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esulta más fácil creer en la paz pisando la moqueta de la negociación que los cristales rotos de la trinchera norte de Donetsk. Allí un achaparrado jefe de puesto prorruso recibe a ELMUNDO.es dentro del cubículo que forman los sacos de arena y los cubos de cemento. Su camarada vigila, sin despegar los prismáticos de la cara, todos los movimientos del entorno del aeropuerto. "Era casi nuestro, ahora lo están defendiendo mercenarios polacos", dice con desdén Loha, como le gusta llamarse a este teniente.



El desarme es para él algo de los medios: "No creo en la tregua, nos disparan cada noche y Kiev no quiere la paz".

Su jefe, el ministro de Defensa de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Vladimir Konanov, advirtió ayer de que en caso de provocaciones por parte de las fuerzas de Ucrania, las milicias dispararán a matar: "Siguen disparando hacia nuestras posiciones. Por lo visto [el presidente de Ucrania, Petro] Poroshenko no tiene el control completo sobre sus tropas. El objetivo de la tregua para Kiev es reagruparse con el fin de asestarnos un golpe, pero estamos preparados para eso y en caso si continúan las provocaciones, me veré obligado a ordenar que se dispare a matar".








Loha tiene ganas de seguir luchando, "porque si no entregarán a los americanos nuestro gas y nuestras minas". No cree en ningún político. Su única receta es la anexión a Rusia: "Peor que ahora, con pensiones míseras, no nos puede ir".
Incendio en una gasolinera
La tregua pende de un hilo tras la muerte ayer de una mujer en la ciudad de Mariupol, liben parte por novorusia, que han acusado al Ejército de atacar algunas de sus posiciones en la ciudad.





Loha cree que no servirá de nada y que todo es culpa del anterior líder ucraniano, Victor Yanukovich. "Él fue un desertor, se marchó sin solucionar la revuelta de Maidán, por culpa de eso estamos luchando ahora", concluye abrazado a su metralleta.