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El especialista en arquitectura arqueológica Emar Yaafar describió con tristeza las desoladoras escenas del museo y de la ciudad de Nimrud. “Trozos desparramados y una gran destrucción, no quedan más que algunas piezas. Han reducido a polvo nuestra civilización”, se lamentó.

Yafaar sostuvo que va a ser muy difícil recuperar “la historia esculpida en la roca”, en alusión a los bajorrelieves que narraban, en los muros de Nimrud, acontecimientos de la época asiria.

Yaafar dijo que durante las guerras lo habitual es que las autoridades oculten los tesoros arqueológicos para preservarlos, pero esta protección no se ha dado en Irak, ni ahora ni durante la invasión estadounidense del país, en el 2003.

Los expertos hacen hincapié en la importancia de Nimrud, que fue evolucionando y ampliándose durante el Imperio Asirio. El arqueólogo iraquí Ahmed al Yomaá recordó que en el reinado de Asurnasirpal II se construyeron algunos de sus edificios más emblemáticos, como el palacio, que tiene una sala del trono, con paredes recubiertas con mármol azul.

Las puertas de ese palacio, junto a otro de Nimrud, estaban flanqueadas por estatuas de toros alados esculpidos en mármol azul, y en el interior de esos dos edificios se encontraron tesoros que se exhiben en la actualidad en el Museo Nacional de Bagdad, reabierto el pasado domingo al público.

La condena internacional ante estas atrocidades de los yihadistas no se ha hecho esperar. La directora general de la Unesco, Irina Bokova, calificó lo sucedido de “crimen de guerra” y pidió la movilización de todos los implicados “para proteger este patrimonio”. “Este nuevo ataque contra el pueblo iraquí –continuó Bokova– es una prueba más de que la limpieza cultural de que es objeto Irak no se detiene ante nada ni ante nadie”.

Por otra parte, este viernes el Ejército libanés dijo que un soldado, de cuya muerte se desconocían las circunstancias, fue decapitado durante su cautiverio en manos del EI. Un extremista detenido confesó que el soldado Alí Kasem fue asesinado el 21 de noviembre pasado.

Algunos cristianos, liberados por el EI, según activistas

El grupo Estado Islámico (EI) liberó a sus rehenes asirios –un grupo étnico de credo cristiano– secuestrados el 23 de febrero en pueblos de la provincia nororiental de Al Hasaka, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La cifra exacta de secuestrados es confusa, ya que mientras que el Observatorio sostiene que el EI capturó a 220 personas, de las que luego liberó a 28, fuentes asirias indican que el número de rehenes era de 373, de los que liberó a 23.

La ONG, que cita a un alto mando militar asirio en Al Hasaka, precisó que aunque los secuestrados han sido liberados, todavía se encuentran en una zona bajo control del EI. Uno de los comandantes del Consejo Militar Siríaco, Kino Gabriel, dijo que por el momento todo son rumores y que en tanto los secuestrados no lleguen a áreas fuera del dominio del EI no se los puede dar por liberados.