
El doctor Donald L. Hilton es un prestigioso neurocirujano, profesor del Departamento de Neurocirugía en el Health Sciences Center de la Universidad de Texas, en San Antonio. Las respuestas a las preguntas planteadas se han tomado de un artículo completo escrito por él, cuyo enlace encontrarás al final de esta publicación.
1. ¿Cuál es el mito No. 1 acerca de la adicción a la pornografía?
Dr. Hilton: Creo que en la actualidad estamos aún en una guerra contra la pornografía porque muchos siguen creyendo dos mentiras fundamentales:
Mentira No. 1: “La pornografía no es una droga”
Mentira No. 2: “Como no es una droga, la pornografía no causa una adicción real”
Como ejemplo de la Mentira No. 1, tenemos la siguiente declaración de un ejecutivo de Wall Street, cuya empresa, de una rama “común”, se beneficia discretamente de la pornografía: “No soy un raro o un pervertido, ese no es mi problema. Tengo hijos y una familia. Pero si, como intermediario financiero lo veo fluir y puedo hacer ganancias de los que sí son raros, bueno, dinero es dinero. No estoy vendiendo drogas. Así es Wall Street.”

2. He escuchado decir antes que “lo que está entre nuestras orejas es un muy eficiente laboratorio farmacéutico”. ¿La pornografía produce drogas en el cerebro?
Dr. Hilton: Es correcto. Curiosamente, la adrenalina, también llamada epinefrina, es una droga que los médicos utilizan en cirugías y casos de emergencia para hacer latir de nuevo al corazón cuando éste se detiene o va demasiado lento. Así que esta es la cuestión:
¿La epinefrina no es una droga si el cerebro la produce (haciendo andar al corazón con fuerza), pero sí lo es cuando es dada por un médico?
O tenemos a la dopamina. Este químico es primo cercano de la epinefrina, ¡Y ambos son neurotransmisores excitatorios que le dicen al cerebro que se eche a andar!
La dopamina es importante en las zonas de nuestro cerebro que nos permiten movernos, y cuando las partes que producen esta sustancia se dañan, resulta en enfermedad de Parkinson. Para tratarla, los médicos prescriben la dopamina como droga y esta ayuda al paciente a moverse de nuevo.
Entonces, ¿la dopamina es una droga sólo si un laboratorio la produce, y no si el cerebro hace el mismo químico para el mismo propósito?
Por supuesto que ambas son drogas en todo el sentido de la palabra, independientemente del lugar donde se producen. En lo que concierne a nuestro tema, sucede que estas dos drogas cerebrales son muy importantes en la sexualidad humana y en la adicción al sexo y la pornografía.
La dopamina, además de su papel en el movimiento, es un neurotransmisor integral, o droga cerebral, en el sistema de placer/recompensa de nuestro cerebro.

3. ¿Podría hablarnos un poco de ese sistema placer/recompensa?
Dr. Hilton: Claro. Revisemos algunos componentes importantes del sistema:
En el exterior de la corteza cerebral, una capa de células nerviosas manejan conscientemente las acciones voluntarias. En el frente, sobre los ojos, están los lóbulos frontales. Esas áreas son importantes en el juicio, y, si el cerebro fuera un coche, los lóbulos frontales serían los frenos. Estos tienen importantes conexiones con las vías de placer, así que podemos decir que el placer puede ser controlado.
En el centro del cerebro está el núcleo accumbens. Esta zona, del tamaño de una almendra, es el centro clave del sistema placer/recompensa, y cuando es activado por la dopamina y otros neurotransmisores, nos hace valorar y desear el placer. La dopamina es esencial para que los seres humanos deseen y valoren apropiadamente el placer en sus vidas. Sin ella, no nos sentiríamos motivados para comer, procrear, o incluso para tratar de ganar un juego.
Es el uso excesivo del sistema placer/recompensa de la dopamina lo que causa adicción. Cuando sus vías se utilizan compulsivamente, se produce una degradación que de hecho disminuye la cantidad de dopamina disponible en las zonas de placer del cerebro, y las propias células que la producen comienzan a atrofiarse o encogerse.
Entonces, las células de recompensa en el núcleo accumbens están ahora en ayunas de dopamina, y empiezan a entrar en un estado de hambre ansiosa de ella, así como también ocurre una degradación de los receptores de dopamina en las células de placer.
Este reajuste del “termostato del placer” produce un nuevo nivel de lo que es “normal”. En este estado, la persona debe acercarse más a su adicción para impulsar la dopamina a un nivel suficiente sólo para sentirse normal.
A medida que continúa la tolerancia y desensibilización de los circuitos de recompensa, se necesitan estímulos cada vez más fuertes para aumentar la dopamina. En el caso de la adicción a los narcóticos, la persona adicta debe aumentar la cantidad de droga para obtener el mismo efecto. En la adicción a la pornografía, se requieren imágenes cada vez más fuertes para estimular a la persona.
4. ¡Qué miedo! ¿De qué otra forma afecta la pornografía al cerebro?
Dr. Hilton: Bueno, de hecho los lóbulos frontales también se atrofian y encogen. Piensa en ello como un “desgaste en las pastillas de freno”. Este deterioro físico y funcional en el centro de juicio del cerebro de una persona, altera su habilidad para procesar las consecuencias de su adicción.
Científicos expertos en adicciones han llamado a esta condición “hipofrontalidad”, y han notado una similitud en el comportamiento de las personas adictas y la conducta de los pacientes con daño en la parte frontal del cerebro.
Los neurocirujanos tratamos continuamente a personas con daño en el lóbulo frontal. En un accidente automovilístico, por ejemplo, el cerebro del conductor a menudo se desacelerará en la parte posterior de la frente, dentro de su cráneo, causando contusiones en los lóbulos frontales.
Los pacientes con daño en los lóbulos frontales presentan un conjunto de comportamientos y conductas que llamamos “síndrome frontal”.
En primer lugar, estos pacientes son impulsivos, ya que se involucran en actividades sin pensar en las consecuencias.
En segundo lugar, son compulsivos: se centran en conductas o se obsesionan con objetos que tiene que tener pase lo que pase.
En tercer lugar, se vuelven emocionalmente inestables y tienen cambios de humor repentinos e impredecibles.
En cuarto lugar, presentan alteraciones en el juicio.
Así que la hipofrontalidad cortical o encogimiento de los lóbulos frontales causa estos cuatro comportamientos, y puede ser resultado de un accidente automovilístico o de una adicción.
5. Como usted ha mencionado anteriormente, la mayoría de la gente no tendría problemas en aceptar lo que está diciendo si hablara de la cocaína o las metanfetaminas, pero sí con la pornografía. ¿Hay estudios que apoyen lo que dice?
Dr. Hilton: ¡De hecho los hay! Un estudio sobre la adicción a la cocaína, publicado en 2002, muestra una pérdida de volumen en varias zonas del cerebro, en particular de las áreas de control frontal. Un estudio de 2004 muestra resultados muy similares para metanfetamina. Pero, como dices, tenemos la idea de que las drogas dañan el cerebro, entonces esos estudios no nos sorprenden.
Piensa ahora en una adicción natural, como comer en exceso. Puede ser que te sorprendas al saber que un estudio publicado en 2006 mostró encogimiento de los lóbulos frontales en la obesidad, muy similar a lo que se encontró en los estudios sobre cocaína y metanfetaminas.
Y un estudio publicado en 2007, sobre personas con adicción sexual grave, presenta resultados casi idénticos a los estudios acerca de la cocaína, las metanfetaminas y la obesidad. (Resulta alentador que dos estudiantes, uno con adicción a las drogas (metanfetaminas) y otro con una adicción natural (obesidad) con tiempo en recuperación mostraron un retorno a volúmenes más normales en los lóbulos frontales).
Así que tenemos cuatro estudios, dos de drogas y dos de adicciones naturales, totalmente hechos en diferentes instituciones académicas, con diferentes equipos de investigación, y publicados en un periodo de cinco años en cuatro revistas científicas diferentes. Y los cuatro muestran que las adicciones afectan físicamente a los lóbulos frontales del cerebro.
6. ¿Por qué es esencial comprender la naturaleza adictiva de la pornografía?
Dr. Hilton: Porque si lo vemos solamente como un mal hábito, y no damos a los que buscan curarse todo el apoyo necesario para superar cualquier adicción real, continuaremos siendo decepcionantes, como individuos y como sociedad.
La pornografía es el estambre utilizado para tejer el tapiz de la permisividad sexual que socava los mismísimos cimentos de la sociedad. Biológicamente, destruye la capacidad de la población para sostenerse.
Es un desastre demográfico.
En 1934, un antropólogo de Cambridge, el Dr. J. D. Unwin publicó “Sexo y Cultura”. En él examinó 86 culturas que abarcan 5000 años, en lo que respecta a los efectos tanto de la moderación como el abandono sexual.
Su perspectiva era estrictamente secular y sus conclusiones no se basan en el dogma moralista. Encontró, sin excepción, que las culturas que practican la monogamia estricta en lazos matrimoniales exhibieron lo que él llamó “energía social creativa”, y alcanzaron el cenit en la producción. En cambio, las culturas que no tenían ninguna restricción sobre la sexualidad, sin excepción, se deterioraron en la mediocridad y el caos.
En “Houposia, los fundamentos sexuales y económicos de una nueva sociedad”, publicado póstumamente, resumió:
“En los registros de la humanidad, no hay ninguna instancia de una sociedad que conserve su energía después de que una generación completa haya heredado una tradición que no insiste en la continencia prenupcial y post nupcial… La prueba es que. en el pasado, una clase se elevó a una posición de dominio político debido a su gran energía y que durante este periodo de elevación, sus normas sexuales fueron siempre estrictos. Esta ha conservado su energía y dominado la sociedad, siempre y cuando sus normas sexuales han exigido la continencia pre-nupcial y post-nupcial… No conozco ninguna excepción a estas reglas”