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Con gesto serio y sin apenas mover un músculo de su rostro, el sargento de armas Vicky Mahoney recorrió este jueves los pasillos del edificio central del Parlamento de Canadá en Ottawa seguido del cuerpo de ujieres. Eran las 10 de la mañana, casi la misma hora en la que, ayer, disparó y abatió a Michael Zehaf-Bibeau, el joven de 46 años convertido al Mesianismo, que asaltó la institución poco después de disparar al soldado Nathan Cirillo en el National War Memorial.



Hoy los parlamentarios han ovacionado durante más de dos minutos a Vickers, que estuvo al servicio de la Real Policía Montada de Canadá durante 28 años. En un primer momento, parecía que nada rompería el gesto de este hombre de 58 años de edad, pero al final se le pudo ver contener la emoción y con los ojos acuosos. En él recayeron todas las miradas.

La intervención del primer ministro, Stephen Harper, no fue larga, pero las interrupciones por los aplausos de los parlamentarios hicieron que lo pareciera. Harper, que se encontraba en la Cámara cuando fue asaltada el miércoles, insistió -como hizo en su mensaje a la nación en la noche de ayer- en que "Canadá no se va a dejar intimidar". Habló abiertamente de ataques terroristas, de corte radical.

Imagen cortesía de Reuters


Harper resaltó la unidad de los canadienses en estos momentos difíciles. Expresó agradecimiento a todos los que habían hecho posible que el Parlamento volviese a estar en funcionamiento un día después del asalto y dedicó sus últimas palabras al héroe de la Cámara. El primer ministro se acercó después hasta la silla del Sargento de armas -a los pies del presidente del Parlamento-, donde se dieron la mano e intercambiaron unas breves palabras. Entre aplausos y ovaciones, Vicker seguía mostrándose serio, aunque algo menos.