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Su familia y amigos tuvieron que recaudar 2 millones de euros para salvarle la vida. Algunos de sus compañeros, sin embargo, no corrieron la misma suerte. Ahora ha contado lo que significa pasar 13 meses atrapado en el infierno del ISIS



"La única cosa que sabía con certeza era que estaba en el primer piso y podía saltar por la ventana pero no sabía cómo de abajo estaba ni lo que había fuera de la casa. Eso no importaba. Él solo quería estar fuera. Era mejor morir en la fuga que vivir bajo tortura".

El día que el fotoperiodista danés Daniel Rye Ottosen fue secuestrado, llevaba solo 3 días en Siria. Era su primer trabajo en el extranjero en solitario y le valió pasar en cautiverio 408 días, 13 meses, encerrado por los combatientes del Estado Islámico cuando el ISIS no era siquiera una amenaza global.

Ahora, 2 años después de su liberación, el libro El rehén de ISIS: La verdadera historia de un hombre que pasó 13 meses en cautividad, escrito por la periodista Puk Damsgard y del que se ha extraído el párrafo con el que comienza este artículo, relata la tortuosa crónica del secuestro.

Ottosen, de apenas 27 años, es, además de fotógrafo, un exgimnasta de élite danés que tuvo que hacer toda clase de acrobacias para convencer a sus captores de que no era un espía. Secuestrado en mayo de 2013, acabó formando parte del grupo de 23 rehenes raptados por los conocidos como "los Beatles", la cuadrilla británica de torturadores de la que formaba parte el Yihadista John, ya asesinado.



Ahora, 2 años después de su liberación, el libro El rehén de ISIS: La verdadera historia de un hombre 13 meses en cautividad, escrito por la periodista Puk Damsgard, relata la tortuosa crónica del secuestro de Ottosen.

Alimentado en ocasiones con un poco de pan y aceitunas, el fotógrafo sufrió toda clase de torturas y agresiones gratuitas. Desde siempre supo que él era en realidad un peón que solo servía para poder sacar dinero en un rescate.

Su familia y amigos, aprovechando un vacío legal del sistema danés, consiguieron recaudar los 2 millones de euros que pedían los secuestradores, gracias a la ayuda de otras personas y a varios créditos bancarios.

Seis de sus compañeros no corrieron la misma suerte y fueron asesinados, entre ellos James Foley y Steven Sotloff, por los que el gobierno estadounidense se negó a pagar y a permitir que lo hicieran sus familias.

Alimentado en ocasiones con un poco de pan y aceitunas, el fotógrafo sufrió toda clase de torturas y agresiones gratuitas. Desde siempre supo que él era en realidad un peón que solo servía para poder sacar dinero en un rescate.

En el libro, la escritora relata torturas como azotes en las plantas de los pies, la insoportable frustración de verse encadenado y acabar mordiendo tus propias muñecas con la intención de escapar y los constantes pensamientos sobre el suicidio con los que Ottosen aprendió a vivir.

En una ocasión, el fotógrafo consiguió escapar abriendo sus esposas con un clavo del suelo como había visto hacer a Christian Bale en la película Rescate al amanecer. Después de recorrer unos metros y resguardarse en medio de un campo de maíz, fue encontrado por los yihadistas que le devolvieron de nuevo al calabozo.

Ahora, después de haber sido liberado, Ottosen asegura que si tuviera a sus captores delante no les haría daño. No obstante, sí que les preguntaría por qué llevan a cabo tales actos de violencia.

"No creo que ninguno de ellos fuera malo. Recuerdo que en el patio de la escuela, cuando era un niño, y luego cuando fui profesor de gimnasia, vi como algunos de los niños más débiles eran los que hacían cosas crueles para protegerse a sí mismos y ocultar sus debilidades. Yo creo que algunas de las personas más violentas tenían problemas", relató a Newsweek.

Su familia y amigos, aprovechando un vacío legal del sistema danés, consiguieron recaudar los 2 millones de euros que pedían los secuestradores, gracias a la ayuda de otras personas y a varios créditos bancarios, para conseguir liberarle.

Gracias a la publicación del libro en el que ha colaborado, el fotógrafo pretende cerrar dos años después esa etapa de su vida. Y de paso, homenajear a todos los que han contribuido a que ahora esté en libertad.