La actual administración ha logrado una estabilidad macroeconómica peculiar y transitoria con el objeto de llegar a las elecciones primarias sin que el tipo de cambio paralelo refleje las dificultades macroeconómicas que no son percibidas o advertidas por el grueso de los votantes quienes sin duda resultarán los más afectados luego del cambio de gobierno, cualquiera que sea la nueva administración.
Para conseguir esa sensación de estabilidad, se mantiene un tipo de cambio oficial estable con una devaluación mensual del 1%, inferior a la inflación que ronda el 2/2.5% con una tasa de interés bancaria a 30 días del 1.7% con lo cual los tanto operadores como parte del público en general no se sienten atraídos a demandar dólares libres por el momento razón por la cual el valor del dólar libre no ha crecido aun.
Sin embargo, devaluar 50% por debajo de la inflación genera una constante dificultad de exportación por aumento de costos internos, la necesidad de regular la entrega de divisas a los importadores y efectuar innumerables y agresivos controles policiales, todo lo cual contribuye a desacelerar la actividad real.
Estas medidas dispersas llevan demasiado tiempo vigentes, unidas a un gasto público mucho mayor que la recaudación y el constante intento de lograr mayor consumo eleccionario, ha generado un desequilibrio macroeconómico que no puede sostenerse sin cambios significativos.
Habrá un incremento del tipo de cambio real (dólar paralelo) no inferior al 10/15% antes de las PASO por el solo efecto de la habitual ansiedad eleccionaria por lo cual
Recomendamos a nuestros clientes – que puedan hacerlo –
1..tomar posiciones en divisas mediante los recursos a su alcance, siendo lo más recomendable utilizar los bonos denominados en dólares.
2. no tomar ningún endeudamiento en divisas de ningún tipo y cancelar deudas por importaciones si lo logran, por cuanto inevitablemente en el corto o mediano plazo la brecha del 30/35% será eliminada representando un fuerte sobrecosto financiero.
3. en cuanto a los stocks es recomendable identificar claramente el costo financiero y de capital propio y compararlo con la revaluación inflacionaria con una perspectiva del 2 al 3% mensual hasta fin del año en curso.
4. otro parámetro que no puede dejar de incorporarse al modelo de cálculo es que no habrá recuperación sostenida de la demanda agregada – lo que alcanza a casi todas las empresas – por lo cual todas las actitudes y acciones deben ser sumamente conservadoras.
Argentina es el país americano con mayores precios internos, superando en algunos casos a varios países europeos y zonas de Estados Unidos tanto en el precio de productos como servicios y el que registra la mayor presión impositiva en Occidente, obviamente sin el correspondiente ingreso equivalente de los trabajadores.
Esto ha provocado el consiguiente cambio de paradigma: el argentino medio, históricamente ahorrista (en dólares o ladrillos) ha dejado de serlo por la incapacidad financiera que le generaron la caída real de sus ingresos, mientras su endeudamiento familiar ha crecido a niveles que harán difícil e improbable regenerar la cultura del ahorro. Esto es otro de los profundos cambios de los últimos 4 años, y parte de la herencia cultural que deja esta administración, que, desde lo económico ha modificado los paradigmas sociales.
Hoy en argentina se produce un fenómeno de dudosa comprensión: mediante tarjetas de crédito se financian hasta en 12 meses (promedio 4 meses) compras de consumo inmediato, alimentos, bebidas y otros bienes no durables.
Eso – al margen de lo inmoral que significa alentar consumo a quien no podrá pagalo – implica un sobrecosto adicional por intereses de las tarjetas que varía entre 4% y 5% mensual sobre los ya castigados ingresos del sector privado de menores recursos.
Por cierto que este consumo tiene una doble limitación en el corto plazo: los límites crediticios y la capacidad de pago. Si bien la morosidad no ha crecido hasta límites alarmantes, todo está diseñado para que así sea, y no estará la actual administración para salir al rescate. Esta es otra de las minas instaladas que deberán desactivar quienes los reemplacen.
Esta administración ha hecho llegar a casi todos los jubilados y pensionados una tarjeta de nombre ¨Argenta¨ que con el pretexto de ofrecer descuentos al consumo trae obligatoriamente incorporado un crédito con una cantidad de meses para pagarlo (en 12, 24 y 40 cuotas), y tasas de interés (de 17, 20 y 23 por ciento respectivamente, según la cantidad de cuotas) lo cual es una maniobra para incrementar obligatoriamente el consumo.
No obstante todas manipulaciones, se ha derivado hacia un retroceso del consumo y de la producción en un contexto inflacionario severo. Para el anestesiado ciudadano medio esta exótica situación ya es aceptada como una parte de su vida diaria, tanto es así que su corrección y ajuste a límites normales no forma parte de ninguna oferta eleccionaria.
El consumo masivo volvió a retroceder en mayo y junio y de esta forma acumuló su decimoctava caída mensual consecutiva en supermercados, hipermercados, locales de cercanía, autoservicios y negocios tradicionales.
Este es el quinto mes en el año que la demanda acumulada de las 143 categorías relevadas es menor que la del 2014.
La recuperación de consumo eleccionaria que espera la administración actual se materializará en los próximos meses cuando las subas salariales pactadas en paritarias, el aguinaldo, los incrementos de las asignaciones familiares, el aumento a los jubilados y posiblemente una lluvia de pesos de origen poco razonable (emisión record histórica) lleguen a los bolsillos de los trabajadores antes de las elecciones.
Con el actual dólar a 9 pesos las paridades contra el dólar, el euro y el real son elevadas para exportar y es imposible no cerrar fuertemente la entrega de divisas a los importadores. El tipo de cambio real contra el dólar es el mismo que a los de finales de los años 90. No hay nada, ninguna medida que pueda compensar la caída permanente y general de la exportación.
Los volúmenes totales exportados por la Argentina cayeron 10% en 2014 y caerán 4 / 5% en 2015.
El principal rubro afectado será la exportación de manufacturas industriales.
En 2014, los volúmenes exportados por este sector disminuyeron 16% y en 2015 caerán otro tanto. Es una caída por dos años consecutivos, muy perjudicial.
En 1999, cuando devaluó Brasil, los volúmenes exportados bajaron 13%.
En 2009, en medio de la crisis financiera mundial, la caída fue de 10%.
Pero la fuerte disminución de las exportaciones industriales no es causada exclusivamente por el sector automotriz por las menores compras de Brasil sino que es general. Modificar esta situación exige un cambio en las señales de precios.
En la última semana se liquidaron US$789 el mayor volumen semanal del año, 35% superior al promedio de las cuatro semanas previas.
Las reservas totales se acercan a US$34.000 millones luego del ingreso de la colocación de la Provincia de Buenos Aires, que quedó depositada en el BCRA contabilizando dentro de la estadística de reservas, algo ligeramente irregular.
El mercado cambiario continúa estable, con un tipo de cambio nominal que se devalúa al 1% mensual, por debajo del 1,7% que resulta la tasa efectiva mensual que remunera el ahorro minorista en plazos fijos haciendo atractivo depositar en pesos a no más de 30 días.
El ritmo de devaluación sigue desfasado con la inflación que fue del 2% ampliando la falta de competitividad para las exportaciones y obligando a los importadores a incrementar su deuda en dólares por cuanto casi no se autorizan pagos al exterior.
La cotización del dólar a futuro presenta tasas de aumento en el precio del 16/17% anual hasta noviembre, para luego crecer hasta el 27% en la posición junio de 2016. Con muy escasa liquidez, a diciembre 2016 se negocia a $13,77, consistente con una tasa anualizada de 30,9%.
Con el dólar estable, los depósitos privados en pesos creciendo 36,1% anual y préstamos al sector privado en moneda local creciendo 25,5% anual por lo gastos de primera necesidad y consumo inmediato financiado con tarjetas, el stock de bonos del gobierno en poder de los bancos naturalmente continúa creciendo.
Con tipo de cambio y tarifas fijas, con la restricción crediticia y la caída del consumo, la tasa de inflación declinó al 30% anual desde los 40% de fines de 2014.
En junio, está debajo del 30% anual.
La desaceleración inflacionaria de los últimos meses convive con una fuerte aceleración de la emisión de moneda, que en pocos meses se aceleró del 25% anual al 35%. Es como transportar una serpiente suelta en un automóvil.
Llegará sin duda al 40% hacia los últimos meses del año.
Desde 2011, hubo tres golpes de expansión monetaria del 40% anual. La primera fue durante los primeros ocho meses de 2011. Terminó siendo una de las causantes de los problemas cambiarios que obligaron al control. En ese momento la fuga de capitales desaceleró la expansión monetaria antes de que se trasladara a los precios.
El segundo impacto fue desde mediados y hasta finales de 2012 y por eso en el verano de 2013 se perdió el control del valor del dólar libre. La brecha cambiaria del 30%, saltó casi al 80%.
En 2013, la emisión se desaceleró porque hubo que vender muchos dólares en el mercado cambiario (a pesar del control de cambios). No obstante la inflación registró creció en la segunda mitad del año 2013.
2015 registra el mayor golpe de expansión monetaria, que se encamina al 40%. Será motivo de tensiones cambiarias y de precios inclusive antes de las elecciones.
Sea como sea, es imposible que la inflación baje ni que el dólar libre no suba con la emisión monetaria desbordada. La demanda privada de divisas será creciente tanto por el atraso cambiario como por los pesos que le caerán eleccionariamente encima.
De modo que con certeza el conjunto de medidas (porque sería excesivo llamalo plan) adoptado por esta administración tiene fecha de vencimiento a corto plazo porque está montado sobre inconsistencias macroeconómicas que se ajustarán por decisión política o por imposición de la realidad.
En macroeconomía, se pueden violar los principios elementales pero sólo por un rato.
La economía argentina ha llegado a ese punto en que el desorden y presión fiscal combinados con el abuso de la emisión, y el atraso cambiario pueden provocar problemas muy serios.
El mayor riesgo sería terminar es inflacionario, un aumento del dólar libre y una caída del salario real.
La probabilidad de una crisis existe. En un contexto en el que el gobierno sigue empleando el tipo de cambio oficial como única ancla nominal, manteniendo una pauta de devaluación mensual del 1%, las cotizaciones alternativas del dólar volvieron a experimentar inquietud en los últimos días.
El dólar que se movía en torno a $12,60 en la primera quincena de junio, saltó a los $13 por primera vez en tres meses, experimentando un alza de 3% en la última semana.
En tanto, el contado con liquidación marcando igual tendencia, subió a $12,30, registrando un incremento de casi 6% respecto al mínimo del mes generando una brecha con el dólar oficial de 39% a 44% en el caso del libre y del 29% al 36% en el del contado con liquidación.
Estos movimientos son un anticipo de las movidas preelectorales de los operadores, que asocian – para después vender y hacer diferencia – la creación de frentes con señales de continuidad de las actuales políticas económicas y financieras.
El alza del dólar también estuvo influida por el descenso de las ventas de dólar ahorro, lo cual redujo la oferta de divisas. Las ventas habían superado los USD 600 millones entre enero y abril, disminuyeron a USD 400 millones en mayo y estarán por debajo de los USD 500 millones en junio.
La desaceleración en el ritmo de crecimiento de los depósitos del sector privado durante junio también enciende una “luz amarilla”, dado que podría estar reflejando una pérdida de atractivo de las colocaciones en moneda local, como anticipo de mayores tensiones en el mercado de cambios.
Para conseguir esa sensación de estabilidad, se mantiene un tipo de cambio oficial estable con una devaluación mensual del 1%, inferior a la inflación que ronda el 2/2.5% con una tasa de interés bancaria a 30 días del 1.7% con lo cual los tanto operadores como parte del público en general no se sienten atraídos a demandar dólares libres por el momento razón por la cual el valor del dólar libre no ha crecido aun.
Sin embargo, devaluar 50% por debajo de la inflación genera una constante dificultad de exportación por aumento de costos internos, la necesidad de regular la entrega de divisas a los importadores y efectuar innumerables y agresivos controles policiales, todo lo cual contribuye a desacelerar la actividad real.
Estas medidas dispersas llevan demasiado tiempo vigentes, unidas a un gasto público mucho mayor que la recaudación y el constante intento de lograr mayor consumo eleccionario, ha generado un desequilibrio macroeconómico que no puede sostenerse sin cambios significativos.
Habrá un incremento del tipo de cambio real (dólar paralelo) no inferior al 10/15% antes de las PASO por el solo efecto de la habitual ansiedad eleccionaria por lo cual
Recomendamos a nuestros clientes – que puedan hacerlo –
1..tomar posiciones en divisas mediante los recursos a su alcance, siendo lo más recomendable utilizar los bonos denominados en dólares.
2. no tomar ningún endeudamiento en divisas de ningún tipo y cancelar deudas por importaciones si lo logran, por cuanto inevitablemente en el corto o mediano plazo la brecha del 30/35% será eliminada representando un fuerte sobrecosto financiero.
3. en cuanto a los stocks es recomendable identificar claramente el costo financiero y de capital propio y compararlo con la revaluación inflacionaria con una perspectiva del 2 al 3% mensual hasta fin del año en curso.
4. otro parámetro que no puede dejar de incorporarse al modelo de cálculo es que no habrá recuperación sostenida de la demanda agregada – lo que alcanza a casi todas las empresas – por lo cual todas las actitudes y acciones deben ser sumamente conservadoras.
Emisión e inflación en un contexto de menor demanda agregada.
Argentina es el país americano con mayores precios internos, superando en algunos casos a varios países europeos y zonas de Estados Unidos tanto en el precio de productos como servicios y el que registra la mayor presión impositiva en Occidente, obviamente sin el correspondiente ingreso equivalente de los trabajadores.
Esto ha provocado el consiguiente cambio de paradigma: el argentino medio, históricamente ahorrista (en dólares o ladrillos) ha dejado de serlo por la incapacidad financiera que le generaron la caída real de sus ingresos, mientras su endeudamiento familiar ha crecido a niveles que harán difícil e improbable regenerar la cultura del ahorro. Esto es otro de los profundos cambios de los últimos 4 años, y parte de la herencia cultural que deja esta administración, que, desde lo económico ha modificado los paradigmas sociales.
Hoy en argentina se produce un fenómeno de dudosa comprensión: mediante tarjetas de crédito se financian hasta en 12 meses (promedio 4 meses) compras de consumo inmediato, alimentos, bebidas y otros bienes no durables.
Eso – al margen de lo inmoral que significa alentar consumo a quien no podrá pagalo – implica un sobrecosto adicional por intereses de las tarjetas que varía entre 4% y 5% mensual sobre los ya castigados ingresos del sector privado de menores recursos.
Por cierto que este consumo tiene una doble limitación en el corto plazo: los límites crediticios y la capacidad de pago. Si bien la morosidad no ha crecido hasta límites alarmantes, todo está diseñado para que así sea, y no estará la actual administración para salir al rescate. Esta es otra de las minas instaladas que deberán desactivar quienes los reemplacen.
Consumo forzado
Esta administración ha hecho llegar a casi todos los jubilados y pensionados una tarjeta de nombre ¨Argenta¨ que con el pretexto de ofrecer descuentos al consumo trae obligatoriamente incorporado un crédito con una cantidad de meses para pagarlo (en 12, 24 y 40 cuotas), y tasas de interés (de 17, 20 y 23 por ciento respectivamente, según la cantidad de cuotas) lo cual es una maniobra para incrementar obligatoriamente el consumo.
No obstante todas manipulaciones, se ha derivado hacia un retroceso del consumo y de la producción en un contexto inflacionario severo. Para el anestesiado ciudadano medio esta exótica situación ya es aceptada como una parte de su vida diaria, tanto es así que su corrección y ajuste a límites normales no forma parte de ninguna oferta eleccionaria.
El consumo masivo volvió a retroceder en mayo y junio y de esta forma acumuló su decimoctava caída mensual consecutiva en supermercados, hipermercados, locales de cercanía, autoservicios y negocios tradicionales.
Este es el quinto mes en el año que la demanda acumulada de las 143 categorías relevadas es menor que la del 2014.
El gráfico es muy claro
.

La recuperación de consumo eleccionaria que espera la administración actual se materializará en los próximos meses cuando las subas salariales pactadas en paritarias, el aguinaldo, los incrementos de las asignaciones familiares, el aumento a los jubilados y posiblemente una lluvia de pesos de origen poco razonable (emisión record histórica) lleguen a los bolsillos de los trabajadores antes de las elecciones.
SECTOR EXTERNO
Con el actual dólar a 9 pesos las paridades contra el dólar, el euro y el real son elevadas para exportar y es imposible no cerrar fuertemente la entrega de divisas a los importadores. El tipo de cambio real contra el dólar es el mismo que a los de finales de los años 90. No hay nada, ninguna medida que pueda compensar la caída permanente y general de la exportación.
Los volúmenes totales exportados por la Argentina cayeron 10% en 2014 y caerán 4 / 5% en 2015.
El principal rubro afectado será la exportación de manufacturas industriales.
En 2014, los volúmenes exportados por este sector disminuyeron 16% y en 2015 caerán otro tanto. Es una caída por dos años consecutivos, muy perjudicial.
En 1999, cuando devaluó Brasil, los volúmenes exportados bajaron 13%.
En 2009, en medio de la crisis financiera mundial, la caída fue de 10%.
Pero la fuerte disminución de las exportaciones industriales no es causada exclusivamente por el sector automotriz por las menores compras de Brasil sino que es general. Modificar esta situación exige un cambio en las señales de precios.
Ingresos de divisas y Reservas.
En la última semana se liquidaron US$789 el mayor volumen semanal del año, 35% superior al promedio de las cuatro semanas previas.
Las reservas totales se acercan a US$34.000 millones luego del ingreso de la colocación de la Provincia de Buenos Aires, que quedó depositada en el BCRA contabilizando dentro de la estadística de reservas, algo ligeramente irregular.
El mercado cambiario continúa estable, con un tipo de cambio nominal que se devalúa al 1% mensual, por debajo del 1,7% que resulta la tasa efectiva mensual que remunera el ahorro minorista en plazos fijos haciendo atractivo depositar en pesos a no más de 30 días.
El ritmo de devaluación sigue desfasado con la inflación que fue del 2% ampliando la falta de competitividad para las exportaciones y obligando a los importadores a incrementar su deuda en dólares por cuanto casi no se autorizan pagos al exterior.
La cotización del dólar a futuro presenta tasas de aumento en el precio del 16/17% anual hasta noviembre, para luego crecer hasta el 27% en la posición junio de 2016. Con muy escasa liquidez, a diciembre 2016 se negocia a $13,77, consistente con una tasa anualizada de 30,9%.

Con el dólar estable, los depósitos privados en pesos creciendo 36,1% anual y préstamos al sector privado en moneda local creciendo 25,5% anual por lo gastos de primera necesidad y consumo inmediato financiado con tarjetas, el stock de bonos del gobierno en poder de los bancos naturalmente continúa creciendo.
Expansión Monetaria e Inflación
Con tipo de cambio y tarifas fijas, con la restricción crediticia y la caída del consumo, la tasa de inflación declinó al 30% anual desde los 40% de fines de 2014.
En junio, está debajo del 30% anual.
La desaceleración inflacionaria de los últimos meses convive con una fuerte aceleración de la emisión de moneda, que en pocos meses se aceleró del 25% anual al 35%. Es como transportar una serpiente suelta en un automóvil.
Llegará sin duda al 40% hacia los últimos meses del año.
Desde 2011, hubo tres golpes de expansión monetaria del 40% anual. La primera fue durante los primeros ocho meses de 2011. Terminó siendo una de las causantes de los problemas cambiarios que obligaron al control. En ese momento la fuga de capitales desaceleró la expansión monetaria antes de que se trasladara a los precios.
El segundo impacto fue desde mediados y hasta finales de 2012 y por eso en el verano de 2013 se perdió el control del valor del dólar libre. La brecha cambiaria del 30%, saltó casi al 80%.
En 2013, la emisión se desaceleró porque hubo que vender muchos dólares en el mercado cambiario (a pesar del control de cambios). No obstante la inflación registró creció en la segunda mitad del año 2013.
2015 registra el mayor golpe de expansión monetaria, que se encamina al 40%. Será motivo de tensiones cambiarias y de precios inclusive antes de las elecciones.
Sea como sea, es imposible que la inflación baje ni que el dólar libre no suba con la emisión monetaria desbordada. La demanda privada de divisas será creciente tanto por el atraso cambiario como por los pesos que le caerán eleccionariamente encima.
De modo que con certeza el conjunto de medidas (porque sería excesivo llamalo plan) adoptado por esta administración tiene fecha de vencimiento a corto plazo porque está montado sobre inconsistencias macroeconómicas que se ajustarán por decisión política o por imposición de la realidad.
En macroeconomía, se pueden violar los principios elementales pero sólo por un rato.
La economía argentina ha llegado a ese punto en que el desorden y presión fiscal combinados con el abuso de la emisión, y el atraso cambiario pueden provocar problemas muy serios.
El mayor riesgo sería terminar es inflacionario, un aumento del dólar libre y una caída del salario real.
La probabilidad de una crisis existe. En un contexto en el que el gobierno sigue empleando el tipo de cambio oficial como única ancla nominal, manteniendo una pauta de devaluación mensual del 1%, las cotizaciones alternativas del dólar volvieron a experimentar inquietud en los últimos días.
El dólar que se movía en torno a $12,60 en la primera quincena de junio, saltó a los $13 por primera vez en tres meses, experimentando un alza de 3% en la última semana.
En tanto, el contado con liquidación marcando igual tendencia, subió a $12,30, registrando un incremento de casi 6% respecto al mínimo del mes generando una brecha con el dólar oficial de 39% a 44% en el caso del libre y del 29% al 36% en el del contado con liquidación.
Estos movimientos son un anticipo de las movidas preelectorales de los operadores, que asocian – para después vender y hacer diferencia – la creación de frentes con señales de continuidad de las actuales políticas económicas y financieras.
El alza del dólar también estuvo influida por el descenso de las ventas de dólar ahorro, lo cual redujo la oferta de divisas. Las ventas habían superado los USD 600 millones entre enero y abril, disminuyeron a USD 400 millones en mayo y estarán por debajo de los USD 500 millones en junio.
La desaceleración en el ritmo de crecimiento de los depósitos del sector privado durante junio también enciende una “luz amarilla”, dado que podría estar reflejando una pérdida de atractivo de las colocaciones en moneda local, como anticipo de mayores tensiones en el mercado de cambios.