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La mitad de los guerreros vikingos… NO ERAN MUJERES. Y otras formas de tergiversar la historia





Ante la avalancha de personas que me han preguntado y me han pasado la noticia en los últimos días y ante la avalancha de comentarios y reacción en cadena que ha conllevado la misma, he considerado oportuno y menester dedicarle unas líneas a la noticia en esta web dedicada a la divulgación histórica de la época vikinga y, sobre todo, a desmentirla. Sí, como leéis, desmentirla.
Hervör muriendo luego de la batalla con los hunos. Una pintura de Peter Nicolai Arbo. Hervör o Hervor es el nombre de varios personajes femeninos legendarios, que aparecen en la saga Hervarar y algunas secciones de la Edda poética, también es una valquiria de la mitología nórdica que casó con Völundr y aparece en el Völundarkviða.
Porque lo que ha pasado esta semana pasada con esta noticia es el clarísimo ejemplo de cómo funciona a veces el periodismo – y la divulgación histórica –; rápido y con dudoso resultado. Lo sucedido no es sino una cadena de, en primer lugar, mala interpretación del contenido del artículo original – intencionadamente o por falta de comprensión lectora – y, en segundo lugar, el copia y pega ya tan característico de muchos medios de comunicación sin plantarse a pensar si lo que están copiando es cierto, si el medio es fiable o siquiera contrastarlo. Mucho menos (¡para qué!) perder cinco minutos en la redacción y llamar a algún historiador (que estamos para algo) y preguntar por la noticia. Periódicos de renombre como el ABC o Qué! compartieron la noticia tal cual, sin pudor alguno y sin preocupación alguna. Una noticia falsa que ha llegado a miles de personas en los últimos días.

El problema principal y donde arranca esta historia rocambolesca viene ya que – no se sabe muy bien por qué – la página web http://www.tor.com/ (dedicada, como dicen ellos a “Science Fiction. Fantasy. The Universe”) el pasado 2 de septiembre decidió rescatar un artículo de Usa Today de Julio del 2011 (de hace algo más de tres años) llamado Invasion of the Viking women unearthed que podríamos traducir por “Descubierta la invasión de mujeres vikingas” y que ahora veremos lo que dice el artículo. Sin embargo, tor.com decide que es mejor llamarlo Better Identification of Viking Corpses Reveals: Half of the Warriors Were Female (Mejores identificaciones de cuerpos vikingos revelan que la mitad de los guerreros eran mujeres), en un arranque de imaginación e inventiva y sin ser conscientes del daño enorme que ha causado. Y por ello he escogido este título para el artículo.
Todos hemos visto la serie Vikings de History Channel; los que sois habituales del blog sabéis que le he dedicado una ignominiosa cantidad de artículos capítulo a capítulo para analizar históricamente la serie (podéis verlo aquí). Y parece que Lagertha ha gustado tantísimo (¡un personaje mitológico/mítico de la historia vikinga!) que hay que contrastar sí o sí y como sea que las mujeres como ella no sólo existieron, si no que eran habituales. Aunque sea a golpe de rescatar un artículo de hace tres años y cambiar lo que dice, por lo que queremos que diga.
Demos un repaso a ambos artículos para comprender lo que ha sucedido.
1. Invasion of the Viking women unearthed”: Artículo original, año 2011.
So much for Hagar the Horrible, with his stay-at-home wife, Helga. Viking women may have equaled men moving to England in medieval invasions, suggests a look at ancient burials.
Vikings famously invaded Eastern England around 900 A.D., notes Shane McLeod of the Centre for Medieval and Early Modern Studies at the University of Western Australia in the Early Medieval Europe journal, starting with two army invasions in the 800’s, recounted in the Anglo-Saxon Chronicles. The Viking invaders founded their own medieval kingdom, ‘the Danelaw’, in Eastern England.
“There is some archaeological evidence for early Norse female settlement, most obviously oval brooches, but this evidence is minimal. The more difficult to date evidence of place names, personal names, and DNA samples derived from the modern population suggests that Norse women did migrate to England at some stage, but probably in far fewer numbers than Norse men,” begins the study.
However, McLeod notes that recently, burials of female Norse immigrants have started to turn up in Eastern England. “An increase in the number of finds of Norse-style jewellery in the last two decades has led some scholars to suggest a larger number of female settlers. Indeed, it has been noted that there are more Norse female dress items than those worn by men,” says the study.
So, the study looked at 14 Viking burials from the era, definable by the Norse grave goods found with them and isotopes found in their bones that reveal their birthplace. The bones were sorted for telltale osteological signs of which gender they belonged to, rather than assuming that burial with a sword or knife denoted a male burial.
Overall, McLeod reports that six of the 14 burials were of women, seven were men, and one was indeterminable. Warlike grave goods may have misled earlier researchers about the gender of Viking invaders, the study suggests. At a mass burial site called Repton Woods, “(d)espite the remains of three swords being recovered from the site, all three burials that could be sexed osteologically were thought to be female, including one with a sword and shield,” says the study.
“These results, six female Norse migrants and seven male, should caution against assuming that the great majority of Norse migrants were male, despite the other forms of evidence suggesting the contrary. This result of almost a fifty-fifty ratio of Norse female migrants to Norse males is particularly significant when some of the problems with osteological sexing of skeletons are taken into account,” says the study.
Women may have accompanied male Vikings in those early invasions of England, in much greater numbers than scholars earlier supposed, McLeod concludes. Rather than the ravaging rovers of legend, the Vikings arrived as marriage-minded colonists. “Although the results presented here cannot be used to determine the number of female settlers, they do suggest that the ratio of females to males may have been somewhere between a third to roughly equal,” the study concludes.”
Podéis leer el artículo aquí.
Lo que está diciendo el artículo no es, en absoluto, “las mujeres vikingas eran guerreras igual que los hombres”. Lo que está diciendo el artículo es que en la colonización del territorio de Inglaterra que conformó el Danelaw la mitad de los huesos hallados en yacimientos – gracias a la identificación que ha permitido un nuevo estudio de ADN – son mujeres. Podéis observar la sustancial diferencia de significado de una afirmación a la otra y lo fácil que resulta tergiversar lo que se dice. Los vikingos se movieron por gran parte de Europa (Inglaterra, Francia, España, Italia, el este de Europa hasta Rusia, el Norte de África e, incluso, Bagdad) y llegaron a Canadá. Sin embargo, los vikingos no colonizaron de facto todos los territorios a los que llegaron; en su mayoría los saquearon y regresaban a casa posteriormente con el botín conseguido. Sin embargo, por proximidad, por afinidad o por motivos que aún desconocemos los vikingos pusieron especial atención en Inglaterra; no sólo saquearon o pasaron allí cierto tiempo. No. Se quedaron. Colonizaron Inglaterra – o una parte de ella –, la gobernaron e incluso acuñaron monedas. Algunos reyes vikingos fueron reyes ingleses. Es lo que se conoce como el Danelaw (del inglés antiguo: Dena lagu ‘[Tierra] bajo ley danesa’ y en danés: Danelagen) y es el nombre que se le dio a una región existente en la parte noreste de Inglaterra bajo el control del Imperio vikingo (o danés) desde finales del siglo IX hasta principios del XI. El término también se utiliza para describir el sistema de términos legales y de definiciones establecidos entre Alfredo el Grande y el vikingo Guthrum el Viejo después de su derrota en la batalla de Edington en 878. Alrededor del año 886 se firmó el tratado de Alfredo y Guthrum fijando los límites de sus reinos y tomando ciertas disposiciones para las relaciones entre ingleses y daneses.
Lo que buscaba el estudio era saber si los vikingos – al establecerse en esa zona de Inglaterra – se llevaron consigo también a sus mujeres o si, por el contrario, tomaron mujeres nativas inglesas. Hasta hace relativamente poco tiempo la única forma de determinar si los restos hallados en un yacimiento correspondían a hombres o a mujeres era a través de los restos óseos y del ajuar funerario (si éste era femenino con broches, joyas femeninas y otros elementos femeninos o si era masculino con elementos propios masculinos). Sin embargo, aquellos restos que no contaban con ajuar determinante o en los que no había restos óseos que sirviesen para conocer el sexo del difunto (como cráneos o pelvis) eran sustancialmente complicados de afirmar. Con los recientes estudios y las pruebas de ADN este problema se ha visto parcialmente solventado y se ha podido observar que muchos más restos de los que se creían eran de mujeres. Pero ello tan sólo prueba que, lo más probable, es que en la colonización de Inglaterra las mujeres vikingas jugaron un papel de suma importancia y que se desplazaron con los hombres. Como colonizadoras. No como guerreras. Eso no lo dice en ningún sitio y de ello no tenemos pruebas. Nadie nos ha dicho que esas mujeres llegasen a la vez que los vikingos para guerrear y conquistar. No sabemos a ciencia cierta si llegaron a la vez o una vez dominado el territorio.
2. “Better Identification of Viking Corpses Reveals: Half of the Warriors Were Female”: Artíulo de septiembre del 2014, fusilando contenido y tergiversándolo a placer.
 Por favor, comparad ambos artículos y veréis que no tiene desperdicio el asunto (“Shieldmaidens are not a myth!”, “women have always fought!”)
“Shieldmaidens are not a myth! A recent archaeological discovery (y enlaza a una artículo de hace tres años… reciente, lo que se dice reciente, no es) has shattered the stereotype of exclusively male Viking warriors sailing out to war while their long-suffering wives wait at home with baby Vikings. (We knew it! We always knew it.) Plus, some other findings are challenging that whole “rape and pillage” thing, too.
Researchers at the University of Western Australia decided to revamp the way they studied Viking remains. Previously, researchers had misidentified skeletons as male simply because they were buried with their swords and shields. (Female remains were identified by their oval brooches, and not much else.) By studying osteological signs of gender within the bones themselves, researchers discovered that approximately half of the remains were actually female warriors, given a proper burial with their weapons.
It’s been so difficult for people to envision women’s historical contributions as solely getting married and dying in childbirth, but you can’t argue with numbers—and fifty/fifty is pretty damn good. The presence of female warriors also has researchers now wondering just how accurate the stereotypes of raping and pillaging actually are: (no se puede discutir los números, no, pero sí la interpretación que esta página se ha sacado de la manga)
Women may have accompanied male Vikings in those early invasions of England, in much greater numbers than scholars earlier supposed, (Researcher) McLeod concludes. Rather than the ravaging rovers of legend, the Vikings arrived as marriage-minded colonists.
In many ways, this discovery is well-timed with the recent uproar over Thor becoming a title for both sexes instead of an exclusively male name. Fingers crossed this means that pop culture could start including more female warriors than just Sif and Lagertha (from The History Channel’s Vikings, above). Just so long as they’re not wearing boob plate armor.
Because, as we’re always re-learning, women have always fought.”
Podéis leer el artículo aquí.
Muestras de medios de comunicación que han publicado la noticia tal cual.

 
Aclaraciones pertinentes que han ido surgiendo alrededor del debate y que voy a intentar explicar.
1) Por mucho que las mujeres aparezcan en las Sagas, las Sagas son eso, Sagas. Y sé que la frase es redundante, pero es que hace falta recalcarlo. Como ya sabemos, las Sagas son narraciones literarias que se escribieron una vez finalizada la Era Vikinga, a partir del siglo XII y hasta el XIV. Las mujeres guerreras vikingas, las llamadas skjaldmö (doncellas escuderas) aparecen en las Sagas (y veremos que en pocos sitios más). En las Sagas también aparecen capas mágicas que hacen invencibles a los hombres (como la de Ragnar Calzas Peludas), dragones o criaturas monstruosas y un sinfín de elementos con propiedades mágicas. En las Sagas, además, por estar escritas mucho tiempo después del fin de la Era Vikinga, aparecen incontables elementos anacrónicos, esto es, cosas que en el siglo XIV – por ejemplo – ya existían, pero que en época vikinga no y que los autores que las escribieron las introdujeron sin mucho reparo; como por ejemplo armaduras y corazas completas para los caballos, algo que los vikingos no tuvieron jamás. Incluso las llamadas Sagas de los tiempos antiguos o fornaldarsögur, narran acontecimientos anteriores a la época vikinga. Por ende, la afirmación “es que las skjaldmö aparecen en las Sagas” no es sinónimo de “las mujeres vikingas luchaban sí o sí”, ni de lejos. Las skjladmö son elementos más fantásticos y mitológicos que reales, le pese a quien le pese, con las pruebas históricas que los historiadores e investigadores a día de hoy tenemos sobre la mesa. Las Sagas se escribieron tomando como fuente la tradición oral Escandinavia de siglos y más siglos de antigüedad y que se había pasado de forma oral de generación en generación (los vikingos, recordemos, eran una sociedad prácticamente ágrafa, no escribieron nada salvo algunas piedras rúnicas de carácter conmemorativo). Luego, las Sagas son una fuente histórica de fiabilidad ambigua; se puede obtener información de gran valor de ellas, pero están plagadas de elementos que hay que analizar y desechar y filtrar. Las Sagas no deben leerse e interpretarse a pies juntillas si se van a utilizar como fuente histórica; las Sagas deben ser analizadas con el rigor, los métodos y las técnicas propias de la ciencia histórica. Y por historiadores y profesionales. Y lo mismo pasa con la Gesta Danorum de Saxo Gramático en la que aparecen las skjaldmö. Esta obra, escrita también por un cristiano, es posterior a la Era Vikinga y está escrita desde una perspectiva evemerista. ¿Qué es el evemerismo? El evemerismo es una teoría hermenéutica de la interpretación de los mitos creada por Evémero de Mesene (s. IV a. C.) en su obra Inscripción sagrada y según la cual los dioses paganos no son más que personajes históricos de un pasado mal recordado, magnificados por una tradición fantasiosa y legendaria. Lo que hace el evemerismo es coger la mitología y las leyendas y convertirlas en “historia real”; así en la obra de Saxo Gramático los personajes mitológicos son personas de carne y hueso. Además, Saxo trata en su obra a las mujeres guerreras desde una perspectiva sustancialmente misógina y crítica. Por ende, lo que leamos de las skjaldmö en la Gesta debe ser analizado, filtrado y comprobado minuciosamente sin perder de vista todas las directrices que hemos mencionado con las Sagas también.
2) He tenido que oír críticas al intentar desmentirlo del estilo “parece que no quieres que las mujeres sean guay”. Yo, que soy historiadorA. Con A de femenino. Qué interés puedo tener yo en denostar un género u otro. Los tiros no van por ahí. No es cuestión de lo que yo quiera que sea, o de lo que hoy en día es socialmente correcto. Actualmente tenemos sentido del igualitarismo (algunos más que otros), hoy por hoy (aunque queda mucho camino por recorrer) las mujeres gozan de un estatus igualitario en la sociedad. Pero luchar o no luchar no es guay o deja de ser guay. Que una mujer sea guay o no sea guay – a mi entender – no pasa porque en su momento histórico luchase o no luchase. Vamos a despojarnos de una vez por todas de ese error inmenso que es intentar mirar y comprender la historia pasada desde una perspectiva actual. Las mujeres vikingas vivieron entre los siglos VIII y XI y no necesitaban luchar para ser guay. En ese momento histórico de la Alta Edad Media los roles entre sexos estaban escrupulosamente establecidos y separados, por cuestiones puramente físicas y por cuestiones ideológicas. Pero eso no quiere decir que las mujeres fuesen poco importantes o “peores” por no desempeñar roles eminentemente masculinos. Los roles eran distintos y todos tenían su importancia. Las mujeres tenían los suyos y eran importantes gracias a ellos. Y es que en el caso de las mujeres vikingas – y escandinavas – anteriores al cristianismo ya sabemos que eran importantes, muchísimo, en la sociedad. Y que gozaban de un estatus que no gozaban otras mujeres contemporáneas, como por ejemplo las cristianas. Pero las mujeres vikingas no eran la mitad de los ejércitos vikingos y por más que nos empeñemos en decirlo, no es cierto a día de hoy. La mujer vikinga era la transmisora de la cultura y del saber de su sociedad, era la que llevaba los asuntos de la casa y, cuando no estaba el hombre presente, se ocupaba de toda la granja. La mujer vikinga disponía libremente de su dote y podía solicitar el divorcio cuando así lo creyese oportuno; la mujer vikinga tenía libertad sobre su cuerpo, que no era propiedad de nadie (de hecho, la violación de una mujer libre era uno de los pocos casos en los que los vikingos aplicaban la pena de muerte), la mujer vikinga tenía voz para decir libremente lo que creyese oportuno y para tomar decisiones. La mujer vikinga era una pieza imprescindible de la sociedad. Pero igual que no tenía derecho de participar en las asambleas de gobierno – reservadas exclusivamente para los hombres -, tampoco salía de expedición.
3) Probablemente algunas mujeres guerreras existieron, como han existido en muchas culturas. Pero no os llevéis a engaño, porque la skjaldmö sigue siendo a día de hoy un personaje más mitológico y fantástico que real, porque no hay pruebas arqueológicas ni documentales sólidas que apoyen su figura hasta tal punto. ¿Hubo mujeres vikingas que lucharon? Pues seguro e indudablemente. No tengo la menor duda. No obstante, no fue la tónica habitual, ni lo normal, ni lo común, ni mucho menos la mitad. No se trata de borrar su posible existencia, se trata de matizarla en términos reales e históricos. Además, tendemos a mezclar cosas – como suele ocurrir –. Que las mujeres vikingas no participasen en las incursiones vikingas NO quiere decir que las mujeres vikingas no supiesen luchar. Hace unos meses subí un artículo – documentado, estudiado e investigado que podéis leer aquí – para hablar de la condición social de las mujeres vikingas. Aunque dije – y mantengo la opinión – que las mujeres vikingas no luchaban en conquistas y batallas como norma general, también dije que las mujeres vikingas pasaban largos periodos solas en las granjas acompañadas de niños y ancianos; periodos en los que los hombres jóvenes estaban de expedición de saqueo o de comercio. Estas mujeres debían ser fuertes y saber defenderse porque si les sucedía cualquier cosa, si eran atacadas por quienquiera que fuese, sólo se tendrían a ellas mismas para defenderse. Nadie ha dicho “las vikingas no sabían luchar”, porque debían saber. Pero son dos términos de lucha muy distintos y con propósitos muy distintos.
4) No hay pruebas históricas fehacientes más allá de las Sagas o la Gesta Danorum que evidencien a día de hoy la existencia de mujeres guerreras de forma categórica; ni documentales, ni arqueológicas. No hay documentales porque en las crónicas que tenemos que nos dejaron escritos árabes y cristianos sobre sus encuentros con los vikingos – como la Crónica Anglosajona, los escritos de Adam de Bremen o la crónica de Ibn Faldlan, una de las fuentes históricas más importantes de las que disponemos los historiadores a día de hoy – no se hace mención a mujeres que luchasen por ningún lado. Y es de suponer que cualquier cristiano o cualquier árabe de los siglos VIII al XI que se hubiese topado con mujeres que luchaban lo habrían dejado bien apuntado en sus escritos. Y digo que no hay evidencias arqueológicas porque lo que dice este artículo no es, ni de lejos, que las mujeres vikingas eran guerreras. Lo que dice es que “la mitad de los cuerpos hallados en los yacimientos de la zona de Inglaterra correspondiente son mujeres”. De ahí, a “la mitad de los guerreros vikingos eran mujeres” hay un trecho enorme de tergiversación y de “he entendido lo que he querido (o lo que he querido entender porque queda más aparente) y así lo he escrito”.
5) En una sociedad eminentemente granjera – recordemos que la mayoría de los vikingos probablemente sólo salieron de expedición durante los meses de verano y que la mayoría del año eran granjeros dedicados a las labores de la granja – es un disparate pensar que no sólo los hombres se fueron a la guerra; haber mandado a la mitad de las mujeres a guerrear habría sido un suicidio social. Además, sabemos por algunos estudios que la población femenina escandinava de época vikinga era sustancialmente inferior a la masculina (los vikingos practicaban el infanticidio) y por ello algunos autores sitúan en este déficit de población femenina la diáspora vikinga. Esto es, que los vikingos se echaron al mar a buscar riquezas para volver a casa siendo más ricos y tener más posibilidades de casarse porque no habría habido mujeres suficientes para todos.
6) La afirmación de que “muchas mujeres en otras sociedades luchaban” tampoco justifica que las mujeres vikingas lo hiciesen. Sí, por supuesto, mujeres de muchas sociedades han luchado y se han hecho famosas. Indudable e innegablemente. Pero no por asimilación las cosas se vuelven ciertas. Cada sociedad es distinta, cada cultura es distinta, cada periodo histórico es distinto (porque tendemos a intentar comparar históricamente acontecimientos y hechos de periodos distintos y eso es otro error bastante acusado) y que una cosa en una sociedad pasase no quiere decir, ni remotamente, que en otra también. Que las mujeres celtas hubiesen luchado no quiere decir, ni por asomo, que las vikingas también. Aunque sean sociedades que se tienen a mezclar y confundir, vikingos y celtas son sociedades muy distintas.
7) También tendemos a mezclar cosas y a olvidarnos que el periodo vikingo es un periodo perfectamente definido y enmarcado en la historia; entre el siglo VIII y el XI. En el caso de que las mujeres escandinavas en el siglo III o en el siglo V hubiesen sido guerreras, tampoco habrían sido vikingas, porque la sociedad vikinga no existía. Y tampoco querría decir que al llegar al siglo VIII las mujeres hubiesen seguido luchando. Asimismo, que las mujeres germanas hubiesen luchado – aunque sean sociedades primas hermanas o una resultante de la otra – tampoco nos serviría para decir, “pues si unas lo hacían, las otras seguro que también”. No, porque la historia – al menos la historia bien hecha – no se basa sólo en suposiciones; las hipótesis hay que ratificarlas o refutarlas con estudios y, por supuesto, con evidencias que sustenten nuestras hipótesis.
8) Que haya un arma en un yacimiento funerario no quiere decir, tampoco, “aquí yace una mujer guerrera”. Los ajuares eran sumamente importantes para los vikingos. Muchas mujeres han sido halladas con hachas o cuchillos, porque además de armas eran herramientas de trabajo de la granja. Muchas fueron enterradas con las armas de sus esposos. Muchas, directamente, fueron enterradas con sus esposos y las armas de éste. La presencia de un arma en un yacimiento femenino no es sinónimo categórico de “mujer guerrera”, hacen falta muchos más estudios y análisis. Por ejemplo, la mayoría de los ajuares femeninos en los que hay algún arma carecen de algo importantísimo; que los huesos del difunto – en este caso la difunta – presenten las muestras de una vida dedicada a la guerra; fracturas reconstruidas y sanadas realizadas por impacto de arma o por haber participado en una contienda y fracturas que hayan causado la muerte por los mismos motivos. Cosa que sí ocurre en los yacimientos funerarios masculinos y que son, obviamente, un enorme indicativo de la actividad a la que se dedicaba ese hombre.
Algunas páginas web de gran reputación en el mundo de la divulgación histórica (algunas de las que yo soy ferviente seguidora por la calidad de su trabajo, como Medievalists) han apostado por publicar artículos desmintiendo la noticia y explicando los porqués. Yo he tomado la idea de este artículo de ellas ya que en español no ha habido ninguno hasta el momento. Os dejo los enlaces para que podáis leer sus artículos, recomendadísimos e interesantísimos a la par que necesarios.
  • Missed In History: Raining On Your Parade About Those Women Viking Warriors
  • The Mary Sue: Sorry, but That Study Doesn’t Say Half of Viking Warriors Were Women
  • Para finalizar; los historiadores en nuestras explicaciones no nos basamos en el “porque lo digo yo” para desmentir esta notica; lo único que estamos haciendo es “leer e interpretar correctamente” el estudio original. Y por eso son importantes los profesionales de la historia y por eso son necesarios, porque la carrera de historia no consiste sólo en leer un montón de libros y aprender un montón de fechas. La historia es una ciencia social que, como tal, tiene un método y una técnica que hay que aprender y saber utilizar para que no pasen estas cosas. Ser historiador y hacer historia va muchísimo más allá. Aunque lamentablemente en esta sociedad no seamos en absoluto reconocidos o utilizados para lo que nos hemos formado. La mayoría de los historiadores – por no decir todos – nos hemos llevado las manos a la cabeza al leer esta noticia, pero la mayoría de la gente de a pie, que no tiene por qué tener conocimientos previos y que no tiene formas de saber que le están mintiendo, ha tomado la noticia como cierta y se ha extendido una cadena de conocimiento erróneo de dimensiones abismales. Cuando se hace divulgación histórica, para público no entendido, se ha de hacer igual de bien y con el mismo rigor que si fuese para un público ducho en el tema. Todo el mundo se merece tener acceso a una historia de calidad y bien hecha; hacer divulgación histórica no es copiar y pegar cosas que nos parecen interesantes sin filtrar, analizar, comparar y asegurarnos de lo que decimos es cierto y está bien documentado.
    Especial mención a aquellas personas con las que en los últimos días he compartido opiniones y debates sobre este tema en concreto y que han resultado ser, a la postre, interesantísimos. En especial a Yeyo Balbás, miembro de la Asocación el Clan del Cuervo, por las charlas cruzadas por la red.