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El reducir la yerba mate a polvo limpio, y súper concentrado puede ser útil para ahorrarnos espacio y por experiencia si te agarra una tormenta cuando te despertás, no tener que tomar cocido y tragar yerba. Voy a explicar un método natural y efectivo.

La mateína, como denomino al conjunto de vitaminas, minerales, carbohidratos, etc. Y una molecula que no me queda claro si cafeína en gran cantidad, es sensible a la temperatura, por lo que si la hervimos mucho tiempo, pierde sus propiedades, por ende debemos a fuego muy lento y si es posible con una placa reductora de calor, calentarla en agua o etanol o inclusive metanol si es que vamos a tener un gran control de lo que hacemos, revolviendo y añadiendo el solvente elegido, en mi caso: agua. Recomiendo estrictamente usar agua, ya que no he estudiado los efectos sobre la materia de los fuertes solventes polares mencionados.


Se extrae toda la yerba mate posible dela olla con un colador pequeño y se deja enfriar en el piso sobre un repasador. Luego se decanta en un colador que se compone de: capa1.tela, capa2.lana.perlon.o.algodón, capa3.tela - todo debidamente esterilizado. Luego pasamos al decantado y dejamos reposar hasta que no gotee, entonces con las manos bien limpias o guantes estériles exprimimos fuerte el capado, obteniendo así una pura solución de mateina sobre una bandeja de vidrio (se podría decantar de otras maneras con mejores resultados pero aún no he hecho ensayos).



Este es el resultado, el extracto puro de la yerba mate, limpio, sin polvillo siquiera.



Una vez decantada la ponemos en una corriente de aire o cualquier cosa que tengamos para secar en frío o caliente (si es en caliente siempre a bajas temperaturas).



Una vez decantada la ponemos en una corriente de aire o cualquier cosa que tengamos para secar en frío o caliente (si es en caliente siempre a bajas temperaturas).




Antes que se cristalice, la raspamos con una espátula estéril y retiramos el resultado, el cual es como una especie de látex oscuro.


Finalmente amasamos el resultado y la disponemos a secar en otro lugar ventilado, donde se tornará una roca fácil de moler en un mortero.

Tener cuidado al consumirla, una pizca en la leche representa una gran cantidad de yerba y no queremos un cocido amargo.



Luego conociendo las dosis del polvo, podemos mezclar con leche y azúcar (o endulcorante, depende de las necesidades de cada uno) y con una báscula fraccionar de esta manera y en vez de llevar grandes paquetes de yerba, azúcar y leche, podemos organizarnos de esta manera, se que es muy técnico, pero ahorraremos espacio y tiempo, eso asegurado, ademas de no liar con coladores y demás para nuestro desayuno.