Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?


El lema del gran ilusionista Tusam era que todo truco "puede fallar", y fue lo que comprobó de la forma más vergonzante y dolorosa un intrépido mentalista que se presentó en ShowMatch. A pesar de que Marcelo Tinelli presentó a Javier Botia con honores, dado que se trata de un ex locutor de radio Uno de la época en que era gerenciada por el hombre de Bolívar, el mago no se quedó sin magia.

El número había comenzado con el trillado truco de doblar una cuchara metálica, que en medio de las bromas procaces del conductor, le salió de forma correcta aunque sin impresionar a nadie. El problema fue cuando intentó desplegar su teoría sobre el lenguaje corporal.

Con un Tinelli desorientado, el hombre con acento español pidió que todos levanten su mano derecha y que la bajen sólo cuando él lo ordene con su voz. Antes que la cámara pudiera captarlo con precisión, el mago chicaneó a la tribuna porque habían bajado las manos cuando él hizo el ademán en lugar de esperar la orden verbal. Tras elogiar a Marcelo, Tinelli no pudo ocultar su indignación: "¿Y el chiste? Es un Listorti de Valencia".

Lo peor vendría cuando, ante un Marcelo Tinelli impaciente, el simpático ilusionista desafió al jurado a que se repartan tres bolas blancas y una negra, que él podría percibir a través del lenguaje corporal quién era el que tenía la esfera oscura. "Yo tu lenguaje no lo entiendo, me estoy durmiendo", disparó Graciela Alfano, que encontró eco en el conductor.

Como la consultó dos veces, Moria Casán reprochó al mago: "¿Por qué me hiciste repetir? La gente se fija perfecto, si me tomó la cámara todo el tiempo… Qué chanta, Javier". Al final, Marcelo Polino aseguró tener la bola negra, y en si advertir que se trataba de un show de humor, que no causó nada de gracia, el mentalista se puso a hacer el ta te ti. "Creo que es Solita, quizá falle. No lo sé. Sí, es ella, por el lenguaje corporal de Polino, que está impertérrito".

Con el fracaso consumado, Javier Botia se quejó: "¡Polino, tu no transmites nada!". Con una sonrisa nerviosa de resignación, el otrora locutor se retiró abochornado.