
Probablemente el personaje más raro y extravagante de la televisión norteamericana es el científico inadaptado Doctor Sheldon Cooper.

Jim Parsons encarna al singular Shelly, un nerd con memoria eidética, ósea que recuerda todo lo que vive, mira o lee. Además, tiene una capacidad casi nula para relacionarse con las demás personas. Si uno ve Big Bang Theory, de seguro pensará que no existe ni un individuo con la personalidad de su protagonista. ¿Será cierto esto?
Quizás no tenemos u adolecemos de todas esas singulares características. Pero algunas fácil que sí las hacemos propias. Por ejemplo, la obsesión con la limpieza y el orden, capaz de arreglar el desorden del departamento de su vecina, mientras ella duerme. No llegaremos a tanto, pero hay quien no puede conciliar el sueño si ve un calcetín tirado en el piso.
La incapacidad de disfrutar un plato de comida sí no fue preparado tal y cual fue ordenado. O de nunca poder pedir según la carta, sino que tienes que hacerle innumerables variaciones. Programar tu semana con menús destinados para cada día, y no soportar que estos fueran cambiados.

Ser el “dueño de la verdad”, quedarse con la última palabra, ser intransigente hasta cumplir su más mínimo capricho. ¿A quién no le gustaría tener un contrato de convivencia que le diera la potestad de tomar la decisión final y arbitraria? Estamos de acuerdo que nadie nos soportaría, pero sería idílico.
Los comportamientos obsesivos-compulsivos de Sheldon, como tocar la puerta tres veces, es un detalle que muchas veces tenemos y tratamos de disimular. Las películas e historietas favoritas de Cooper son bastante populares entre el público mayoritario. Y, así, poco a poco vamos descubriendo nuestras extravagancias.
