODESSA, encargada de otorgar salvoconductos a antiguos oficiales SS. La presencia de comunidades alemanas ofrecía confianza, y ciertas zonas de Argentina le recordaban las montañas de su Baviera nativa. Mengele se sentía como en casa, en su residencia en la zona de Florida, en Buenos Aires, viviendo bajo el nombre de Helmut Gregor. Más tarde en la década del ‘50, consideró que la caza de criminales de guerra había terminado, y comenzó a decir su nombre. Incluso, habría llegado a obtener la nacionalidad argentina. Inició una compañía de implementos agrícolas con su verdadero nombre... ¡Hasta figuró en la guía telefónica!
Su padre lo visitó y le informó que Irenna demandaba el divorcio, a lo que él accedió. ¿Qué otra cosa podría hacer? Era sólo una formalidad. Irenna tendría su libertad y él seguiría adelante con su vida en Argentina. Tiempo después su abogado le informó que el Gobierno alemán había mandado cartas al Gobierno argentino, solicitando la extradición de nazis. Mengele cayó en pánico. Con la ayuda de ODESSA huyó al Paraguay, donde tramitó su ciudadanía. Bajo las leyes paraguayas ya no podía ser extraditado. En aquellos tiempos, este país era gobernado por el dictador Alfredo Stroessner, descendiente de alemanes y admirador de los nazis. Seguro, aunque intranquilo, Mengele se dejaba ver en las calles de Asunción.

Su muerte

La salud de Mengele se estaba deteriorando paulatinamente desde 1972, y en 1976 sufrió un infarto cerebral.94 Padecía hipertensión y una infección en el oído que le producía vértigos. Durante una visita a sus amigos Wolfram y Liselotte Bossert en la localidad costera de Bertioga el 7 de febrero de 1979, Mengele sufrió otro infarto cerebral mientras nadaba en el mar y se ahogó.95 Fue enterrado en el municipio brasileño de Embu das Artes con el nombre de «Wolfgang Gerhard», la falsa identidad que estaba usando desde 1975.96

Gracias por pasar!
