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El kirchnerismo inaugura el nuevo Consejo de la Magistratura con una demostración de fuerza: amenaza con reemplazar a todos los funcionarios de planta que tienen cargos de poder.



Ayer juraron los flamantes consejeros, que se reunirán por primera vez mañana. Con la incorporación de la jueza Gabriela Vázquez, de la lista Celeste y cercana a Justicia Legítima, los oficialistas cuentan con que tienen garantizado el séptimo voto; es decir la mayoría simple (el Consejo tiene 13 miembros). Tendrá poder suficiente para designar al nuevo presidente del organismo, pero además, para correr y reemplazar a la secretaria general del Consejo, al jefe de los auditores, a los secretarios de las comisiones, al director de la Escuela Judicial y a un personaje clave: al administrador general del Poder Judicial, el hombre que maneja el presupuesto. Es Germán Krieguer, resistido por los oficialistas, que alegan en su contra denuncias penales por licitaciones hechas en su gestión.

Vázquez reemplaza a Mario Fera, que también es celeste, pero es más cercano a la Corte Suprema. Hace años que el máximo tribunal no administra los fondos de la Justicia, pero siempre conservó gran injerencia en los asuntos presupuestarios.

Ayer, ni bien terminó la jura, uno de los nuevos consejeros, el diputado kirchnerista Héctor Recalde, jugó la carta que sacudió a la oposición. Haciendo uso de su condición de "decano" (el consejero más grande), convocó a sus pares a un plenario para mañana, a las 9.30, y fijó el orden del día. Además de anunciar la elección de autoridades, incorporó como asunto a tratar la ratificación, reemplazo o reubicación de los funcionarios del Consejo.

La primera respuesta fue del juez Luis Cabral, que presentó de inmediato una nota. "No tiene atribuciones para eso. Esa convocatoria no es válida, él sólo tiene la facultad de presidir la primera reunión", dijo Cabral a la nacion. El oficialismo sostiene lo contrario. Cabral, presidente de la Asociación de Magistrados, es el candidato a presidente del Consejo de la oposición. El kirchnerismo, en cambio, propone a Gabriela Vázquez, y tiene los votos para nombrarla.

Ayer, Vázquez defendió la iniciativa de Recalde. "No me asusta. Me parece lo más lógico. Todos los que llegamos tenemos mucha idea de cómo funciona internamente el Consejo de la Magistratura. Una nueva gestión puede direccionar los recursos humanos para un lado u otro", dijo Vázquez a la nacion.

Hace meses que el kirchnerismo pide poner un subadministrador. Siempre le habían dicho que no. No obstante, necesita negociar si quiere nombrar jueces o abrir juicios políticos. Estas decisiones, las más trascendentes que toma el Consejo, requieren una mayoría calificada de dos tercios, nueve votos que ninguna fuerza tiene por sí misma.

El oficialismo pretende echar a los jueces federales Daniel Rafecas y Claudio Bonadio (dos jurys para los que difícilmente obtenga consenso), pero, además, espera sacar varias ternas para que Cristina elija a nuevos jueces. Lo que sí podría hacer con mayoría simple es nombrar subrogantes; por ejemplo, el reemplazante del fallecido Manuel Blanco en el juzgado federal N° 1 de La Plata.
Antes de la convocatoria de Recalde, la jornada había sido todo cordialidad. A las 12, en el Palacio de Justicia, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, les tomó juramento a los nuevos consejeros.

De los 13, dos ya integraban el organismo: el secretario de Justicia, Julián Álvarez, y el diputado Eduardo De Pedro, ambos de La Cámpora. A ellos se sumarán, por el kirchnerismo, Recalde y los senadores Ruperto Godoy (San Juan), el primer no abogado que asume en la historia del Consejo, y Pablo González (Santa Cruz).

Por los académicos, Jorge Candis, a quien el oficialismo cuenta como aliado. Por el radicalismo juraron el diputado Ángel Rozas (Chaco) y Gustavo Valdés (Corrientes). Por los jueces, Cabral, Vázquez y Leónidas Moldes, y por los abogados, Adriana Donato y Miguel Piedecasas.

Mientras el gentío de asistentes a la jura se saludaba en el Patio de Honor del Palacio, De Pedro y Álvarez daban a las cámaras un mensaje casi idéntico: prometían "seguir trabajando en la búsqueda de consensos". Una hora después, la nota de Recalde puso a la oposición en alerta.