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Critican uso del Zócalo como estacionamiento para invitados de Peña




MÉXICO, D.F. (apro).- Utilizada como foro de espectáculos, ceremonias cívicas, pista de patinaje, alberca pública, parque de diversiones, circo, museo al aire libre, librería y manifestódromo, la Plaza de la Constitución fue convertida hoy en un megaestacionamiento público.









La clase política priista y los invitados al mensaje presidencial decidieron estacionar sus vehículos en el Zócalo capitalino, en una imagen que dio la vuelta en todos los medios de comunicación, sin excepción.

Y las reacciones no se hicieron esperar al punto de que el vocero presidencial Eduardo Sánchez, tuvo que salir al paso. En su cuenta de Twitter escribió: “Lamentable que se haya usado el Zócalo como estacionamiento. El @gobrep tomará las medidas al respecto”. Pero no dio detalles al respecto.

Hacia las 10 horas, la Plaza de la Constitución –donde todos los días se iza y ondea la bandera nacional– estuvo cercada por vallas metálicas bajo el control de elementos del Estado Mayor Presidencial. Los uniformados se apoderaron del acceso al primer cuadro de la ciudad previo al mensaje del presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional con motivo de su Segundo Informe de Gobierno.

La circulación de automóviles de los capitalinos y del transporte público fluía a cuentagotas hasta que los uniformados comenzaron a restringir el paso, justo en la esquina de la avenida 20 de Noviembre y el circuito Plaza de la Constitución.

“Ponlo al frente, que se vea”, pidió a gritos uno de los guardias al conductor de una camioneta blanca que se detuvo ante las vallas, hasta que éste colocó una especie de tarjeta de identificación en el parabrisas del vehículo.

En el asiento del copiloto llevaba a uno de los cientos de invitados especiales al informe de Peña Nieto. Como él, así llegaron el resto de los convocados.

En escasos minutos, la plancha del Zócalo, al centro y a las orillas, se convirtió en un mosaico multicolor de automóviles de lujo.

El operativo de seguridad dejó en segundo plano a los ciudadanos de a pie que debieron caminar varias calles para llegar al centro, pues la estación Zócalo del Metro estuvo cerrada desde temprana hora.

Los trabajadores de los edificios del Gobierno del Distrito Federal, aún con sus credenciales en mano, debieron rodear las vallas metálicas para llegar a sus oficinas. Los visitantes tenían que justificar detalladamente su presencia en el lugar para pasar.

Los turistas nacionales y extranjeros se tuvieron que conformar con las fotografías de la bandera a lo lejos y con autos de lujo de fondo.

Hacia las 14:00 horas, cuando la ceremonia había terminado, regresó el caos, pues las decenas de camionetas comenzaron a abandonar el Zócalo. Por la calle 16 de Septiembre se observó al menos a tres patrullas de la policía de Tránsito circulando en sentido contrario. Mientras, sus “parejas” de a pie intentaban, inútilmente, poner orden en la circulación.





En las oficinas de la Secretaría de Gobierno capitalino, donde supuestamente se debe autorizar cualquier uso del Zócalo, trascendió que “nadie les avisó nada” sobre el uso de la plaza como estacionamiento.