ojala los lean asi se daran cuenta de muchas cosas....

EL CIEGO...

Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
“POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”.
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”.
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA”.

EL REY...

Un día un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta, vio un carro de oro que entraba en el pueblo llevando un rey sonriente y radiante.
El pobre se dijo de inmediato:
- Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mí. Me cubrirá de migajas de su riqueza y viviré tranquilo.
En efecto, el rey, como si hubiese venido a ver al pobre hombre, hizo detener el carro a su lado. El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miró al rey, convencido de que había llegado la hora de su suerte. Entonces el rey extendió su mano hacia el pobre hombre y dijo:
- ¿Qué tienes para darme?
El pobre, muy desilusionado y sorprendido, no supo que decir.
- ¿Es un juego lo que el rey me propone? ¿Se burla de mí? – se dijo.
Entonces, al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano tendida, el pobre metió su mano en la alforja, que contenía unos puñados de arroz. Cogió un grano de arroz, uno solo y se lo dio al rey, que le dio las gracias y se fue enseguida, llevado por unos caballos sorprendentemente rápidos.
Al final del día, al vaciar su alforja, el pobre encontró un grano de oro. Se puso a llorar diciendo:
- ¡Qué estúpido que fui, por qué no le habré dado todo mi arroz!

CEMENTERIO...

Esta es la historia de un hombre que yo definiría como un buscador ...Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, el buscador sintió que debería ir a la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, de modo que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó a lo lejos la ciudad de Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores bellas. La rodeaba por completo una especie de valla de madera lustrada... Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y caminó lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió sobre una de las piedras, aquella inscripción: "Aquí yace Abdul Tareg. Vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días."
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado tenía también una inscripción. Se acercó a leerla; decía: "Aquí yace Yamir Kalib. Vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas."
El buscador se sintió terriblemente abatido. Ese hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una leyó las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que más lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años.
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí, se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar. "No, ningún familiar" dijo el buscador. ¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa terrible hay en esta ciudad? ¿Porqué tantos niños muertos enterrados en este lugar...? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que los ha obligado a construir un cementerio de niños...?"
El anciano respondió: "Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que sucede es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré ... Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta como ésta que tengo aquí colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella, a la izquierda, que fue lo disfrutado y a la derecha, cuanto tiempo duro el gozo. "Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duro esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿una semana..? ¿dos.? ¿tres semanas y media...? Y después, la emoción del primer beso, la fiesta de bodas, ¿cuánto duró la alegría del matrimonio? ¿dos días...? ¿una semana..? ¿Y el casamiento de sus amigos...? Y el viaje más deseado...? ¿Y el encuentro con quien vuelve de un país lejano..? ¿Cuánto tiempo duro el disfrutar de esas sensaciones...? ¿Horas..? ¿días...? Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos. Cuando alguien muere es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo anotado, para escribirlo sobre su tumba, porque es, amigo caminante, el único y verdadero tiempo VIVIDO."

FACIL Y DIFICIL...

1) Facil es ocupar un lugar en la agenda telefonica.
Dificil es ocupar el corazon de alguien...
2) Facil es herir a quien nos ama.
Dificil es curar esa herida...
3) Facil es dictar reglas.
Dificil es seguirlas...
4) Facil es sonar todas las noches.
Dificil es luchar por un sueno..
5) Facil es exhibir la victoria.
Dificil es asumir la derrota con dignidad...
6) Facil es admirar una luna llena.
Dificil es ver su otra cara...
7) Facil es saber que estas rodeado por personas queridas.
Dificil es saber eso y no sentirte solo...
8) Facil es tropezar en una piedra.
Dificil es levantarte...
9) Facil es disfrutar la vida todos los dias.
Dificil es darle el verdadero valor...
10) Facil es orar todas las noches.
Dificil es encontrar a Dios en las cosas pequenas...
11) Facil es prometerle a alguien algo.
Dificil es cumplirle esa promesa...
12) Facil es decir que amamos.
Dificil es demostrarlo todos los dias...
13) Facil es criticar a los demas.
Dificil es mejorar uno mismo...
14) Facil es cometer errores.
Dificil es aprender de ellos...
15) Facil es llorar por el amor perdido.
Dificil es cuidarlo para no perderlo...
16) Facil es pensar en mejorar.
Dificil es dejar de pensarlo y solamente hacerlo...

SENTIR....

En busca de la razón. El otro día me entró curiosidad por saber que era la cosa más valiosa que tenía, busqué y busqué y no me decidía. Entonces se presentaron ante mi varios de los sentimientos.
Empezó a hablar la Envidia diciendo; "Todavía no tienes lo más valioso que existe, todos los demás lo tienen, pero tú no..."
La Ira contestó: "Sí, la Envidia tiene razón, entonces la solución es fácil, acaba con todos los que tengan algo más valioso que tú y de esa manera tú vas a tener más cosas valiosas".
Le siguió la Tristeza; "Ahhh, buuaa, este mundo es injusto... tú no tienes nada valioso, así que creo que la Ira y la Envidia tienen razón"
De repente se escuchó un ruido muy fuerte, era el Honor, buscando nuestra atención... y venía acompañado y en bien entendimiento con la Indignación, dijo el Honor: "Debería darles vergüenza en hablar de esa manera", "si es indignante" dijo la Indignación.
Se acercó lentamente la Timidez, que venía escondido detrás del Miedo. Y dijeron casi a coro "Por qué no se dejan de esas cosas, mejor vamos a quedarnos con lo que ya tenemos, no busquemos mas allá"
La Perspicacia se levantó y dio su punto de vista "Uhmm, veo claramente que se han dividido en dos grupos... uno que dice que necesitamos buscar las cosas valiosas en los demás y quitárselas, y otro grupo que dice que de esta manera estamos bien... mmm, creo que deben ponerse de acuerdo"
La Duda parecía confundida y dijo titubeando "Si son dos grupos y la razón la tienen los que creen que así estamos bien, sin cosas valiosas pero bien... ¿verdad que si?, bueno si lo vemos desde otro punto de vista... eh... mmm ahhh... no sé" en ese momento la Duda salió del cuarto y la acompañó la Locura.
De pronto una voz grave y a penas se escuchó, era el Odio que dijo enojado: "No sean metidos y cada quien dedíquese a lo suyo, son una bola de holgazanes".
Llegada la noche las discusiones seguían, todos opinaron sin llegar a ninguna conclusión, pero llegó la Alegría y contagiosamente organizó una fiesta, ¿por qué la hizo? quién sabe, sólo ella y la Locura sabían.
En lo que ellos festejaban yo decidí dormir para dejar de pensar en todo éso..

EL CIEGO...

Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
“POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”.
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”.
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA”.

EL REY...

Un día un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta, vio un carro de oro que entraba en el pueblo llevando un rey sonriente y radiante.
El pobre se dijo de inmediato:
- Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mí. Me cubrirá de migajas de su riqueza y viviré tranquilo.
En efecto, el rey, como si hubiese venido a ver al pobre hombre, hizo detener el carro a su lado. El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miró al rey, convencido de que había llegado la hora de su suerte. Entonces el rey extendió su mano hacia el pobre hombre y dijo:
- ¿Qué tienes para darme?
El pobre, muy desilusionado y sorprendido, no supo que decir.
- ¿Es un juego lo que el rey me propone? ¿Se burla de mí? – se dijo.
Entonces, al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano tendida, el pobre metió su mano en la alforja, que contenía unos puñados de arroz. Cogió un grano de arroz, uno solo y se lo dio al rey, que le dio las gracias y se fue enseguida, llevado por unos caballos sorprendentemente rápidos.
Al final del día, al vaciar su alforja, el pobre encontró un grano de oro. Se puso a llorar diciendo:
- ¡Qué estúpido que fui, por qué no le habré dado todo mi arroz!

CEMENTERIO...

Esta es la historia de un hombre que yo definiría como un buscador ...Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, el buscador sintió que debería ir a la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, de modo que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó a lo lejos la ciudad de Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores bellas. La rodeaba por completo una especie de valla de madera lustrada... Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y caminó lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió sobre una de las piedras, aquella inscripción: "Aquí yace Abdul Tareg. Vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días."
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado tenía también una inscripción. Se acercó a leerla; decía: "Aquí yace Yamir Kalib. Vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas."
El buscador se sintió terriblemente abatido. Ese hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una leyó las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que más lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años.
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí, se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar. "No, ningún familiar" dijo el buscador. ¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa terrible hay en esta ciudad? ¿Porqué tantos niños muertos enterrados en este lugar...? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que los ha obligado a construir un cementerio de niños...?"
El anciano respondió: "Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que sucede es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré ... Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta como ésta que tengo aquí colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella, a la izquierda, que fue lo disfrutado y a la derecha, cuanto tiempo duro el gozo. "Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duro esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿una semana..? ¿dos.? ¿tres semanas y media...? Y después, la emoción del primer beso, la fiesta de bodas, ¿cuánto duró la alegría del matrimonio? ¿dos días...? ¿una semana..? ¿Y el casamiento de sus amigos...? Y el viaje más deseado...? ¿Y el encuentro con quien vuelve de un país lejano..? ¿Cuánto tiempo duro el disfrutar de esas sensaciones...? ¿Horas..? ¿días...? Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos. Cuando alguien muere es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo anotado, para escribirlo sobre su tumba, porque es, amigo caminante, el único y verdadero tiempo VIVIDO."

FACIL Y DIFICIL...

1) Facil es ocupar un lugar en la agenda telefonica.
Dificil es ocupar el corazon de alguien...
2) Facil es herir a quien nos ama.
Dificil es curar esa herida...
3) Facil es dictar reglas.
Dificil es seguirlas...
4) Facil es sonar todas las noches.
Dificil es luchar por un sueno..
5) Facil es exhibir la victoria.
Dificil es asumir la derrota con dignidad...
6) Facil es admirar una luna llena.
Dificil es ver su otra cara...
7) Facil es saber que estas rodeado por personas queridas.
Dificil es saber eso y no sentirte solo...
8) Facil es tropezar en una piedra.
Dificil es levantarte...
9) Facil es disfrutar la vida todos los dias.
Dificil es darle el verdadero valor...
10) Facil es orar todas las noches.
Dificil es encontrar a Dios en las cosas pequenas...
11) Facil es prometerle a alguien algo.
Dificil es cumplirle esa promesa...
12) Facil es decir que amamos.
Dificil es demostrarlo todos los dias...
13) Facil es criticar a los demas.
Dificil es mejorar uno mismo...
14) Facil es cometer errores.
Dificil es aprender de ellos...
15) Facil es llorar por el amor perdido.
Dificil es cuidarlo para no perderlo...
16) Facil es pensar en mejorar.
Dificil es dejar de pensarlo y solamente hacerlo...

SENTIR....

En busca de la razón. El otro día me entró curiosidad por saber que era la cosa más valiosa que tenía, busqué y busqué y no me decidía. Entonces se presentaron ante mi varios de los sentimientos.
Empezó a hablar la Envidia diciendo; "Todavía no tienes lo más valioso que existe, todos los demás lo tienen, pero tú no..."
La Ira contestó: "Sí, la Envidia tiene razón, entonces la solución es fácil, acaba con todos los que tengan algo más valioso que tú y de esa manera tú vas a tener más cosas valiosas".
Le siguió la Tristeza; "Ahhh, buuaa, este mundo es injusto... tú no tienes nada valioso, así que creo que la Ira y la Envidia tienen razón"
De repente se escuchó un ruido muy fuerte, era el Honor, buscando nuestra atención... y venía acompañado y en bien entendimiento con la Indignación, dijo el Honor: "Debería darles vergüenza en hablar de esa manera", "si es indignante" dijo la Indignación.
Se acercó lentamente la Timidez, que venía escondido detrás del Miedo. Y dijeron casi a coro "Por qué no se dejan de esas cosas, mejor vamos a quedarnos con lo que ya tenemos, no busquemos mas allá"
La Perspicacia se levantó y dio su punto de vista "Uhmm, veo claramente que se han dividido en dos grupos... uno que dice que necesitamos buscar las cosas valiosas en los demás y quitárselas, y otro grupo que dice que de esta manera estamos bien... mmm, creo que deben ponerse de acuerdo"
La Duda parecía confundida y dijo titubeando "Si son dos grupos y la razón la tienen los que creen que así estamos bien, sin cosas valiosas pero bien... ¿verdad que si?, bueno si lo vemos desde otro punto de vista... eh... mmm ahhh... no sé" en ese momento la Duda salió del cuarto y la acompañó la Locura.
De pronto una voz grave y a penas se escuchó, era el Odio que dijo enojado: "No sean metidos y cada quien dedíquese a lo suyo, son una bola de holgazanes".
Llegada la noche las discusiones seguían, todos opinaron sin llegar a ninguna conclusión, pero llegó la Alegría y contagiosamente organizó una fiesta, ¿por qué la hizo? quién sabe, sólo ella y la Locura sabían.
En lo que ellos festejaban yo decidí dormir para dejar de pensar en todo éso..
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