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El nuevo feminismo es cool




Estrellas de Hollywood y grandes divas del pop han reabierto el debate, mientras se posicionan a favor o en contra de la lucha por la igualdad de género.

Cuando tenía ocho años, me llamaron mandona porque quería dirigir una obra de teatro. Cuando tenía 14, empecé a ser sexualizada por ciertos medios de comunicación. A los 15, mis amigas empezaron a dejar los equipos de deporte para no parecer masculinas.

A los 18, mis amigos varones no podían expresar sus sentimientos. Decidí que era feminista”. Estas fueron las palabras que la actriz Emma Watson pronunció en septiembre ante las Naciones Unidas. Un discurso que le valió la amenaza de divulgar imágenes suyas desnuda en la Red como “castigo”. La amenaza no se cumplió, pero ejemplifi ca lo que supone para una actriz posicionarse. Una senda difícil no apta para todos. “No me considero feminista porque amo a los hombres”, declaró en mayo la joven estrella hollywoodiense Shailene Woodley.

A ella también le llovieron las críticas, pero no las amenazas. Sobre todo, la acusaron de estar desinformada. Para muchos, sus palabras confirmaban que las nuevas generaciones, y en especial sus iconos, no entienden el feminismo. Aunque Woodley no ha sido la única en expresar esta idea. “No soy feminista. Celebro la cultura del hombre americano: la cerveza, los bares, los coches…”, afirmó Lady Gaga en 2009.

Pero, ¿por qué mujeres jóvenes (y tan transgresoras como Lady Gaga) consideran la etiqueta de feminista tan alienante que prefi eren evitarla? En realidad, esta postura no es exclusiva de las estrellas más recientes. Susan Sarandon, cuyo compromiso social está fuera de toda duda, tampoco quiere abanderar la causa de Emma Watson: “Soy humanista, no feminista”, explicaba en una entrevista a esta misma revista hace unos años. Una definición que Sarah Jessica Parker le ha copiado en más de una ocasión.

Sin medias tintas

Las estrellas de Hollywood que se atreven a manifestarse a favor del feminismo siguen siendo minoría. Otra cosa no tendría sentido en una industria en el que solo el 15 % de las películas tienen una protagonista femenina. Meryl Streep o Emma Thompson –autodefi nidas como “feministas de carné”– llevan décadas denunciando este agravio comparativo. “Me he quitado los tacones como un acto de reivindicación feminista. ¿Por qué los llevamos? Son muy dolorosos”, dijo Thompson recientemente en una entrega de premios.

Una vía, la de la reivindicación, que algunas jóvenes estrellas están empezando a seguir. “En el cine existe una representación muy exigua de nuestra historias, igual que pasa en la política o los negocios. Eso es feminismo: reconocer que seguimos sin ser iguales”, ha denunciado Keira Knightley. Claire Danes, Ellen Page o Natalie Portman también han denunciando el sexismo que todavía impera en el cine. “La falacia en Hollywood es que, si estás haciendo una película feminista, la mujer tiene que ser una chica dura que al final gana. Y eso es machista”, ha explicado Portman.

Incluso Chloë Grace Moretz, de 17 años, ha opinado: “El feminismo no es odiar a los hombres. Se trata de luchar contra la desigualdad, de tener las mismas oportunidades y el mismo salario”, explicaba a Mujer hoy. ¿Llegará la igualdad al cine de la mano de estas nuevas celeb”? Una cosa está clara, al menos ellas no tienen miedo a las etiquetas.

Las comprometidas

Algunas celebrities se toman el feminismo muy en serio. A Lena Dunham, directora y protagonista de la serie Girls, le enerva la desinformación de sus coetáneas. “Feminismo no es una palabra sucia. No es que seamos un grupo de perturbadas que quieren dominar el planeta y eliminar a los hombres”, asegura. La cantante Taylor Swift agradece, de hecho, a Dunham el haberle descubierto el verdadero significado del feminismo. La actriz Olivia Wilde es más de hechos que de declaraciones. Además de participar en una campaña de visibilidad sobre la necesidad del feminismo hoy, ha posado para una revista dando de mamar a su bebé. No era una sesión de fotos más, sino un acto reivindicativo a favor de los derechos de la mujer.

Las polémicas

Las divas del pop siempre han tenido que hilar un poco más fino. Por un lado, apelan al girl power ejerciendo de iconos para millones de adolescentes. Por otro, resultar sexy y provocar sobre el escenario (perpetuando así estereotipos de género) es prácticamente un requisito de su trabajo. La cantante Miley Cyrus es la mayor representante de este dilema. “Siento que soy una de las mayores feministas del mundo –dice–, porque le digo a las mujeres que no deben tener miedo de nada”. Aunque ella no vea ninguna contradicción en definirse como feminista y ser, a la vez, el paradigma de la artista hipersexualizada, siempre provocadora en el escenario, muchos consideran que su postura es, cuanto menos, controvertida.

Beyoncé es más esquiva en sus palabras: “Puede ser una palabra algo extrema, pero supongo que me considero una feminista. Creo en la igualdad. ¿Por qué hay que etiquetarse?”. A pesar de sus reservas, hace unos meses abanderó una campaña, Ban Bossy, para que deje de coartarse el espíritu de liderazgo de las niñas tildándolas de bossy (mandonas).

Las contrarias

El sector más conservador de las celebrities también se manifiesta sin complejos.”El feminismo no me resulta interesante”, ha dicho la cantante Lana del Rey. La actriz Gwyneth Paltrow asegura que ser madre y esposa hace de ella una mala feminista. Y Cameron Diaz ha afirmado: “No me gustan las etiquetas. Todo es relativo. ¿Por qué estamos luchando? Si es para tener lo mismo que los hombres, ¿es eso lo que realmente queremos?”, ha llegado a decir. No es su única frase controvertida. “Todas las mujeres quieren ser vistas como objetos. Siempre hay una pequeña parte de ti que lo desea. Y creo que es saludable”, afirmó en una entrevista en 2012.

Las oportunistas

Subirse al carro del feminismo puede ser más fruto del cálculo que de la ideología. Lily Allen o Katy Perry, después de haber renegado públicamente del movimiento, se han retractado y se han unido rápidamente a las filas de las reivindicativas. “Antes no entendía el significado de esa palabra y ahora sí. Significa que me quiero a mí misma como mujer y que también quiero a los hombres, así que… ¡Claro que soy feminista!”, ha explicado. Es difícil decir si lo suyo es convicción o la calculada estrategia de sus publicistas. Más que nada porque, en la era de los hashtag y los trending topics, el feminismo se ha convertido también en una moda. O, mejor dicho, en un accesorio.

La firma Dimepiece, por ejemplo, comercializa una camiseta superventas (sobre todo, porque Cara Delevingne es fan) con el mensaje “Ain’t no wifey” (no soy tu mujercita). Más explícita todavía es la marca neoyorquina Married to the Mob, que estampa en prendas y complementos la leyenda “Fine ass feminist” (feminista maciza).

Ellos también se pronuncian

El activismo por la igualdad de género no es solo cosa de mujeres; muchos famosos también han expresado sus opiniones. El último, el propio Karl Lagerfeld, que convirtió hace unos días en una manifestación reivindicativa el último desfile de Chanel. Pero quizá el más militante es el actor Joseph Gordon-Levitt: “El género no tiene que definir quién eres, puedes ser quien tú quieras, seas hombre o mujer. Ninguna categoría puede describir a una persona porque cada persona es única. Eso es lo que el feminismo significa para mí y, por eso, me declaro feminista”.

No es el único. Ryan Gosling se ha quejado amargamente de la “sociedad patriarcal que trata de controlar cómo se representa a las mujeres en la gran pantalla” y Andrew Garfield (el último Spiderman) ha apelado a la “parte femenina” de todos los hombres. En 2011, Daniel Craig se vistió de mujer (con vestido, peluca, pendientes y tacones) para convertirse en imagen de una campaña que reclamaba la igualdad de género. Y el año pasado, Mark Ruffalo contó la experiencia personal de su madre para defender los derechos reproductivos femeninos. Otros, como el cantante y actor John Legend, llaman al activismo: “Todos los hombres deberían ser feministas. Si ellos se preocuparan por los derechos de las mujeres, el mundo sería un sitio mejor”.