Dos estudiantes no fueron a clases, por lo que desde la institución se comunicaron con los padres de las mismas; al tomar contacto con las jovencitas, éstas inventaron que habían sido secuestradas. Movilizaron a todos por una mentira.

Dos estudiantes menores de edad que concurren al Colegio Nacional Alejandro Carbó de Concordia (turno mañana), no concurrieron a clases por lo que las autoridades del establecimiento se comunicaron con los padres para saber de las estudiantes; el director del establecimiento, Cdor. Marturet, dialogó con los padres de las jovencitas, quienes le indicaron que ambas habían salido de sus domicilios en dirección al establecimiento educativo.
Con lógica preocupación, familiares y autoridades educativas intentaron en repetidas oportunidades contactarse con los celulares de las adolescentes, con resultados infructuosos, hasta que una de las menores estableció contacto y manifestó que habían sido secuestradas por unos individuos que se desplazaban en un auto negro con vidrios polarizados y llevadas hacia Benito Legerén, encontrándose en inmediaciones de un templo evangélico ubicado en inmediaciones de la ruta nacional 14 y con algunos golpes leves.
Pero poco les duró la mentira, una de ellas se quebró y contó a sus padres que estaban escondidas (haciéndose la “rata”) en Benito Legerén, en la casa de un amigo.
Habían puesto en funcionamiento a la justicia, a las autoridades policiales, a las autoridades del colegio y a sus propios padres. Todo había sido una mentira, publicó Diario El Sol.
Con lógica preocupación, familiares y autoridades educativas intentaron en repetidas oportunidades contactarse con los celulares de las adolescentes, con resultados infructuosos, hasta que una de las menores estableció contacto y manifestó que habían sido secuestradas por unos individuos que se desplazaban en un auto negro con vidrios polarizados y llevadas hacia Benito Legerén, encontrándose en inmediaciones de un templo evangélico ubicado en inmediaciones de la ruta nacional 14 y con algunos golpes leves.
Pero poco les duró la mentira, una de ellas se quebró y contó a sus padres que estaban escondidas (haciéndose la “rata”) en Benito Legerén, en la casa de un amigo.
Habían puesto en funcionamiento a la justicia, a las autoridades policiales, a las autoridades del colegio y a sus propios padres. Todo había sido una mentira, publicó Diario El Sol.