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La Amenaza UltraislámicaEn un discurso por TV, dijo que no enviará tropas y anunció que ampliará los ataques aéreos desde Irak a Siria donde el grupo terrorista controla un amplio territorio. Asistirán a los rebeldes sirios.

En un esperado discurso a la Nación pronunciado en el primetime televisivo, el presidente Barack Obama anunció anoche que bombardeará “donde quiera que esté” a la banda ultraislámica que aterroriza a Siria e Irak, considerada como una grave amenaza para los Estados Unidos, y que liderará una amplia coalición para “degradar y finalmente destruir” a este grupo, cuyas despiadadas acciones conmueven al mundo.

Obama delineó finalmente su plan de acción contra el Ejército Islámico para Irak y Siria (ISIS según sus siglas en inglés) luego de que le cayera una lluvia de críticas porque hace unas semanas había dicho que aún no tenía “una estrategia” para combatir a esta agrupación, que busca fundar un califato en una amplia zona de Oriente Medio y que decapitó a dos periodistas estadounidenses, asesinatos difundidos en espeluznantes videos.

“Esta campaña antiterrorista será realizada a través de un esfuerzo sostenido e incansable para atacar al ISIS donde quiera que esté, utilizando nuestro poder aéreo y nuestro apoyo a fuerzas aliadas en el terreno”, dijo Obama. Anunció así que los bombardeos, que ya se están llevando a cabo en Irak, serán extendidos también a territorio sirio, una medida a la que Obama hasta ahora venía resistiéndose.

El presidente se preocupó por aclarar las diferencias con las ofensivas militares del pasado, que tantos dolores de cabeza le han traído a los Estados Unidos. “Este esfuerzo será diferente de las guerras en Irak y Afganistán. No implicará a tropas estadounidenses luchando en territorio extranjero”, señaló. Agregó que no estará solo en la batalla: “Puedo anunciar que Estados Unidos liderará una amplia coalición para hacer retroceder esta amenaza terrorista”, dijo y afirmó que el objetivo final será “degradar y finalmente destruir al ISIS mediante una amplia y sostenida estrategia antiterrorista”. El secretario de Estado John Kerry recorre la zona para intentar aglutinar una coalición de 40 países y estuvo ayer en Bagdad para anunciar 48 millones de dólares que paliarán la situación humanitaria en Irak.

Obama explicó que su nuevo programa estará más en línea con el desarrollado en Yemen y en Somalia, donde la utilización del poderío aéreo (incluso con aviones no tripulados) fue la columna vertebral de las operaciones.

A pesar de que el gran objetivo de Obama siempre ha sido desembarazarse de los conflictos en Oriente Medio y retirar las tropas de la región, instaladas allí desde hace más de una década, no ha podido evitar volver a involucrarse en una estrategia que puede llevar años. “Yo creo que los estadounidenses deben saber que no será una operación a corto plazo”, dijo poco antes del discurso el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest.

El presidente estuvo estos últimos días hilvanando los detalles de su plan de acción. Se reunió con líderes del Congreso, con el vicepresidente Joe Biden y con sus máximos asesores militares. También tuvo conversaciones con líderes de la conflictiva región en busca de apoyo. Por ejemplo, se comunicó con el rey de Arabia Saudita, que se estima que ha sido uno de los grandes financistas del ISIS. Según difundió la Casa Blanca, los líderes coincidieron en la necesidad de aumentar el equipamiento y entrenamiento a la oposición moderada siria para combatir a los ultraislámicos.

Es probable que el Congreso le dé luz verde sin dificultades porque los republicanos apoyan la ampliación de la ofensiva. El discurso de Obama llega en la víspera del 13° aniversario de los atentados del 11 de septiembre y cuando 9 de cada 10 estadounidenses perciben que el ISIS es una “amenaza grave” contra los intereses del país. Además, dos tercios de la población avalan los ataques a posiciones terroristas en Irak y en Siria, según estiman las encuestas, que perciben un gran giro desde la difusión de los videos del asesinato de los periodistas. Obama intenta así recuperar su liderazgo en temas internacionales, en momentos en que es percibido como un líder débil y dubitativo en política exterior y su popularidad cae a niveles inéditos, a pesar de que la economía crece sostenidamente.