Comité Target, la reunión en la que se decidió dónde y cuándo se lanzarían las bombas atómicas
Con el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos ponía punto y final a la Segunda Guerra Mundial, obligando al Imperio Japonés a rendirse seis días después. De paso los estadounidenses daban un toque de atención al resto del planeta al demostrar que estaban en posesión de armamento nuclear, algo que de ser utilizado sin control alguno podría destruir países enteros en cuestión de minutos.
Pero para llegar a dar ese desequilibrante paso, los estadounidenses tuvieron que realizar un descomunal trabajo y no dejar nada en manos de la improvisación. La entrada de los EEUU en la ‘Era Atómica’ no había sido fruto de la casualidad, sino del esfuerzo de un buen número de investigadores y científicos más importantes de la época.
El 6 de agosto de 1945 fue lanzada sobre Hiroshima la primera Bomba atómica de la Historia
Bautizado como ‘Proyecto Manhattan’, se trabajó incansablemente a lo largo de un lustro invirtiendo un desorbitante presupuesto para la época que superó los 2.000 millones de dólares y se contó con el trabajo de más de 130.000 personas que estuvieron implicadas directa e indirectamente con el proyecto nuclear.
Una vez desarrolladas las bombas y siendo conscientes de que su uso iba cambiar el rumbo de la Historia, el siguiente paso era decidir y acordar el cómo, dónde y cuándo se utilizarían.
Para ello se creó una comisión de expertos militares, científicos y gubernamentales que irían reuniéndose durante los siguientes meses siendo conocido este grupo como el ‘Comité Target’.
El primero de los encuentros tuvo lugar el 27 de abril de 1945 y en esa reunión se asentaron las primeras bases sonre el porqué y el cómo se utilizaría la primera de las bombas. Se tenía claro que sería en base a la demostración de fuerza frente a sus enemigos en la IIGM, lo que no todavía no sabían era en qué lugar hacerlo.
El 9 de agosto de 1945 fue lanzada sobre Nagasaki la segunda Bomba atómica
Se barajaron varios objetivos sobre dónde debía ser lanzada, teniendo muchas posibilidades la opción de que fuese sobre una zona deshabitada. La prioridad era demostrar el potencial, más que el hecho de causar daños.
En una segunda reunión del Comité Target celebrada en Los Álamos el 10 y 11 de mayo se discutieron un buen número de asuntos técnicos, como la altura desde la que se debía lanzar, y todo un protocolo que se elaboró sobre qué debería realizar el piloto y tripulación del avión en caso de encontrarse con algún contratiempo.
Fue en esa misma reunión donde se decidió por unanimidad descartar una zona deshabitada y elegir un lugar en el que se pudiese hacer un verdadero daño. Para ello se presentó una lista con cinco objetivos siendo el de mayor importancia y con más posibilidades de ser el primero sobre el que lanzar la bomba atómica la ciudad de Kioto.
Esta importante población, que albergó la capitalidad del país durante un milenio, era perfecta para los planes del comité ya que reunía todas las condiciones que habían acordado: poseía un millón de habitantes, era un importante lugar de concentración industrial y albergaba un gran número de templos y obras patrimoniales que de ser destruidas constituirían un duro golpe psicológico para la sociedad nipona.
En segundo lugar, en el orden de preferencia, se encontraba Hiroshima y le seguían Yokohama, Kokura Arsenal y Niigata. Curiosamente Nagasaki no se encontraba en esa primera lista.
Enola Gay’ el avión que lanzó la primera bomba atómica y su tripulación
Fue en esa misma reunión donde se decidió por unanimidad descartar una zona deshabitada y elegir un lugar en el que se pudiese hacer un verdadero daño. Para ello se presentó una lista con cinco objetivos siendo el de mayor importancia y con más posibilidades de ser el primero sobre el que lanzar la bomba atómica la ciudad de Kioto.
Esta importante población, que albergó la capitalidad del país durante un milenio, era perfecta para los planes del comité ya que reunía todas las condiciones que habían acordado: poseía un millón de habitantes, era un importante lugar de concentración industrial y albergaba un gran número de templos y obras patrimoniales que de ser destruidas constituirían un duro golpe psicológico para la sociedad nipona.
En segundo lugar, en el orden de preferencia, se encontraba Hiroshima y le seguían Yokohama, Kokura Arsenal y Niigata. Curiosamente Nagasaki no se encontraba en esa primera lista.
Vista aérea de Nagasaki antes y después de lanzar la bomba atómica (Wikimedia commons)
Vista aérea de Nagasaki antes y después de lanzar la bomba atómica (Wikimedia commons)
Pero en las siguientes reuniones del Comité Target comenzaron a surgir ciertas discrepancias sobre las ciudades sobre las que se lanzaría las bombas y la importancia de estas, ya que se encontraron con la firme oposición del Secretario de Guerra estadounidense, Henry L. Stimson, quien se oponía a que Kioto estuviera incluida en esa lista e insistió para que se eliminase de la misma.
Varios fueron los motivos que tenía Stimson para oponerse rotundamente a que Kioto fuese el principal objetivo del lanzamiento de la bomba atómica: el primero la gran riqueza cultural y la tradición que albergaba la ciudad milenaria; por otra parte era tal la fascinación que sentía por aquel lugar, al que había viajado como turista en sus años de juventud, que incluso fue el sitio elegido como destino de su viaje de luna de miel cuando contrajo matrimonio en 1893 con Mabel Wellington White. El recuerdo simbólico de aquel lugar pesaba demasiado en la memoria de Henry L. Stimson como para permitir que fuese destruido.
Otro de los motivos que lo impulsó a vetar el bombardeo fue político: estaba convencido que si se mantenía intacta la que había sido capital milenaria del Japón sería mucho más fácil ganarse la confianza, amistad y lealtad de los japoneses.
Este hecho fue el que salvó a Kioto de sufrir el lanzamiento de la primera bomba atómica, pasando a ocupar ese primer lugar en la lista Hiroshima e incluyéndose en la misma a Nagasaki, que en un principio quedaba como objetivo reserva tras Kokura, que debía ser la población en la que se lanzaría la segunda bomba.
La mañana del 9 de agosto el avión cargado con la bomba partió hacia Kokura pero al llegar allí el piloto se encontró con que la ciudad estaba cubierta de nubes en un 70%. Tras varios vuelos de reconocimiento, a la espera de que mejorase la visibilidad, se dieron cuenta que se había consumido tres cuartas partes del combustible por lo que se decidió ir a por otro objetivo donde lanzar la segunda bomba nuclear y que estuviese lo suficientemente cerca para poder tener combustible suficiente para regresar a la base, un hecho que propició que Yokohama y Niigata fueran descartadas finalmente y casualmente Nagasaki se convirtiera en la segunda población en la que los Estados Unidos lanzó su mortífera bomba atómica.
Con el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos ponía punto y final a la Segunda Guerra Mundial, obligando al Imperio Japonés a rendirse seis días después. De paso los estadounidenses daban un toque de atención al resto del planeta al demostrar que estaban en posesión de armamento nuclear, algo que de ser utilizado sin control alguno podría destruir países enteros en cuestión de minutos.
Pero para llegar a dar ese desequilibrante paso, los estadounidenses tuvieron que realizar un descomunal trabajo y no dejar nada en manos de la improvisación. La entrada de los EEUU en la ‘Era Atómica’ no había sido fruto de la casualidad, sino del esfuerzo de un buen número de investigadores y científicos más importantes de la época.
El 6 de agosto de 1945 fue lanzada sobre Hiroshima la primera Bomba atómica de la Historia

Bautizado como ‘Proyecto Manhattan’, se trabajó incansablemente a lo largo de un lustro invirtiendo un desorbitante presupuesto para la época que superó los 2.000 millones de dólares y se contó con el trabajo de más de 130.000 personas que estuvieron implicadas directa e indirectamente con el proyecto nuclear.
Una vez desarrolladas las bombas y siendo conscientes de que su uso iba cambiar el rumbo de la Historia, el siguiente paso era decidir y acordar el cómo, dónde y cuándo se utilizarían.
Para ello se creó una comisión de expertos militares, científicos y gubernamentales que irían reuniéndose durante los siguientes meses siendo conocido este grupo como el ‘Comité Target’.
El primero de los encuentros tuvo lugar el 27 de abril de 1945 y en esa reunión se asentaron las primeras bases sonre el porqué y el cómo se utilizaría la primera de las bombas. Se tenía claro que sería en base a la demostración de fuerza frente a sus enemigos en la IIGM, lo que no todavía no sabían era en qué lugar hacerlo.
El 9 de agosto de 1945 fue lanzada sobre Nagasaki la segunda Bomba atómica

Se barajaron varios objetivos sobre dónde debía ser lanzada, teniendo muchas posibilidades la opción de que fuese sobre una zona deshabitada. La prioridad era demostrar el potencial, más que el hecho de causar daños.
En una segunda reunión del Comité Target celebrada en Los Álamos el 10 y 11 de mayo se discutieron un buen número de asuntos técnicos, como la altura desde la que se debía lanzar, y todo un protocolo que se elaboró sobre qué debería realizar el piloto y tripulación del avión en caso de encontrarse con algún contratiempo.
Fue en esa misma reunión donde se decidió por unanimidad descartar una zona deshabitada y elegir un lugar en el que se pudiese hacer un verdadero daño. Para ello se presentó una lista con cinco objetivos siendo el de mayor importancia y con más posibilidades de ser el primero sobre el que lanzar la bomba atómica la ciudad de Kioto.
Esta importante población, que albergó la capitalidad del país durante un milenio, era perfecta para los planes del comité ya que reunía todas las condiciones que habían acordado: poseía un millón de habitantes, era un importante lugar de concentración industrial y albergaba un gran número de templos y obras patrimoniales que de ser destruidas constituirían un duro golpe psicológico para la sociedad nipona.
En segundo lugar, en el orden de preferencia, se encontraba Hiroshima y le seguían Yokohama, Kokura Arsenal y Niigata. Curiosamente Nagasaki no se encontraba en esa primera lista.

Enola Gay’ el avión que lanzó la primera bomba atómica y su tripulación
Fue en esa misma reunión donde se decidió por unanimidad descartar una zona deshabitada y elegir un lugar en el que se pudiese hacer un verdadero daño. Para ello se presentó una lista con cinco objetivos siendo el de mayor importancia y con más posibilidades de ser el primero sobre el que lanzar la bomba atómica la ciudad de Kioto.

Esta importante población, que albergó la capitalidad del país durante un milenio, era perfecta para los planes del comité ya que reunía todas las condiciones que habían acordado: poseía un millón de habitantes, era un importante lugar de concentración industrial y albergaba un gran número de templos y obras patrimoniales que de ser destruidas constituirían un duro golpe psicológico para la sociedad nipona.
En segundo lugar, en el orden de preferencia, se encontraba Hiroshima y le seguían Yokohama, Kokura Arsenal y Niigata. Curiosamente Nagasaki no se encontraba en esa primera lista.
Vista aérea de Nagasaki antes y después de lanzar la bomba atómica (Wikimedia commons)
Vista aérea de Nagasaki antes y después de lanzar la bomba atómica (Wikimedia commons)
Pero en las siguientes reuniones del Comité Target comenzaron a surgir ciertas discrepancias sobre las ciudades sobre las que se lanzaría las bombas y la importancia de estas, ya que se encontraron con la firme oposición del Secretario de Guerra estadounidense, Henry L. Stimson, quien se oponía a que Kioto estuviera incluida en esa lista e insistió para que se eliminase de la misma.
Varios fueron los motivos que tenía Stimson para oponerse rotundamente a que Kioto fuese el principal objetivo del lanzamiento de la bomba atómica: el primero la gran riqueza cultural y la tradición que albergaba la ciudad milenaria; por otra parte era tal la fascinación que sentía por aquel lugar, al que había viajado como turista en sus años de juventud, que incluso fue el sitio elegido como destino de su viaje de luna de miel cuando contrajo matrimonio en 1893 con Mabel Wellington White. El recuerdo simbólico de aquel lugar pesaba demasiado en la memoria de Henry L. Stimson como para permitir que fuese destruido.
Otro de los motivos que lo impulsó a vetar el bombardeo fue político: estaba convencido que si se mantenía intacta la que había sido capital milenaria del Japón sería mucho más fácil ganarse la confianza, amistad y lealtad de los japoneses.
Este hecho fue el que salvó a Kioto de sufrir el lanzamiento de la primera bomba atómica, pasando a ocupar ese primer lugar en la lista Hiroshima e incluyéndose en la misma a Nagasaki, que en un principio quedaba como objetivo reserva tras Kokura, que debía ser la población en la que se lanzaría la segunda bomba.
La mañana del 9 de agosto el avión cargado con la bomba partió hacia Kokura pero al llegar allí el piloto se encontró con que la ciudad estaba cubierta de nubes en un 70%. Tras varios vuelos de reconocimiento, a la espera de que mejorase la visibilidad, se dieron cuenta que se había consumido tres cuartas partes del combustible por lo que se decidió ir a por otro objetivo donde lanzar la segunda bomba nuclear y que estuviese lo suficientemente cerca para poder tener combustible suficiente para regresar a la base, un hecho que propició que Yokohama y Niigata fueran descartadas finalmente y casualmente Nagasaki se convirtiera en la segunda población en la que los Estados Unidos lanzó su mortífera bomba atómica.