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Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio del Señor.
Jeremías 8:7


Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?
Lucas 12:56

Las golondrinas

Es otoño en Europa, y como cada año, las golondrinas se reúnen en los cables de la energía eléctrica. Llevadas por su instinto, pronto huirán de la estación fría y emprenderán el largo viaje de miles de quilómetros hacia África, donde la temperatura es más clemente y la abundancia de insectos voladores, su alimento, le asegura su supervivencia. En primavera harán el trayecto en sentido inverso, y así, de año en año, la especie subsistirá.
En la Biblia, Dios nos pone como ejemplo esas aves migratorias. Él desea que estemos atentos como ellas a los signos que nos envía y mediante los cuales nos indica la urgencia de ponernos en regla con él. El desorden de los fenómenos naturales se acelera, y los científicos se preocupan por los peligros que estos desequilibrios conllevan para nuestro planeta.
En el ámbito moral ya estamos pasando por los “tiempos peligrosos” que menciona el apóstol Pablo (2 Timoteo 3:1-5). Todo nos indica que la paciencia de Dios pronto se acabará. Es urgente huir lo antes posible de “la ira de Dios”, la cual “viene sobre los hijos de desobediencia” (Colosenses 3:6). ¿Cómo hacerlo? Reconozcamos que todavía hoy la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento. Dios nos está llamando. Todos los que escucharon atentamente el llamado del Dios que los ama, y respondieron positivamente a su gracia, están libres del juicio. Ahora esperan la señal de su Salvador quien pronto vendrá a llamarlos para llevarlos al paraíso. ¿Forma usted parte de esas personas?