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Hay muchas veces en las que hablamos de las características de los monitores como algo que todos conocemos, pero muy pocas personas saben de verdad qué significan esas cifras y en qué influyen cuando hablamos de ellas. Una de estas características es la tasa de refresco de los monitores, especialmente importante en los que se van a utilizar para Gaming. Pero, ¿sabes qué es exactamente la tasa de refresco y por qué debe ser influyente a la hora de elegir un monitor para nuestro ordenador? A continuación una breve explicación.

Tasa de refresco: ¿Qué es y para qué sirve?

Para empezar, deberíamos definir la tasa de refresco. ¿Qué es? La tasa de refresco como seguro que sabéis se mide en Hercios (o Hertzios, abreviado Hz, del inglés Hertz), una unidad que mide la frecuencia y permite cuantificar cuántos eventos suceden en un segundo. La tasa de refresco de un monitor o televisión nos indica cuántas imágenes se dibujan en la pantalla en un segundo. Esto equivale literalmente a una unidad de medida a la que seguro que estaréis más acostumbrados: los FPS (frames por segundo).



¿En qué se traduce esto?

Pongamos el ejemplo más común: el de un monitor que tiene una tasa de refresco de 60 Hz. Esto significa, en un PC, que aunque tengamos la tarjeta gráfica más potente del mundo, capaz de ejecutar los juegos a 500 FPS, el monitor no va a ser capaz de reproducir más de 60 imágenes por segundo, o FPS, como quieras decirlo.

Es por este motivo por lo que muchos fabricantes han lanzado monitores que denominan Gaming, ya que sus tasas de refresco son de 120 ó 144 Hz, lo cual permitiría que viéramos las imágenes que muestran a 120 y 144 FPS respectivamente (como máximo, ya que evidentemente por mucho que tengamos un monitor de 144 Hz si nuestra tarjeta gráfica no es capaz de ejecutar un juego a más de 60 FPS, lo veremos a 60 FPS).

Entonces, ¿de qué sirve tener un monitor con una tasa de refresco muy elevada?

El ojo humano, como regla general, es capaz de percibir unos 40 FPS como máximo, pero todos tenemos un nivel de sensibilidad perceptiva distinta. Resulta evidente que cuanta mayor sea la tasa de refresco del monitor y mayor capacidad tenga la tarjeta gráfica, más fluidas veremos las imágenes. Hay personas que cuando los juegos se ejecutan por debajo de cierto límite de FPS, llegan incluso a sufrir mareos y dolor de cabeza, por lo que tener un monitor de alta tasa de refresco y una tarjeta gráfica potente capaz de ejecutar los juegos a muchos FPS es crucial.

Hay acá se desmienten lo que algunos usuarios dicen que si juegan a 120 FPS juegan mejor, como se ha visto en este crapost, si tu monitor es de 60 HZ no tiene sentido que jueges a 120 FPS porque no hay diferencia alguna, lo limita el monitor.