EL CRISTINISMO, DE LLENAR VELEZ, AL PATIO DE LAS PALMERAS Y EL LUNA PARK

Pasaron más de dos años desde la transformación del kirchnerismo en cristinismo, cuando en un acto masivo en el estadio de Vélez Sarsfield lo mandaron a Daniel Scioli a un segundo plano después de su rotundo triunfo en la provincia de Buenos Aires y en la primera fila estaban Gabriel Mariotto, el “Cuervo” Andrés Larroque y toda la plana mayor de La Cámpora, más Fernando “Chino” Navarro y Emilio Pérsico, del Movimiento Evita. Las tribunas y el césped estaban repletos de jóvenes militantes y la presidente había convocado al “vamos por todo”. La oposición estaba derrotada y sin esperanzas y Hugo Moyano, cuestionado en el gobierno, se preparaba para partir al desierto, aislado de muchos dirigentes gremiales y acompañado sólo por algunos de sus fieles. Hasta lo habían abandonado los taxistas y la Unión Tranviaria Automotor. Parecía entonces que el gobierno lograría la hazaña de forzar una segunda reelección, más conocida como la “rere”. El ejecutivo ya había impuesto a fines del 2011 el cepo cambiario y se había escapado levemente el blue. El 27 de abril del 2012 se hizo este acto masivo en Vélez, donde Cristina lucía omnipotente y con el 54%, que sólo Juan Domingo Perón había superado. Pero ese año la economía, que tantos buenos resultados había dado durante ocho años y con tasas chinas de crecimiento, llegaba a su principio de agotamiento, por una persistente inflación de dos dígitos desde el 2006. Así fue que el país entró en estanflación durante todo ese año, con una cosecha bastante magra y el blue era todavía levemente superior al oficial, que empezaba a moverse con devaluaciones periódicas que se fueron acelerando permanentemente.

El tobogán
El clima económico de entonces, aunque estancado, no estaba desbordado, pero en el 2013 se aceleraron las devaluaciones periódicas y el crecimiento fue del 1,5%, que no era perceptible por la gente. De este modo el cristinismo empezó un deterioro acelerado, aunque la oposición no daba señales de vida, pero a fin de mayo de ese año Sergio Massa y una veintena de intendentes de la zona norte y oeste del conurbano armaron una alianza con el PRO, que derrotó al FpV en la provincia más importante del país. Aunque el gobierno, a nivel nacional, obtuvo el 31% de los votos, siguiendo con mayoría parlamentaria pero sufriendo derrotas en distritos claves. En esa etapa apareció el golpe en la cabeza de Cristina, su operación y reposo, y su vuelta el 20 de noviembre. Como la cosa no daba para más, nombró a Jorge Capitanich en la jefatura de gabinete, a Juan Carlos Fábrega en el Banco Central y a Axel Kicillof en el ministerio de economía. En enero de este año la paridad cambiaria estalló por el aire y el dólar oficial se fue a 8 pesos, y subieron la tasa de interés para que los pesos no se pasaran al dólar blue. Así llegó una fuerte recesión, que se estima en el 3% el primer semestre, y también se multiplicaron las cadenas oficiales y La Cámpora ya no llenaba estadios sino el patio de Las Palmeras en la Casa Rosada, donde Cristina daba discursos encendidos. Más tarde llegó el fallo a favor de los buitres y el default selectivo, gracias al cual el gobierno, mediante encuestas truchas, cree que recuperó la mística, y hoy lanzará un acto en el módico Luna Park con Unidos y Organizados pero con la importante ausencia del Movimiento Evita. Dicen que proclamarán la candidatura presidencial de Kicillof, lo que demostraría que Cristina esta cada vez más aislada de la realidad del país.

