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Su lanzamiento sería inminente, ya que le habrían cargado combustible; tiene capacidad para llegar hasta EE.UU.

WASHINGTON.- La escalada de tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte alcanzó ayer niveles alarmantes, luego de que se reveló que Pyongyang había terminado de colocarle combustible a un misil de largo alcance que se dispone a probar y que eventualmente podría llevar una cabeza nuclear y alcanzar territorio estadounidense.

Según los especialistas, esto indica que sería inminente la primera prueba de este tipo en ocho años por parte de Corea del Norte -aunque el mal tiempo podría demorar el test durante varios días-, que fue calificada como "una provocación" por la Casa Blanca.

Por otra parte, la televisión estatal norcoreana mencionó ayer por primera vez el derecho del gobierno a tener misiles de largo alcance. Una transmisión captada en Seúl dijo que Pyongyang "tiene el derecho de poseer un misil que pueda frenar de manera inmediata la imprudente labor de espionaje aéreo de Estados Unidos".

Corea del Norte, que se jacta de poseer armas nucleares, se quejó en las últimas semanas de los sobrevuelos que realizan aviones espías estadounidenses. Y el secretario del Comité Central del gobernante Partido de los Trabajadores, Choe Tae-bok, fue aún más allá al afirmar: "En caso de que los enemigos prendan la mecha de la guerra, el ejército y el pueblo norcoreanos aniquilarán sin piedad a los agresores".

Medios de prensa japoneses, surcoreanos y norteamericanos, que citaron fuentes de inteligencia de sus respectivos países, indicaron que las últimas fotografías tomadas por satélites espías mostraban que se había completado la inyección de combustible de un misil de largo alcance. Este hecho indicaría que su lanzamiento es inminente -como mucho, podría demorar un mes-, ya que según expertos es muy difícil quitar el combustible una vez que está cargado.

Fuentes de inteligencia estadounidenses creen que el misil es un Taepodong-2, de 35 metros de altura, que tiene un alcance difícil de determinar, aunque se estima que en el caso del que prepara Pyongyang rondaría los 6000 kilómetros, suficiente para alcanzar Estados Unidos con cargas químicas, biológicas o nucleares.

Pyongyang sembró esta inquietud a principios de 2003, al anunciar que se retiraba del Tratado de No Proliferación Nuclear. Dos años después, confirmó que tenía varias armas atómicas y dijo que las necesitaba para defenderse de Estados Unidos.

La alarma volvió a encenderse este fin de semana, tras las primeras versiones sobre el posible lanzamiento del misil intercontinental. Especialmente en Estados Unidos, donde la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, reiteró ayer que el lanzamiento del misil sería "un acto de provocación".

Marcha atrás

En ese sentido, el vocero de la Casa Blanca, Tony Snow, recordó que Corea del Norte decidió por voluntad propia suspender las pruebas de misiles balísticos en 1999, un año después de haber desencadenado una crisis internacional al lanzar un Taepodong-1, de medio alcance, que sobrevoló Japón antes de caer en el océano Pacífico.

"Esperamos que mantengan esta moratoria", agregó el vocero presidencial, y subrayó que Washington también espera que Pyongyang cumpla la promesa que formuló en septiembre pasado de regresar a la mesa de negociaciones con Estados Unidos, Japón, China, Rusia y Corea del Sur sobre su programa de armas nucleares.

Expertos citados por la prensa surcoreana indicaron que la amenaza del misil intercontinental es una arriesgada apuesta de Corea del Norte de cara a esas negociaciones. Desde el Pentágono, el vocero Bryan Whitman observó que Estados Unidos usa la palabra "lanzamiento" en lugar de "prueba", debido a la posibilidad de que la intención de Corea del Norte sea hostil. "Una prueba implicaría el conocimiento de sus intenciones. Pero nosotros no conocemos su intenciones", observó.

De todos modos, Whitman se negó a confirmar si Washington activará su sistema de defensa antimisiles en caso de que Pyongyang decida usar su misil.

Por lo pronto, tanto Estados Unidos como Japón advirtieron a Corea del Norte que, si lanza el misil, recurrirán al Consejo de Seguridad de la ONU para impulsar la imposición de sanciones. El embajador norteamericano ante la ONU, John Bolton, dijo que Washington ya está "en consultas con diversos miembros del Consejo [de Seguridad de la ONU] sobre las medidas que pueden ser tomadas".

Tokio lanzó ayer su tercera advertencia en 48 horas. "Japón ha instado a Corea del Norte a que detenga el intento de lanzar un misil -dijo ayer el primer ministro Junichiro Koizumi-. Si no nos escucha, tenemos que consultar con Estados Unidos y tomar medidas severas." También Australia y Nueva Zelanda advirtieron a Pyongyang que una prueba con misiles traería graves consecuencias y aislaría aún más al régimen.

Agencias AP, EFE y DPA
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