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Arrestos ciudadanos, casos de legítima defensa e incluso de justicia por mano propia, son reportados con frecuencia por la Policía en los partes que envía a los medios. Lo normal es que al menos semanalmente se dé cuenta de un hecho de estos. Por lo general se vinculan a arrebatos, hurtos y rapiñas.



El relato es similar en casi todos los casos. Ocurre el delito y la víctima (o un testigo) decide enfrentar al delincuente. Lo reduce en el acto, lo persigue o lo sorprende en la huida, para luego entregarlo a la Policía. Pero algunas variantes pueden transformar ese acto de ribetes heroicos en un gran dolor de cabeza.

La Justicia deberá evaluar elementos como la violencia empleada o las lesiones causadas. Así, lo que puede ser un simple reflejo al sentirse expuesto o agredido, o una cuestión de solidaridad ante el infortunio de un tercero, puede poner a la persona en una situación por demás comprometedora ante la ley, que es sumamente restrictiva en cuanto a las acciones que los civiles pueden emprender contra los delincuentes.

"La ley es concreta y clara. El arresto ciudadano sólo está permitido en los casos en los cuales hay delito flagrante, lo que implica detener a la persona en el momento en el cual está cometiendo el ilícito o en la instancia inmediatamente posterior al mismo", explicó a El País el juez penal José María Gómez.



El delito de lesiones personales es una de las posibilidades en las que puede derivar un arresto ciudadano por excesivo, aunque según advirtieron otros magistrados, también se puede caer en un delito por tener una respuesta débil: la omisión de asistencia. La ley es clara, pero los márgenes de acción son complejos.

Y si bien ese tipo de episodios presentan un largo historial en Uruguay, con el caso de Gustavo Volpe —el estudiante de 22 años asesinado en 1954 tras intentar detener a un hombre que había robado una cartera en el ómnibus— como mojón, distintos magistrados consultados entendieron que es peligroso avanzar en una espiral en la cual el "accionar civil" ocupe espacios propios de la Policía.



Fuentes policiales, en tanto, dijeron que no disponen de una medición de ese tipo de situaciones, pero admitieron que hay una mayor "participación ciudadana" en la lucha contra el delito.