Enciendo mi ordenador hoy en día considerado obsoleto, mas útil aún hasta que el hardware me lo permita, así veo cómo va sucumbiendo lentamente ante el paso de la inevitable cuarta dimensión, el tiempo.
De este modo mientras uso día a día mi viejo aparato con su sistema operativo de siempre, el que en un ayer se consideró vanguardista y que parecía iba a ser eterno, ese fenómeno de la programación que vino a romper todo paradigma en su tiempo llamado Windows XP, observo en cada encender como va menguando la velocidad de arranque, y su rendimiento se ve golpeado por las actualizaciones que le caen como avispa de manera constante e involuntaria, así de esta manera mientras mi cabeza me dicta que ya es tiempo de jubilar al vetusto Optiplex de Michael Dell, porque mi irrita su andar lerdo que en un pasado era trepidante, encuentro de manera fortuita una segunda oportunidad para el viejo ordenador de torre negro que se asoma en el mueble de la sala y que hoy en día sólo es depósito de polvo, así contemplo en la gran red, un sistema operativo alternativo de Linux que llena de esperanza a todo aquel que este en una situación similar a la mía.
Un milagro llamado Elive Topaz, con interfaces increíbles y con una exigencia de recursos ínfima, la irrisoria cantidad de 64 Mb de memoria volátil y asegurando que aún así solo consume la mitad de esta (32MB), y pensar que ahora entre más memoria tengas más te piden a tirones los programas, para llegar a comprar lo necesario cada vez, así más y más se ve mermada la economía en bien del capitalismo en el que estamos hundidos de manera habitual, entonces mi mente se asombra ante tal descubrimiento, y se impresiona ante las cabezas ingeniosas detrás de la gran maravilla de Linux. Así de este modo me apuro de manera acelerada a descargar la gran sensación, el retorno de los procesadores de 1.8 ghz, ahora llamados peyorativamente lentium y la nimia RAM DDR 1 de 256 MB, el revivir de los ordenadores de antaño. Para crear la imagen me basta un cd virgen de 700 MB el cual grabo e inserto dentro del gabinete esperando tener la experiencia de la gran creación binaria a través del modo live que nos ofrece esta distro de modo muy normal en el mundo virtual del pingüino.
Mi vista salta ante su interfaz, que es similar en estética a la belleza de una OS Lion de la Mac pero con unos requerimientos para morir de risa, y el rendimiento tremendo que se siente en el ordenador es revivir el pasado, es regresar a mis memorias cuando recién desempaqué y contemple la carcasa obscura del gabinete, color poco ortodoxo en ese tiempo, muy común actualmente. Y me llega una vez más ese olor a nuevo que me cautivó; el performance es más que alentador para invitarlos a unirse a la experiencia Elive Topaz, el gran sistema operativo lite de la comunidad abierta Linux, el Cristo de la programación informática, simplemente el SO levanta muertos.[/align]
De este modo mientras uso día a día mi viejo aparato con su sistema operativo de siempre, el que en un ayer se consideró vanguardista y que parecía iba a ser eterno, ese fenómeno de la programación que vino a romper todo paradigma en su tiempo llamado Windows XP, observo en cada encender como va menguando la velocidad de arranque, y su rendimiento se ve golpeado por las actualizaciones que le caen como avispa de manera constante e involuntaria, así de esta manera mientras mi cabeza me dicta que ya es tiempo de jubilar al vetusto Optiplex de Michael Dell, porque mi irrita su andar lerdo que en un pasado era trepidante, encuentro de manera fortuita una segunda oportunidad para el viejo ordenador de torre negro que se asoma en el mueble de la sala y que hoy en día sólo es depósito de polvo, así contemplo en la gran red, un sistema operativo alternativo de Linux que llena de esperanza a todo aquel que este en una situación similar a la mía.
Un milagro llamado Elive Topaz, con interfaces increíbles y con una exigencia de recursos ínfima, la irrisoria cantidad de 64 Mb de memoria volátil y asegurando que aún así solo consume la mitad de esta (32MB), y pensar que ahora entre más memoria tengas más te piden a tirones los programas, para llegar a comprar lo necesario cada vez, así más y más se ve mermada la economía en bien del capitalismo en el que estamos hundidos de manera habitual, entonces mi mente se asombra ante tal descubrimiento, y se impresiona ante las cabezas ingeniosas detrás de la gran maravilla de Linux. Así de este modo me apuro de manera acelerada a descargar la gran sensación, el retorno de los procesadores de 1.8 ghz, ahora llamados peyorativamente lentium y la nimia RAM DDR 1 de 256 MB, el revivir de los ordenadores de antaño. Para crear la imagen me basta un cd virgen de 700 MB el cual grabo e inserto dentro del gabinete esperando tener la experiencia de la gran creación binaria a través del modo live que nos ofrece esta distro de modo muy normal en el mundo virtual del pingüino.
Mi vista salta ante su interfaz, que es similar en estética a la belleza de una OS Lion de la Mac pero con unos requerimientos para morir de risa, y el rendimiento tremendo que se siente en el ordenador es revivir el pasado, es regresar a mis memorias cuando recién desempaqué y contemple la carcasa obscura del gabinete, color poco ortodoxo en ese tiempo, muy común actualmente. Y me llega una vez más ese olor a nuevo que me cautivó; el performance es más que alentador para invitarlos a unirse a la experiencia Elive Topaz, el gran sistema operativo lite de la comunidad abierta Linux, el Cristo de la programación informática, simplemente el SO levanta muertos.[/align]