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Los adictos chinos a internet son tratados con disciplina militar para lograr su recuperación

Los "pacientes" llevan estilos de vida similares a los que viven los soldados. Ya suman 250 los centros de rehabilitación, según estudios de la Asociación de la Juventud China para el Desarrollo de la Red.



La adicción a internet está considerada como un trastorno clínico en China. No es para menos. El número de jóvenes adictos a la red alcanzó los 24 millones en 2009, según un estudio de la Asociación de la Juventud China para el Desarrollo de la Red. Por esta razón ya existen 250 centros en el gigante asiático especializados, centros a los que los padres de familia pueden enviar a sus hijos para que sean sometidos a una singular «rehabilitación» de estilo militar. Estos campamentos se caracterizan por ser centros de entrenamiento donde los jóvenes reciben instrucción militar, ya que sus progenitores consideran que de esta manera se les inculcarán hábitos de disciplina para que puedan vencer su adicción.

Estos jóvenes chinos se despiertan temprano, se visten con camuflaje, se ponen firmes y hacen el saludo militar. Luego corren, hacen flexiones de brazos y practican artes marciales. "Nuestro estudio muestra que las personas que pasan más de seis horas en la red para algo que no es trabajo o estudio son más propensas a volverse adictas a internet. Hay chicos tan enganchados a estos juegos que usan pañales por miedo de que tomarse un minuto para ir al baño afecte su desempeño. Por eso la llamamos heroína electrónica", explicó Tao Ran, especialista en adicción y director del centro del distrito de Daxing, uno de los 400 inaugurados a lo largo del territorio.

Por el precio de 10 mil yuanes (u$s1.600, el doble de un salario promedio en Pekín), padres pueden ingresar a sus hijos en estas instituciones, donde a través de la combinación de medicación, psicología y entrenamiento militar, se busca quitarles la adicción. En la mayoría de los casos, los progenitores también deben quedarse, ya que se considera que ellos fallaron en la crianza de sus hijos.

Naturalmente, la vida de los pacientes durante los tres o cuatro meses que dura el tratamiento está dirigida por una estricta disciplina. Se levantan a las 6.30 y se retiran a dormir a las 21.30. Durante el día entrenan, leen, practican deportes y reciben terapia psicológica. Según Ran, el tratamiento es efectivo en el 70 por ciento de los pacientes. Pero por cada decena de éxitos a veces surge un fallo: ciertos alumnos vuelven a ser adictos a la red después de su estancia en el campo, lo que subraya la importancia de cambiar la raíz y no solo curar los síntomas.

Peor que la enfermedad. A veces la posible cura puede ser peor que la enfermedad. En los últimos años surgieron varios reportes de muertes de pacientes. En uno de los casos más recientes, un supervisor de un centro en la provincia de Zhengzhou aparentemente golpeó a una joven de 19 años hasta la muerte por no pedir permiso para ir al baño. Las autopsias posteriores revelaron un fuerte daño cerebral. Cinco sospechosos fueron detenidos y se están realizando investigaciones acerca del campo. El gigante asiático alberga la mayor población cibernética del mundo, con 384 millones de usuarios.