Gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
1 Pedro 4:13
Un mensaje para los jóvenes cristianos
Ustedes han decidido responder al llamado del Señor Jesús para seguirle, y quizá sientan cierta frialdad por parte de algunos de sus compañeros. Se sienten solos, algunos se burlan de ustedes porque creen en Cristo. Cuando Jesús estuvo en la tierra fue incomprendido, despreciado e incluso odiado porque anunciaba la verdad. Por la misma razón los que lo siguen a veces se sienten incomprendidos e incluso despreciados.
Para nadie es fácil ser criticado o dejado de lado, pero en cierto sentido esas críticas son la prueba de la autenticidad del mensaje que transmitimos. A veces sucede, más a menudo de lo que imaginamos, que algunos aprecian ese mensaje y en el fondo piensan: «¡Ese joven es diferente! Tiene algo que yo no tengo, me encantaría conocer lo que él conoce». Y quizás ese compañero que se burla de su fe, lo hace precisamente porque su actitud le llama la atención, y un día él también aceptará al Señor Jesús y será salvo.
Sea como sea, al comprometernos a seguir al Señor, a veces pasaremos por pruebas, pero también experimentaremos una fuerza y un gozo renovados para atravesarlas con la ayuda del Señor. “Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5).
“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:5-6).
1 Pedro 4:13
Un mensaje para los jóvenes cristianos
Ustedes han decidido responder al llamado del Señor Jesús para seguirle, y quizá sientan cierta frialdad por parte de algunos de sus compañeros. Se sienten solos, algunos se burlan de ustedes porque creen en Cristo. Cuando Jesús estuvo en la tierra fue incomprendido, despreciado e incluso odiado porque anunciaba la verdad. Por la misma razón los que lo siguen a veces se sienten incomprendidos e incluso despreciados.
Para nadie es fácil ser criticado o dejado de lado, pero en cierto sentido esas críticas son la prueba de la autenticidad del mensaje que transmitimos. A veces sucede, más a menudo de lo que imaginamos, que algunos aprecian ese mensaje y en el fondo piensan: «¡Ese joven es diferente! Tiene algo que yo no tengo, me encantaría conocer lo que él conoce». Y quizás ese compañero que se burla de su fe, lo hace precisamente porque su actitud le llama la atención, y un día él también aceptará al Señor Jesús y será salvo.
Sea como sea, al comprometernos a seguir al Señor, a veces pasaremos por pruebas, pero también experimentaremos una fuerza y un gozo renovados para atravesarlas con la ayuda del Señor. “Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5).
“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:5-6).