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Sería absurdo suponer que esta administración no sabe muy bien todo lo que ocurre, mejor que nadie incluyendo a la oposición que continúa dando muestras de imitar a la Armada Brancaleone. Porque lo sabe tiene un contingente en China con la desesperación de cambiar las condiciones del swap de US 11.000 millones para poder utilizar alguna porción antes que ocurra en el mundo otro ¨efecto¨ que haga caer el precio de los commodities alimenticios y subir drásticamente el precio del petróleo. En ese caso nuestra economía será una hoja en la tormenta.

No endeudarse reducir inventarios, cortar costos y prepararse hasta donde resulte materialmente posible hacerlo para unos meses posiblemente muy complicados. Comprar bonos ligados a la devaluación del cambio oficial es la mejor opción de resguardo ya que la situación del mercado resulta difícil de sostener.

Esperar un fuerte impacto inflacionario de 3% y una brecha sin cambios del orden de 65/70% es lo que las personas sensatas deben esperar y actuar en consecuencia.

Porque durante varias semanas el tipo de cambio oficial se ha mantenido en 8.42. Para conseguirlo se ha presionado, y hoy han vuelto a presionar, a los bancos para disminuir su posición en dólares y prácticamente no se vendieron dólares a los importadores, mientras por su parte los exportadores siguen reteniendo sus ventas. A pesar de ese esfuerzo las reservas siguieron cayendo a menos de $ 28.300 millones.

Se frenó la devaluación del peso y se aumentaron 100 puntos básicos de las LEBACs revirtiendo lo actuado semanas atrás. En esos momentos se había anunciado una serie de medidas de expansión monetaria que implicaban mas gasto público con un aumento de 56% respecto de 2013. Esto generó un salto en la brecha cambiaria que era del 30% en las operaciones de contado con liquidación a 48% (60% en el contado con liquidación local y 70% en el dólar paralelo)

La idea es mantener un atraso cambiario para contener los costos que todavía impactan desde enero al índice de inflación y al nivel de actividad, pero hacerlo sin el financiamiento externo que permita financiar las importaciones termina aumentado la demanda de dólares por la baja de tasas y se traslada al tipo de cambio paralelo y también castiga las reservas.

La actitud de la administración actual indica – insólitamente - que no les preocupa la brecha cambiaria. Sin embargo atrasar el tipo de cambio real, mantener la expansión monetaria y al mismo tiempo tratar de aumentar las reservas es al mejor forma de impulsar la demanda de divisas y no tiene efectos reales sobre el nivel de actividad.

Por el contrario, el intento de devaluar un poco más rápido (tal cual ocurrió la semana pasada), sin financiamiento y emitiendo pesos, es crear obviamente mucha presión sobre el dólar, impulsar un salto en la brecha y hacer ver “barato” al dólar de referencia y al dólar “tarjeta”. También genera un aumento de la inflación porque hará aumentar el único mecanismo que queda a los importadores quienes no tendrán más remedio que recurrir operaciones de contado con liquidación para pagar importaciones.

En definitiva, para lo que resta de 2014 y fundamentalmente para 2015 lo que ocurra estará vinculado en forma directa a la capacidad de ¨darse cuenta¨ de la administración política para decidir convalidar las tasas de interés más altas- . Hoy el Bonar 24, con una duración de 5 años rinde 13,2%, no muy distinto de lo que rendía cuando se utilizó para pagar el 65% del arreglo con Repsol -aunque en ese momento la tasa de interés no fue noticia-, pero bien por debajo del 9,1% que llegó a rendir el 30 de julio cuando a horas del default la expectativa de acuerdo privado que brindara el puente de plata sostenía las cotizaciones.

Al fin del día, y por las necesidades de dólares de la economía, la política deberá actuar buscando y encontrando el financiamiento que requiere para manejar la transición. Ya sea por caminos sinuosos como China o mediante intermediarios que permitan refinanciar los vencimientos de 2015) que son enormes a costos más altos o mediante alguna forma de pago del fallo Griesa en enero que abra las puertas al crédito.

Por su parte, el Banco Central dispuso, el retiro de las autorizaciones para operar en nombre del BoNY en el país siendo ese el primer paso para cambiar los bonos, el Banco y el lugar de pago dado que la sección 5.8 del indenture dispone que, para ser elegible como Banco pagador una entidad debe disponer de una oficina de representación en la Ciudad de Buenos Aires.
En cuanto a los precios, agosto fue el fin de la tranquilidad inflacionaria. Los precios subieron 2,5% y terminó con la continuidad del “2 por mes”. Una cantidad enorme de precios siguió subiendo por arriba del 3% mensual siendo un indicio de que el problema de la suba de precios es macroeconómico y que la recesión no los baja.

Entre abril y julio pasados, los alimentos subieron 2% promedio por mes contra 3,6% mensual entre enero y marzo. Sin embargo, en agosto los alimentos subieron nuevamente mas del 3% mensual, parecido a enero – marzo (con epicentro en carne y lácteos).

Lo que desaceleró los precios de los alimentos hasta julio fue la carne, pero en agosto volvió a subir y mucho. La alta inflación es por el descontrol del gasto y la emisión monetaria, pero hay precios como la carne que impactan por encima de lo normal. Aunque la carne está subiendo más rápido que el promedio general de precios, sube menos rápido que el precio de la hacienda. En los primeros ocho meses de 2014, la hacienda subió casi 70% anual mientras que la carne en el mostrador subió 45%. Es posible que se produzca un reacomodamiento.

Hay que tener presente que el índice de inflación general no es aplicable a todos por igual. Hay sectores que no pueden aumentar los precios por falta de demanda como es el caso de los textiles, jaqueados por las diversas zonas liberadas de impuestos al fisco y los proveedores a la industria intermedia. Las 68 empresas que venden alimentos y bebidas en forma oligopólica y las cadenas de supermercados grandes y los controlados por chinos no resignan rentabilidad a pesar de la baja del consumo y los precios siguen aumentando simplemente porque pueden hacerlo.
Agosto fue el último mes del período inflacionario al 2 y pico por ciento mensual.

Se ha iniciado un descontrol de emisión de moneda para financiar al gobierno y ha llegado el final de la tranquilidad cambiaria.

Ya se mueven los precios de los alimentos, con epicentro en la carne y los lácteos y se lo intenta contener con una absurda ley de abastecimiento. Desde mediados de agosto, el tipo de cambio y los precios están más intranquilos. Llegaremos a la salida de esta administración sin una crisis? Será difícil.

Hay dos razones para estar casi seguros de eso; la primero es que persistente en las acciones no planificadas de prueba y error y la segunda es que esta administración, cual gatos, disfrutan caminando por los bordes de las cornisas internacionales. Hay fuerte convulsión en oriente medio, hay tensiones fuertes entre EE.UU. y Rusia, Venezuela no produce más petróleo y lo importa, cortan la cabeza a norteamericanos en oriente medio, e esperan feroces atentados uno en Londres y otros en África casi con certeza.

Esto está escrito desde EE.UU. donde el clima de preocupación por una reacción fuerte contra el ILS ya no es del gobierno sino de buena parte del pueblo, inversamente a lo ocurrido en la era Busch.