Las diferencias entre las actrices porno y el resto de mujeres

Un estudio afirma que no hay tantas diferencias como se piensa. Pero ¿hay algo en particular que lleve a algunas mujeres a dedicarse a este trabajo?
Que las actrices porno tienen traumas, trastornos mentales o que han sido abusadas sexualmente y por eso terminan en ese trabajo no es más que un mito. Esta es la conclusión de un estudio realizado por un grupo de psicólogas de la Universidad de Texas publicado en el Journal of Sex Research. La investigación concluyó que el principal factor que las diferencia es sencillamente que disfrutan más del sexo que el común de las mujeres.
Los resultados demostraron que el número de mujeres abusadas de la población femenina estadounidense es muy similar al que se encontró en el muestreo de las 177 actrices porno que fueron consultadas, por lo que no parece que ese sea un motivo para ejercer su trabajo.
Según cifras del Centro Nacional de Víctimas de Crímenes, alrededor de un tercio de la población femenina en Estados Unidos se ha sentido abusada de alguna forma, ya sea desde manoseos indeseados hasta violaciones. Por su parte, en la encuesta realizada un 36% de las actrices respondió que alguna vez se han sentido abusadas.
“Los incidentes de abuso sexual infantil entre actrices porno están dentro del rango experimentado por la población en general”, afirma el estudio.
Ciertamente existen testimonios de actrices que confiesan haber sido abusadas.
La actriz Satine Phoenix ha revelado que fue abusada por su padre durante muchos años pero que entró a la industria para hacerle frente al mito según el cual el porno es una ofensa contra las mujeres. “Aparecer en películas porno me ayudó a recuperarme, empoderarme y a tener control sobre la sexualidad”, le dijo en una entrevista al Huffington Post en mayo de este año.
Jenna Jameson, otra actriz de talla mundial y autora del libro How to Make Love Like a Porn Star (Cómo hacerle el amor como una actriz porno), ha dicho que de joven fue violada por un grupo de hombres. Y así se pueden encontrar varios ejemplos más. Pero según el estudio, estos son casos aislados. “Las mujeres entran al negocio de la pornografía generalmente porque es bien pago, porque tienen horarios flexibles y, sobre todo, porque disfrutan del sexo”, dicen.

La investigación encontró otras diferencias cuantitativas: Por ejemplo, que en promedio en relación con el resto de mujeres las actrices porno habían perdido la virginidad a los 16 años, mientras que el de las no actrices fue 17.
En cuanto al uso de drogas, se pudo demostrar que las mujeres en el negocio de la pornografía habían consumido más de marihuana que el promedio del resto mujeres durante los últimos seis meses.
Una diferencia más notoria fue que en promedio las actrices porno habían tenido relaciones sexuales con 74 personas (sin incluir las de su trabajo), frente el las otras mujeres encuestadas que registraron un promedio de 5,2. En cuanto a las relaciones sentimentales, las actrices reportaron un promedio de 9,6 parejas a lo largo de su vida mientras que el resto arrojó un promedio de 1,5.
Por su parte, estudios realizados en el 2012 y publicados también en el Journal of Sex Research habían señalado otras diferencias: que las actrices porno tienen el autoestima más alto y se consideran más espirituales. Y es natural, pues ante un trabajo que escandaliza, tienen que estar por encima de los señalamientos.

Pero es difícil generalizar en una industria tan grande y sobre la que existen muchos tabúes que distorsionan y ocultan la realidad. Lo que se podría concluir entonces es que son mujeres con otros temores, prejuicios, gustos y, si se quiere, otros valores. Pero nada de esto implica anormalidades. En palabras de las investigadoras. “las actrices porno no reportan problemas mentales o psicológicos y son más parecidas a otras mujeres de lo que se pensaba”.
“A la mayoría de mujeres les gusta bailar de vez en cuando. Muchas toman clases de baile para hacer ejercicio, y una pequeña proporción bailan profesionalmente durante horas todos los días. ¿Eso está mal? No, simplemente les encanta bailar. Lo mismo ocurre con actrices porno y sexo”, dice Michael Castleman en su opinión sobre el estudio publicada en el medio Psychology Today.