
En estos últimos años, y sobre todo en Europa, los grupos neonazis han tomado fuerza. Muchos los suelen confundir con una corriente cultural, los skinheads, pero son totalmente diferentes. De hecho, y tan solo en 2006, los neonazis alemanes cometieron más de 12 mil delitos. Y en varios países, están conformados como partidos asociados a la derecha, que algunas veces también han protagonizado episodios criminales.
Pues bien, el exneonazi Frank Meeink narró al portal Crackedcómo fue su experiencia. Y estas fueron las conclusiones que sacó:
1. No los van a reclutar diciendo "¿quieres ser neonazi?":De hecho, se fundan más en personas que se sientan orgullosas de su condición étnica y nacionalidad. "Si te sientes orgulloso de ser irlandés y americano, puedes venir con nosotros", narra Meeink. Se trata de hacer énfasis en el origen y sentirse orgullosos de ello.
2. Los skinheads son otra cosa: Hay grupos de grupos. Los skinheads no son racistas, y esto los neonazis lo odian. Ellos están siempre en contra de un grupo racial opuesto, incluidos los judíos. "Los skinheads tienen todo el vestuario, pero pretenden ser cool", afirma.
3. Vienen de familias que pueden inculcarles estos prejuicios o familias quebradas: Meeink halló en el neonazismo una manera de pertenecer a algo. Tenía la autoestima bastante baja, y solo veía como el único éxito de su vida "salir vivo de un útero". Aunque no todas las historias de los neonazis se parecen, otros vienen de una educación basada en el odio y prejuicio hacia otras etnias. Meeink venía de una familia abusiva.
4. En prisión, la cosa es otra: En el caso de Frank, le sucedió lo mismo que al protagonista de 'Historia Americana X': Conoció a presos de otras razas y se hizo amigo de ellos. Esto fue cuestionado por sus "amigos" blancos, pero cuando nació su hija, él prefirió estar con sus amistades afroamericanas. "Su ideología (la de sus amigos blancos) era basura porque lo eran como personas".
5. Un racista siempre puede hacer una excepción con otras personas: Luego de salir de prisión, Meeink se enfrentó al mundo laboral y su jefe era judío. Este lo valoró tan bien, que solo sacó una conclusión: "Como racista, siempre tendrás una excepción. Podrás decir, todos ellos son lo peor, pero mi jefe era MI excepción".